El pasado sábado compartíamos una síntesis histórica de la creación del Santo Entierro Grande, una procesión motivada y auspiciada en buena medida por los Duques de Montpensier, que establecieron su corte en la ciudad de Sevilla y revitalizaron la Semana Santa para legitimarse socialmente. En aquel primer Santo Entierro Grande, el de 1850, tres años después de la primera feria de ganado (hoy día Feria de Abril) participaron diez pasos, que partieron desde la Iglesia de la Magdalena. Tal fue el éxito cosechado y la impresión causada en la ciudad (que padecía un estado de languidecimiento en su religiosidad popular) que tan solo cuatro años más tarde se decidió repetir este formato. 

El Gran Poder salió por primera vez en un Santo Entierro Grande en 1854

En aquel Santo Entierro Grande del 14 de abril de 1854, el segundo de nuestra historia, participaron un total de doce imágenes, dos más respecto al anterior. El cortejo, por lo tanto, quedaba compuesto por quince imágenes procesionales, que relacionamos a continuación: Sagrado Decreto, Sagrada Cena, Montesión, el Prendimiento, la Macarena, Cigarreras, Gran Poder, Humildad y Paciencia, Museo, Carretería, Quinta Angustia y Sagrada Mortaja. Repetían, con respecto a 1850, Montesión, los Panaderos, Humildad y Paciencia, las Tres Necesidades, el Museo y la Quinta Angustia. Las novedades eran el Decreto, la Cena, la Macarena, las Cigarreras y el Gran Poder.

A modo de curiosidad, que creemos conveniente exponer en este artículo para su mayor conocimiento y difusión, el cortejo partió desde la iglesia de San Francisco de Paula, nombre originario por el que apenas se la conoce hoy día. Sin embargo, es un templo indiscutiblemente asociado a la Semana Santa sevillana. Iremos desvelando datos y reseñas antes de dar con su nombre actual...

El Cristo de las Almas saliendo de San Francisco de Paula

Como iglesia conventual, se abrió en 1589, a finales del XVI, y poco tiempo después ofreció sede a diferentes cofradías como la Carretería (que estuvo allí casi doscientos años) y Las Cigarreras. La Hermandad de la Lanzada también estuvo en este templo durante dos etapas de su historia; tanta es su vinculación que una de sus estaciones de penitencia la realizó desde allí con el actual Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes. Incluso en el siglo XVIII, en 1728, recibió la visita de una huésped inesperada e inimaginable: la mismísima Macarena estuvo durante toda una semana refugiada en este templo tras sorprenderle la lluvia en la mañana del Viernes Santo. 

Las revueltas de 1868 acabaron por desmembrar todo su patrimonio, y durante veinte años recibió culto evangélico. Finalmente, en 1887 recuperó el culto católico y los Jesuitas se alzaron como nuevos dueños del cenobio. En nuestros días se conoce como la iglesia del Sagrado Corazón, situada en la antigua calle de las Palmas, hoy Jesús del Gran Poder. En sus entrañas se gestó la actual Hermandad de los Javieres, en la que fue la última presencia de hermandades en este templo tan emblemático para nuestra ciudad y sus cofradías.