El Palquillo

Lo que la Semana Santa enseña: la Batalla de las Azores y el Jueves Santo

El misterio de la Quinta Angustia nos recuerda un episodio naval del siglo XVI

El misterio de la Quinta Angustia nos recuerda un episodio naval del siglo XVI / Juan Carlos Muñoz

1582. Sevilla se alzaba como epicentro comercial del planeta. Apenas un siglo después del descubrimiento de América, la ciudad ejercía un papel preponderante en el plano de la evangelización del Nuevo Mundo. Un embrionario barroco se gestaba en las artes europeas, y en conventos y barrios se congregaban reducidos grupos de fieles para orar, rezar y fundar las que serían las primeras hermandades de nuestra ciudad, herramientas esenciales para asegurar la pervivencia de la unidad de la Iglesia en un contexto reformista y revolucionario. 

Precisamente en enero de aquel año, Felipe II dio orden a sus flotas navales de conquistar el último reducto de las islas Azores occidentales, territorio que también anhelaba la escuadra francesa. El rey designó a Álvaro de Bazán, capitán de las galeras españolas, para comandar esta expedición. Los buques, construidos en Sevilla y en Lisboa, partieron hacia estas islas para librar el combate de la isla Terceira. En el otro bando, los franceses, capitaneados por el italiano Felipe Strozzi, mariscal. A finales del mes de julio se desencadenó una batalla de cinco días que se saldó con la victoria española y que causó miles de bajas, entre ellas, la del almirante Strozzi. Su barco portaba unos excepcionales faroles que don Álvaro de Bazán tomó como preciado botín por su hermosísima factura y su elegante diseño. 

Los faroles del misterio de la Quinta Angustia Los faroles del misterio de la Quinta Angustia

Los faroles del misterio de la Quinta Angustia / Juan Carlos Muñoz

Mientras tanto, en Sevilla, la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús (hoy conocida como la de La Quinta Angustia) en aquel 1582 encargó a Jerónimo Hernández la ejecución de una talla del Dulce Nombre y de un Resucitado, que hoy día se pueden aún contemplar en la capilla de la corporación en la Real Iglesia de la Magdalena, donde antes se levantaba el dominico Convento de San Pablo. La hermandad, que residía en una capilla propia en el barrio de los Humeros tras fundarse en San Vicente, había visto aprobadas sus reglas en 1574. 

Un paso de misterio

Siglos después, recién llegado el año 1900, Cayetano Sánchez Pineda, que era Académico de Bellas Artes, proyecta para la hermandad del Descendimiento un canasto único a base de bronce, ébano, caoba y palo de rosa. El llamador, de Joaquín Bilbao, colmata un conjunto de singulares proporciones y líneas. Iluminando el misterio sobrecogedor de la Quinta Angustia, se disponen una serie de faroles inspirados en aquellos que, en 1582, pespuntearon las aguas portuguesas en la proa del barco del almirante Strozzi. Los originales se salvaron, y hoy día pueden contemplarse en el Museo Naval de Madrid. Y en el Jueves Santo de Sevilla. 

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