Mujer y Salud
La imagen y la autoexigencia
Tribuna libre
No es fácil que una sociedad que vive en democracia desde hace décadas adquiera nuevos derechos. Las bases están asentadas, los sistemas funcionan y se trabaja en la mejora de las medidas que ya existen, pero dotar a toda la sociedad de nuevos derechos no es fácil.
A pesar de todo, el pasado viernes 29 de mayo el Consejo de Ministros aprobaba el Ingreso Mínimo Vital, un nuevo derecho del que se beneficiará cualquier ciudadano si se encuentra en una situación de vulnerabilidad. Un nuevo derecho que viene a sumarse a otros conseguidos por el partido socialista en los últimos años y que fueron un revulsivo en nuestra sociedad, como la Ley de Dependencia o la Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora el partido socialista vuelve a ser referente en materia de justicia social con una medida valiente, que refuerza el estado del bienestar y que era importante tomar con decisión y determinación justo en estos momentos en los que estamos viviendo una situación dramática. Precisamente esa misma mañana del 29 de mayo había visto a varios gaditanos y gaditanas haciendo cola en la plaza de la Catedral, las mismas colas que por desgracia se repiten en todas las ciudades de España. Y esa imagen y la noticia de la aprobación del ingreso mínimo vital me hacían reafirmarme en que los avances sociales siempre vienen de mano de los gobiernos progresistas y de izquierdas como el PSOE, que de verdad no deja a nadie atrás, que no miran hacia otro lado ante un problema estructural de nuestra sociedad y que realmente consiguen fortalecer la democracia.
Las personas que sufren exclusión social o pobreza severa carecen en la mayoría de los casos de una red de protección; y es el Estado quien le debe aportar esa seguridad, esa red de seguridad que acabe en la medida de lo posible con las desigualdades porque en eso consiste el estado del bienestar. Y con medidas como el Ingreso Mínimo Vital, que ya se aplicaba en casi todos los países de la Unión Europea, garantizamos esa asistencia, que por supuesto debe ir acompañada de medidas en materia de empleo y formación para garantizar que la persona dispone de las herramientas necesarias para salir de la situación de vulnerabilidad.
Reconozco que también he escuchado durante este fin de semana que esta medida tiene como consecuencia que se cronifique la pobreza, pero eso no es cierto. Esta medida social es mucho más, esta medida aporta dignidad a las personas y es un efecto paliativo que ayuda a tener fuerzas para emprender la búsqueda de empleo. Así que no permitamos que prejuicios como este, sin ningún tipo de fundamento, restrinja nuestro estado de bienestar.
Todos sabemos los índices de desempleo que por desgracia vive la ciudad de Cádiz y las consecuencias de esta nueva crisis en la que nos encontramos, pero por eso precisamente ahora más que nunca este Ingreso Mínimo Vital es básico para algunos de nuestros vecinos y vecinas.
Y aunque esta medida sea de ámbito nacional, desde los Ayuntamientos se puede hacer mucho para garantizar que esta medida llegue a todos aquellos que lo necesiten. Tanto la labor informativa a través de las asociaciones, como de asesoría a la hora de inscribirse van a ser necesarias, y desde las administraciones publicas debemos estar a la altura, y favorecer que el Ingreso Mínimo Vital sea el salvavidas de muchas familias en nuestra ciudad que necesitan esta renta mínima para salir de la difícil situación en la que están inmersas.
Sigamos por esta senda de la consecución de nuevos derechos, ese es el camino para evitar las desigualdades y para allanar el camino a los más desfavorecidos, un compromiso adquirido por el propio Pedro Sánchez en 2015 y que hoy es una realidad, porque esa es la senda del partido socialista, evitar que nadie se quede atrás.
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