Sentadilla asiática: en qué consiste y por qué no resulta tan cómoda para todos
Beneficios de la sentadilla asiática
La sentadilla asiática es perfecta para descansar y una gran aliada para prevenir problemas de estreñimiento
Caminar no es solo cuestión de motivación: la clave está en el diseño de las ciudades
Durante las vacaciones, es muy común hacer turismo por las diferentes ciudades y pasar muchas horas de pie. Así que algunas personas tienen sus trucos para no cansarse tanto. Los asiáticos han arrasado con su sentadilla que elevan a estar sentado en una silla. Esta es una postura en la que la persona se coloca de cuclillas, con los pies completamente apoyados en el suelo, las rodillas flexionadas al máximo y los glúteos casi tocando el suelo. Aunque en muchas partes se percibe como incómoda o difícil de mantener, en países de Asia, África o Latinoamérica es un gesto natural que forma parte de la vida diaria.
La sentadilla asiática exige gran movilidad en tobillos, cadera y rodillas, así como fuerza en la musculatura del corazón y estabilidad postural. En algunos países la tasa de sedentarismo es muy alta y, es por eso que cuesta más mantener esta postura debido al uso de sillas desde la infancia y el escaso trabajo de movilidad articular. La sentadilla es común para descansar cuando se está de pie durante mucho tiempo en un sitio donde no hay asientos. El cuerpo se adapta a la perfección y se mantiene esta capacidad toda la vida.
Beneficios de la sentadilla asiática
Entre los beneficios que aportan las sentadillas asiáticas, ofrecen movilidad articular, mejorando la flexibilidad de tobillos, rodillas y caderas, reduciendo la rigidez y previniendo lesiones. Se fortalecen los músculos, activando los glúteos, los cuádriceps y el abdomen, sosteniendo el peso corporal sin esfuerzo. La mejora de la circulación es clave, favoreciendo el flujo de la sangre por todo el cuerpo. Esa postura ayuda a reducir los problemas de estreñimiento o hemorroides. Es la mejor opción para entrenar el equilibrio y la coordinación, siendo muy útil en la práctica de deporte y en la vida diaria.
Cómo empezar a practicarla
Aunque puede parecer fácil, es una actividad que se debe hacer gradualmente. Al principio lo ideal es apoyarse en la pared o en una barra para no perder el equilibrio. Los pies deben estar separados con el ancho de la cadera y apuntando ligeramente hacia afuera. El peso lo mantienen los talones, evitando que los pies se levanten. En las primeras ocasiones que se lleven a cabo, se debe estar pocos segundos e ir incrementando poco a poco hasta poder llegar a cinco o diez minutos. Para facilitar el progreso se recomienda realizar otros ejercicios como estiramientos de tobillos y aperturas de caderas que facilitan el progreso.
Posibles dificultades
Algunas personas deben tener más cuidado al practicarlo, por ejemplo las que tienen acortamiento de gemelos o isquiotibiales que no tienen que bajar completamente. Las que sufren problemas de rodillas tendrían que consultar a un fisioterapeuta y el exceso de peso corporal puede dificultar la postura por la presión articular.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Quirónsalud