La Semana Santa de Sevilla necesita una gran reforma y ya se están dando los pasos para ello. El Consejo de Cofradía ha citado el próximo martes a todas las hermandades de penitencia a un reunión en la que se darán a conocer los criterios generales con los que se acometerá esta necesaria reforma.

Tras el inmovilismo de los últimos años, en los que sólo el Martes Santo ha acometido distintas pruebas para mejorar el día, el Consejo se ha decido a poner solución a los importantes problemas de horarios e itinerarios que mantiene en jaque a diversas jornadas, como la Madrugada, el Domingo de Ramos o el Míercoles Santo. Lo anunció el presidente Vélez la pasada cuaresma, "es el momento de replantearse muchas cosas"; y lo aseveraba el Ayuntamiento, quien por boca del delegado de Gobernación y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, advertía de que los cambios eran imprescindibles, y deslizaba que sólo había dos maneras de acometerlos: o regulando el número de nazarenos o con los cambios de horarios, itinerarios y puestos dentro de cada jornada.

En la reunión del próximo martes los hermanos mayores, o sus representantes, conocerán cuáles son los criterios generales que el Consejo ha decidido para la reforma de los días y un análisis en profundidad de los mismos. Estos criterios pueden ser muy parecidos a los que el Martes Santo lleva poniendo en marcha en los últimos años.

Los hermanos mayores de este día presentan propuestas de reforma que se estudian junto al delegado y se evalúan. Se califican en función de que sean más o menos viables y si se acuerda se lleva a la práctica. Así hasta que se hayan probado todas las variables presentadas y calificadas como posibles. Después de ensayar todas ellas, y tras la valoración, las hermandades podrán votar por la más positiva para cada una de ellas, pudiendo adoptarse un nueva ordenación de manera definitiva por mayoría simple.

La convocatoria de la reunión.

Para ello, las hermandades del Martes Santo cuentan con una serie de criterios que han puesto por escrito, como la alternancia en la entrada en la carrera oficial o la salida de la Catedral, u otros condicionantes de tiempo y espacio. Por ejemplo, una propuesta de cambio quedaría descartada si supone que una cofradía incremente su estancia en la calle en más de dos horas. La opinión del delegado, que también hace sus propuestas, es también importante. Además es quien establece qué soluciones son más viables que otras, poniéndole una etiqueta que va de la A a la D.

El Consejo también debe dar a conocer a las hermandades los conteos de los cortejos realizados el año pasado. Estos sólo se realizaron si se completó normalmente la jornada, por lo que no están disponibles los del Lunes y el Martes Santo. Con estos datos, el Consejo ajusta los tiempos de paso de cada una de las hermandades por la carrera oficial. Para ello también estableció unos criterios antes de la pandemia.

No parece probable que el Consejo adopte una postura sobre una posible limitación de nazarenos, puesto que esto sería potestad de cada hermandad. Algunas de ellas ya han señalado que están a favor de que sea cada corporación la que adopte las soluciones que considere más oportuna sobre su cortejo.