Primer viernes de marzo en Sevilla con aroma de normalidad

El arzobispo Saiz preside la eucaristía y el vía crucis de la Pía Unión en la Casa de Pilatos

El vía crucis del Señor de la Sentencia congregó una multitud y a un cortejo de 900 hermanos

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Nuestro Padre Jesús de la Sentencia en su vía crucis

Con el ambiente de siempre. Así ha transcurrido el primer viernes de marzo en Sevilla, que este año ha coincidido con el de la cuaresma. Hay ganas de cofradías y eso se nota en cada acto y en cada culto que celebran las hermandades. Si en las jornadas previas ya se habían registrado importantes bullas, una muestra fue el multitudinario traslado del Cristo de las Tres Caídas del pasado lunes, lo vivido este viernes no le ha ido a la zaga. Tras el paréntesis del año pasado, se ha vuelto a celebrar el vía crucis de la Pía Unión, con el estreno del arzobispo Saiz. En San Antonio Abad o Santa Genoveva han sido legión los que han acudido a encontrarse con el Dulcísimo Nazareno y con el Cautivo. Los vía crucis de la Macarena, el Cerro o San Pablo se han seguido masivamente. Y en la calle Alcaicería se han vuelto a ver las bullas para hacerse un capirote. Bendita normalidad.

Una de las citas capitales del primer viernes de marzo en Sevilla es la Casa de Pilatos. Hace 502 años que don Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa y adelantado mayor de Andalucía, instauraba en la ciudad la práctica del vía crucis tras regresar de su periplo por Tierra Santa. Rezo piadoso que puede ser considerado como el inicio de la Semana Santa tal y como hoy se conoce. Así lo ha recordado el arzobispo en su homilía. Monseñor Saiz, que ha acudido su primera cita con la Pía Unión, ha instado a todos a “celebrar el vía crucis recordando el camino del Señor hasta el Calvario y su muerte en la cruz”. La eucaristía se ha vuelto a celebrar en las antiguas caballerizas, un espacio más amplio que la capilla de la Flagelación que, no obstante, se ha llenado de hermanos mayores, fieles, devotos y algún que otro turista que ha aprovechado la ocasión para disfrutar de uno de los palacios más bellos de la ciudad.

Vía crucis de la Pía Unión en la Casa de Pilatos.
Vía crucis de la Pía Unión en la Casa de Pilatos. / Juan Carlos Muñoz

Monseñor Saiz ha lanzado un claro mensaje de cómo hay que vivir la cuaresma que recién acaba de empezar: ayunar de las cosas superfluas, conversión profunda, tener muy presentes a los hermanos que sufren... El arzobispo ha pedido a los cofrades no caer en la relajación y la rutina e instó a “mantener la tensión espiritual, el corazón y el entendimiento abierto en este momento de gracia especialísima de Dios”.

Eran muchas las personas que recorrían el bello itinerario que conecta la Casa de Pilatos con San Ildefonso para encontrarse con el Cautivo. Por la tarde apenas quedaba espacio en las grandes mesas para colocar las velas de promesa. Es esta una de las devociones antiguas de la ciudad que resiste el paso del tiempo y las modas y que sigue congregando a muchos fieles cada viernes de marzo. La visita a San Ildefonso es también una oportunidad para deleitarse con algunas de las joyas que alberga el templo decimonónico: la Virgen del Coral, la bellísima Virgen de la Esperanza o la Piedad atribuida a Cristóbal Ramos.

Las devotas le ponen velas al Cautivo de San Ildefonso.
Las devotas le ponen velas al Cautivo de San Ildefonso. / Juan Carlos Vázquez

Ha vuelto a recorrer las calles tras un año de ausencia el vía crucis con el Señor de la Sentencia. Multitudinario y solemne, es una muestra de las ganas que hay de reencontrarse con las cofradías en la calle. Así lo entiende el público y los hermanos, que en un número que rondó los 900 participó del cortejo. También ha habido rezos públicos en otros barrios de la ciudad, como el Cerro, el Polígono de San Pablo o Bellavista.

Y no sería primer viernes de marzo sin el Dulcísimo Nazareno de San Antonio Abad. Colas para venerar a Jesús Nazareno y charlas distendidas de los hermanos en el atrio. La normalidad ha sido el aroma de este viernes que conduce inexorablemente al reencuentro con la Semana Santa de siempre.

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