La IA le da vida al Cachorro y el resultado es impactante

La imagen tan realista de este Cristo sevillano ha impacto a miles de seguidores en las redes sociales

¿Por qué llaman El Cachorro al Cristo de la Expiración?

El Cachorro en su Basílica
El Cachorro en su Basílica / Pablo Lastrucci

La Inteligencia Artificial ha demostrado que puede hacer cosas impensables y además en tiempo récord. La creatividad de este herramienta sorprende a todos y el uso principal que se le está dando es para hacer ilustraciones ya sea para carteles, portadas de libros o incluso la composición de algunos textos. No obstante, hay quién ha pensado en recrear cómo sería la cara de la persona que inspiró al escultor sevillano Francisco Antonio Gijón para crear la imagen del Cristo de la Expiración.

Según los rasgos de la talla creada por el escultor, la IA ha hecho una propuesta de cómo podría haber sido la imagen real de este Cristo si hubiera sido una persona. El resultado es impresionante ya que dota de vida a la imagen y hace mucho más realista y humano a este Cristo que está exhalando su último aliento antes de morir. La cuenta original que publicó esta imagen en TikTok fue Mundo cofrade y se ha vuelto viral en Instagram cuando la compartió la cuenta de @ercofrade.

La estampa deja boquiabierto a todo aquél que la contempla y muestra al Cristo del Cachorro con los ojos claros, en una tonalidad verde, con el cabello largo y la barba también; el ceño fruncido y la boca semiabierta con la que se presupone que deja escapar su último aliento de vida.

Los usuarios de las redes no han dudado en mostrar su asombro al encontrarse una imagen tan realista de este Cristo sevillano que procesiona los Viernes Santos desde el barrio de Triana hasta la Catedral de Sevilla para gozo de todos los cofrades.

Así nace la leyenda de porqué al Cristo de la Expiración se le llama Cristo del Cachorro

Esta historia que data del siglo XVII y se ha extraído del libro Leyendas, Tradiciones y Curiosidades Históricas de la Semana Santa de Sevilla, de Vicente Rus y Federico García de la Concha.

En este libro se cuenta que en Triana vivía un gitano que tenía como apodo "Cachorro" y que cada día cruzaba el puente de barcas para ir a Sevilla a encontrarse con una mujer, entonces, un hombre comenzó a sospechar de él porque pensaba que él podría ser el culpable de cometer adulterio con su propia esposa.

La paranoia y los celos consumían a este hombre y un buen día aprovechó que el gitano iba a la venta Vela para esperarlo escondido y apuñalarlo hasta siete veces, mientras el "Cachorro" sacaba agua del pozo que había dentro de la venta.

Las siete puñaladas asestadas por su verdugo resultaron mortales para el gitano y se asegura que en el momento en el que se produjo este asesinato estaba presente en la venta el escultor sevillano Francisco Antonio Gijón. Él pudo observar cómo agonizaba el "Cachorro" y esos momentos se quedaron grabados en su mente, retrató la cara del difunto en un carboncillo y luego la plasmó en el Cristo de la Expiración.

Ese rostro moribundo y dando su último suspiro de vida es la viva imagen de un gitano de Triana que fue a morir por un ataque de celos infundados. Porque según cuenta la leyenda, la justicia intervino y se averiguó que efectivamente el "Cachorro" visitaba cada día a una mujer en Sevilla pero no era la esposa del señor que terminó con su vida, sino su propia hermana bastarda.

Que por no querer dañar su reputación y no perjudicarla había mantenido en secreto que era a ella a quien iba a ver. Ese secreto le terminó costando la vida pero su recuerdo permanece vivo en la talla del Cristo de la Expiración, la leyenda incluso cuenta que cuando procesionó el Cristo por primera vez en 1682 algunos vecinos del barrio de Triana exclamaron "¡Mirad, si es el cachorro!".

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