Antonio Bejarano deja de ser vestidor de la Virgen de las Tristezas

El vestidor ha presentado su dimisión en el cargo

La hermandad ha agradecido "su magnífico trabajo y le desea el mayor éxito"

El fabuloso órgano de la iglesia del Salvador volverá a sonar para la Semana Santa de 2025

La Virgen de las Tristezas el Lunes Santo de 2023
La Virgen de las Tristezas el Lunes Santo de 2023 / Juan Carlos Vázquez

Una impronta que marcó época y que ahora llega a su fin. Antonio Bejarano deja de ser el vestidor de la Virgen de las Tristezas. La hermandad de la Vera Cruz ha anunciado a través de sus medios oficiales que el cofrade ya no será el encargado de vestir a la dolorosa titular, una labor que venía desempeñando desde hace veinte años.

El propio Bejarano ha cesado en el cargo tras presentar su dimisión a la junta de gobierno. La cofradía del Lunes Santo, en una nota, "le agradece su magnífico trabajo y le desea el mayor éxito en su dedicación con las Sagradas Imágenes", señala. 

Su llegada a la hermandad de la Vera Cruz y su modo de vestir a la imagen de Illanes permitió descubrir esta talla a buena parte del sector cofradiero, a través de técnicas como el despeje de la frente para la contemplación del pelo tallado,la posición de las manos, la retirada de la corona dorada y la toca de sobremanto. Fue la primera corporación penitencial (si bien vestía anteriormente a la Virgen de los Dolores de San José Obrero o a la Pastora de Capuchinos, hace ya tres décadas) a la que llegó como vestidor, sustituyendo a un referente como Antonio Garduño. 

Actualmente, Antonio Bejarano es uno de los vestidores más prestigiosos y acreditados de toda Andalucía, y viste en la capital hispalense a diferentes dolorosas como la Virgen de las Angusitas de Los Gitanos, la Virgen de Montserrat, la Salud de San Gonzalo, la Virgen del Valle o la Virgen de la Hiniesta, así como a numerosas imágenes de otros puntos de la geografía como Alcalá de Guadaíra, Antequera, Écija o Jerez de la Frontera. Su huella definitiva en su modo de vestir la alcanzó vistiendo a la Virgen del Amor de Sanlúcar de Barrameda, una extraordinaria dolorosa, de las más singulares de la provincia gaditana.

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