Tras dos días en los que la lluvia se había convertido en protagonista, el Martes Santo también estuvo marcado por este fenómeno atmosférico, aunque esta vez iba a venir acompañada de un aliado que no había aparecido hasta el momento: el frío. Y es que los termómetros bajaron por primera vez en toda la Semana Santa de Sevilla hasta convertirse en el peor de los enemigos.
A pesar de las predicciones desfavorables, la Hermandad del Cerro del Águila decidía realizar estación de Penitencia hacia la Catedral de Sevilla. Algunas lluvias ocasionales no frenaron a la Virgen de Los Dolores en dirección al centro de la ciudad. La Hermandad de San Benito también quiso despertar la ilusión de todo un barrio, el de La Calzá, para salir de su iglesia que se encontraba del público expectante.
Más tarde, las hermandades del Dulce Nombre, La Candelaria y San Esteban tomaban la misma determinación que sus dos predecesoras en el Martes Santo a sabiendas de las posibles precipitaciones, ya que la capital hispalense se encontró durante toda la jornada con el cielo encapotado.
Por su parte, las hermandades de la noche, como Los Estudiantes, Los Javieres y Santa Cruz, decidieron no procesionar por las calles de Sevilla por el inminente peligro de precipitaciones sobre la capital hispalense.
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