Fotos con Historia

Un bochorno más propio de épocas pasadas

  • Un inoportuno tapón. El Miércoles Santo de 2013 se produjo un encontronazo entre los Panaderos y la Lanzada tras un inoportuno aguacero que dio al traste con el día

La cruz de guía de la Lanzada aguarda impaciente a que el palio de la Virgen de Regla deje libre la calle Laraña.

La cruz de guía de la Lanzada aguarda impaciente a que el palio de la Virgen de Regla deje libre la calle Laraña. / M. G.

EL Miércoles Santo, 27 de marzo de 2013, comenzó con la triste suspensión de las salidas de la hermandades de la Sed, San Bernardo y el Buen Fin, y acabó con un regreso apresurado de las seis corporaciones que salieron y, entremedio, una estampa más propia de otros tiempos. Un inesperado aguacero que afectó a la ciudad sobre las 22:30, puso en jaque el regreso de las cofradía a sus sedes canónicas. En la Campana se encontraba la Hermandad de los Panaderos, mientras que por el Salvador y Cuna, la Lanzada se dirigía a su templo de San Martín.

Tras la imprevista lluvia, la Hermandad de los Panaderos decide suspender su estación de penitencia y regresar a su sede canónica, en la calle Orfila, a pocos metros de la Campana y de donde hacía pocos minutos que había salido la Virgen de Regla. Pero la vuelta de la cofradía a su sede canónica se eterniza. Se hace de manera muy parsimoniosa. El impresionante paso de misterio del Prendimiento se recrea en la Campana, mientras suenan las marchas de las Cigarreras. En el Palquillo, los miembros del Consejo no reacciona ante lo que está sucediendo. Después, se afirma que se desobedecieron las órdenes.

La tensión en los nazarenos de la Lanzada. La tensión en los nazarenos de la Lanzada.

La tensión en los nazarenos de la Lanzada. / M. G.

En la esquina entre Cuna y Laraña la tensión se recrudece. Hay zarandeos y palabras elevadas de tono. La Hermandad de la Lanzada, que no había suspendido su procesión, tenía preferencia de paso para regresar a su templo. Pero la calle Orfila está ocupada por los tramos de nazarenos de los Panaderos. La Policía Nacional se persona y pregunta qué tiene que hacer. La situación es un esperpento. De tiempos en blanco y negro cuando las cofradías se peleaban a ciriazos para ver cual pasaba primero. Llegó el palio de la Virgen de Regla al punto caliente bajo una clara pitada, mientras que el público ovacionó a la Lanzada, que tuvo que coger por Laraña y Amor de Dios para buscar su iglesia.

La tensión en los días siguientes fue evidente. El Consejo y el Ayuntamiento reprocharon públicamente a los Panaderos su actitud. La hermandad de Orfila se disculpó días más tarde con la Lanzada y echó la culpa a la prensa. Como no.

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