El Palquillo

Cuando la Semana Santa no entiende de religiones

  • Ilham Ennmer, una joven marroquí afincada en Sevilla, disfruta y se emociona con las cofradías y colabora en la exposición cofradiera ‘In Nomine Dei’

Ilham en la exposición ‘In nomine Dei’ ante la imagen que representa a la Fe.

Ilham en la exposición ‘In nomine Dei’ ante la imagen que representa a la Fe. / Juan Carlos Vázquez

Ver el saludo de San Gonzalo en el Baratillo y emocionarse, disfrutar de la cofradía del Silencio y sentir un pellizco, visitar la basílica de la Macarena y embriagarse con la belleza de la Virgen de la Esperanza... todo eso es perfectamente compatible con profesar la religión de Mahoma. El mejor ejemplo es el de Ilham Ennmer, una joven marroquí casada con un sevillano que disfruta de la Semana Santa y colabora con multitud de entidades católicas en la ayuda a inmigrantes. Ilham, además, colabora participa activamente en la exposición cofradiera In Nomine Dei, organizada por el Consejo de Cofradías en la Fundación Cajasol. Allí disfruta de destacadas obras de arte del patrimonio religioso como el manto de malla de la Macarena, el palio de la Virgen del Patrocinio o la portentosa imagen de Simón de Cirene de la Hermandad de San Isidoro.

Ilham, natural de Rabat, llegó a Sevilla como estudiante. En Marruecos había hecho biología y quería cursar también Farmacia, así que pensó en hacerlo en un país cercano al suyo y se decantó por aventurar se en Sevilla. Llegó hace 17 años. “Cuando vine a estudiar era la primera vez que salía de mi país. No conocía ni el idioma. Empezar de cero cuesta, pero al final España y Marruecos tienen muchas cosas en común”, comenta. En Sevilla conoció a su marido sevillano, también de religión musulmana.

La integración, una palabra que no le gusta demasiado, no fue un problema para ella. Siempre se ha sentido a gusto y la trataron bien desde el primer momento. Para conocer la ciudad, y empaparse del paisaje y el paisanaje, se la recorrió de norte a sur y de este a oeste a bordo de los tussam. Sus preferencias son las clásicas: “Me quedo con el centro, Triana, el barrio de Santa Cruz, donde me gusta perderme como una turista..." La vivienda la eligió próxima a su facultad.

"Cuando vine a estudiar era la primera vez que salía de mi país. No conocía ni el idioma. Empezar de cero cuesta, pero España y Marruecos tienen muchas cosas en común"

La Semana Santa la descubrió algunos años más tarde de llegar a la ciudad, ya que aprovechaba las vacaciones para regresar a casa, pero en cuanto la descubrió, supo valorarla y embriagarse de ella: “Ese año incluso vino mi madre. Fue muy bonito, incluso emotivo. El olor a incienso, la gente arreglada, tantas personas juntas y no había caos, la música... A partir de ahí cogía un programa y me ponía a ver las procesiones. Mi marido ha visto más Semanas Santas conmigo que antes”. De las hermandades destaca su parte religiosa y cultural, “se nota quien las ve por una cosa y por otra, y todo es muy respetable”, y afirma sin tapujos que, a pesar de la diferencias, hay que quedarse con los que nos une: “Uno de los pilares de mi religión es creer en todos los profetas. Evidentemente hay diferencias, pero todas convergen en lo mismo. Debe existir una buena convivencia. Yo me quedo con el trato a las personas”.

La emoción al ver San Gonzalo

Cuando se le pregunta por una cofradía, elige San Gonzalo: “Me gusta. La encontré una de las veces que salí a descubrir la Semana Santa. Era un momento que desconocía. El paso hizo un movimiento raro para mí. Me explicaron que era el saludo al Baratillo. Me gustó mucho. Esa emoción se contagia. Sentía la emoción de la gente que estaba allí”. A la Macarena la ve siempre y ha visitado muchas veces la basílica: “Es muy bonita. He entrado muchas veces. Es digno de ver. Cuando ha venido mi familia les he llevado”. Hace tres años, con el grupo de españoles con los que sale a ver la Semana Santa, consiguió ver el Silencio, una de sus asignaturas pendientes.

Ilham contempla el manto de malla de la Macarena. Ilham contempla el manto de malla de la Macarena.

Ilham contempla el manto de malla de la Macarena. / Juan Carlos Vázquez

Su labor en la exposición In nomine Dei

En la exposición In Nomine Dei ha estado colaborando hasta hace unos días, cuando por su trabajo como farmacéutica se ha tenido que marchar a Motril. De esta muestra en la que participan las setenta hermandades de penitencia de Sevilla destaca, sobre todo, lo que luce en el patio: “Los mantos de la Macarena, los Estudiantes, el palio del Cachorro... es todo muy bonito”. Se detiene en la imagen de Simón de Cirene de San Isidoro: “Está en el mejor lugar porque es impresionante”.

"A mí personalmente nunca me ha pasado nada raro. Puede ser que algunas personas por ignorancia y miedo tengan perjuicios. Pero una vez que nos conocemos todo cambia"

Esta farmacéutica, que también ha trabajado en la industria al ser directora técnica, se marcha un tiempo de Sevilla al no encontrar aquí un trabajo. Lo hace con pena por dejar una ciudad que le apasiona y en la que siempre se ha sentido bien: “A mí personalmente nunca me ha pasado nada raro. Puede ser que algunas personas por ignorancia y miedo tengan perjuicios. Pero una vez que nos conocemos todo cambia. Somos personas antes que nada. No sólo estamos aquí, como yo digo, también somos de aquí. Sevilla tiene varias culturas que conviven”. Su actitud integradora le ha llevado a estar siempre con españoles, ha disfrutado de la vida de estudiante, o de la gastronomía. “Los dulces que hacen las monjas son muy parecidos a los de mi abuela”, afirma. De su Rabat natal echa en falta la playa, aunque se conforma con pasear junto al Guadalquivir.

"Uno de los pilares de mi religión es creer en todos los profetas. Evidentemente hay diferencias, pero todas convergen en lo mismo. Yo me quedo con el trato a las personas”

Como persona tolerante anima a dejar atrás los clichés que tanto daño causan y apuesta por conocernos más y así desterrar el miedo y la ignorancia: “Todo eso repercute en la sociedad y al final. Deberíamos unirnos más que separarnos independientemente de nuestra religión”. Lo dice una musulmana, sevillana de adopción, que se emociona con la Semana Santa.

Una vida enfocada a ayudar a los demás

La vida de Ilham está enfocada a ayudar a los demás. “Todos somos migrantes. Alguna vez lo hemos sido”. Por ello colabora con multitud de iniciativas, la mayoría de entidades católicas. Lo hace como un deber y para socorrer a muchos compatriotas que no saben el idioma. Con la Asociación Claver de los jesuitas va asiduamente a Algeciras como intérprete y para acompañar a las personas que llegan de manera irregular. Echa un cable en Sevilla Acoge o en la Asociación Asia. También hace de intérprete en los Juzgados de Sevilla habitualmente. De las hermandades destaca la importante labor social que hacen y cómo, a través de muchas iniciativas, ayudan a cualquier persona independientemente de su fe. Ella misma ayuda a Cáritas en su labor.

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