Obra Social de las Hermandades

La ayuda en el camino a la libertad de la Fundación Prolibertas

  • Por la casa de Prolibertas en Sevilla pasan una media de 50 o 60 personas al año

Entre las personas que acuden a Prolibertas están madres con hijos

Entre las personas que acuden a Prolibertas están madres con hijos / Belén Vargas

La ayuda de las hermandades a través de su obra social casi siempre suelen tener algún tipo de vinculación con la inspiración que sigue la hermandad. La Fundación Prolibertas, que pertenece a la orden trinitaria, recibe ayuda tanto de la Hermandad de la Sagrada Trinidad como del Cautivo del Polígono de San Pablo y, este año, también se ha sumado a las aportaciones La Macarena. Toda ayuda es poca.

Hay una procesión callada y casi cotidiana que pasa desapercibida durante todo el año porque no hay horarios de papeleta de sitio ni estrenos que aumenten el patrimonio. Es una estación de penitencia lejos de flores y bandas de música que tiene más que ver con la obra asistencial de las hermandades. Aunque algunas de la corporaciones tienen su propia fundación, en la mayoría de las ocasiones lo que hacen las corporaciones es ayudar a organizaciones.

Prolibertas está impulsada por los trinitarios de la Provincia Sur y su objetivo es dar una formación integral a hombres y mujeres reclusos o ex reclusos, mujeres con hijos en situación de violencia, etc.En concreto, según explica Ana Redondo, educadora social y delegada de Prolibertas en Sevilla se acogen a lo reclusos en segundo (art. 182 y 100.2) y tercer grado. "Llegan a propuesta, en primer lugar a través de unas instancias que ellos mismos rellenan, del voluntariado de Pastoral Penitenciaria o de la junta de tratamiento que considera que, o bien no existen vínculos familiares, o estos no son los adecuados para una futura inserción en la sociedad".

Brígida Santos y Ana Redondo, integradora y delegada de Prolibertas en Sevilla Brígida Santos y Ana Redondo, integradora y delegada de Prolibertas en Sevilla

Brígida Santos y Ana Redondo, integradora y delegada de Prolibertas en Sevilla / Belén Vargas

Una vez que llega la solicitud, los visitamos en su módulo y tras una entrevista profunda, con su firma, el cento penitenciario proporciona a Prolibertas el informe social, médico y la situación penal. Se estudia el caso y se emite un informe al respecto.

En el centro de Sevilla –la Fundación cuenta también con sedes en Algeciras y Antequera –se acogen a hombres mayores de 18 años procedentes de los centros penitenciarios o de menores en los que hayan cumplido ya la mayoría de edad. Desde el año 2012 también llegan a esta sede mujeres con o sin menores a su cargo.

"Nos dimos cuenta que las mujeres mayores de 35 años se quedaban fuera de muchos de los programas dirigidos a la población reclusa o ex reclusas", explica Brígida Santos, la integradora de Prolibertas.El objetivo final es la reinserción o la inclusión total en la sociedad de las personas que han pasado por la cárcel. De hecho, Prolibertas tienen en Algeciras una escuela de hostelería para personas en libertad condicional o total donde pueden asistir a un curso de tres meses que incluye prácticas laborales.

Tanto Ana Redondo como Brígida Santos afirman que el problema principal que tienen estas personas es el desarraigo. La casa de Sevilla dispone de un total de 10 plazas que, al tratarse de personas en régimen carcelario que suponen permisos, permite tener una media de 50 o 60 personas al año. Actualmente tienen a cuatro mujeres con sus hijos y 30 hombres.

Talleres

Pero no se trata sólo de tener un techo en el que dormir o vivir durante los permisos.Prolibertas ofrece a estas personas talleres como economía doméstica, empoderamiento, desarrollo personal, etc. “Se trata de, en la medida de lo posible, darle las herramientas necesarias para que puedan valerse por sí mismos cuando salgan de prisión”, explica Redondo.

El trabajo con las madres y los hijos es muy importante El trabajo con las madres y los hijos es muy importante

El trabajo con las madres y los hijos es muy importante / Belén Vargas

Este año, como novedad, tienen el taller de prevención de conductas, formas pacíficas de solución de conflictos, etc.Prolibertas tiene en Sevilla tres trabajadores en la casa y 16 voluntarios que se encargan del traslado de los beneficiarios, el ropero, el almacén, etc.

Arreglar las vidas

Una organización que beneficia a personas como María y María Ángeles, “lo mejor es que es una familia” tanto para ellas como para sus hijos. Estas dos mujeres están internas con sus pequeños en la Unidad de Madres de la cárcel.

María, que es de origen ruso y cumple una condena de tres años, está convencida de que está recibiendo mucha ayuda para “saber cómo puedo arreglar mi vida” al salir de prisión. “Entrar en la cárcel te cambia la vida radicalmente”, asegura.

María Ángeles ha encadenaado hasta 13 años cumpliendo diferentes condenas con periodos de varios meses de libertad y es madre de dos hijos. Tiene experiencia en casas de acogida pero dice que estos es "completamente distinto". Para ella es muy importante el apoyo psicológico “y humano" que recibe en Prolibertas. “Incluso me han ayudado con mis hijos, porque el mayor es un poco nervioso".

Un momento de trabajo con las madres y sus hijos Un momento de trabajo con las madres y sus hijos

Un momento de trabajo con las madres y sus hijos / Belén Vargas

María tiene la necesidad de contarlo todo y habla sin parar de lo que supone estar en la casa de Prolibertas. "No creas, también nos regañan cuando llega el momento”, reconoce con una sonrisa en los labios. María Ángeles, por su parte, resume la situación en una frase certera. "Me siento apoyada".

Y es que, como reconocen Ana Redondo y Brígida Santos. “Somos una familia, nos alegramos con ellos, sufrimos con ellos”. En dfinitiva, se trata de hacerles ver que son capaces de vivir “una vida normal”. En definitiva, se trata de preparar a los reclusos que entran en contacto con la fundación para una vida normalizada dando las herramientas necesarias para conseguir una buena inserción social.

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