Crónica del Viernes de Dolores

Semana Santa en Sevilla 2021: Viernes de Dolores de resignación y fe

  • Sevilla se echa a la calle en los últimos días de la cuaresma para guardar cola bajo la supervisión policial y venerar a sus devociones en una jornada soleada pero sin procesiones

  • Fotogalería: Ambiente del Viernes de Dolores en Sevilla

El Viernes de Dolores Sevilla salió a la calle. Muchos se quedaron en sus casas, pero otros muchos decidieron vivir intensamente la primera víspera de la Semana Santa. La gente estuvo, sobre todo, al aire libre. Guardando cola para entrar en los templos o llenando los veladores de los bares. En las iglesias, el tiempo justo. Minutos que valen oro tras un año de pandemia.

La Policía Local marcó las reglas de la nueva normalidad cofradiera desde por la mañana. Controló el acceso a los templos, de los que brotaba una fila de fieles en concurridos lugares como la Plaza de San Lorenzo o la trianera calle Pureza. Una hilera de pacientes cofrades. De norte a sur de la ciudad se repitió esta estampa. De Pino Montano a Bellavista, pasando por Rochelambert, el Sagrario o el Claret. Varios miembros del Consejo de Hermandades y Cofradías junto al delegado diocesano de ellas, Marcelino Manzano, recorrieron cariñosamente los templos desde los que cada Viernes de Dolores se inaugura la decena santa. Es decir, los desfiles procesionales que abarcan diez días entorno a la primera luna de la primavera.

No sólo fueron protagonistas las habituales del Viernes de Dolores. La certeza de saber que tampoco saldrán el resto de cofradías las convirtió en focos de atención antes de que llegaran sus días de estación de penitencia. Fueron paso obligado para los devotos de tallas como la Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque, el Cristo de la Vera Cruz, el Cristo de la Caridad de Santa Marta o la Virgen del Refugio de San Bernardo. El término veneración es el más repetido en las iglesias de Sevilla estos días. Es la medicina contra una pandemia que impide besar manos, portar cruces y levantar pasos. Entre la resignación y la fe parece dividirse el corazón de los cofrades, que devoran ansiosos el menú que las hermandades y las instituciones han preparado para ellos en estas semanas. Las colas también fueron cosa de exposiciones y conciertos, que mantienen a Sevilla como epicentro de la cultura sacra un año más.

Todo es muy diferente a la primavera del pasado año. La ciudad no parece temer al virus y, de no ser por las mascarillas, el ambiente en muchos puntos de la capital andaluza podría ser el de cualquier otra cuaresma. Aunque con la notable salvedad de la desaparición de las bullas. Las de salida, las de saludo y las de entrada. La primera jornada de la Semana Santa de la distancia dibujó un panorama que se acrecentará cuando lleguen días señalados como el de mañana, Domingo de Ramos, o el del Jueves Santo. Sevilla se prepara para ellos. Se arma de paciencia en las colas alrededor de las iglesias y se resigna con fe a que este haya sido el último Viernes de Dolores sin lluvias desde el cielo y sin cofradías discurriendo por sus itinerarios.

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