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La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

Diez sitios recomendados donde ver la Semana Santa de Sevilla

Compartimos algunos enclaves icónicos para disfrutar de las cofradías sevillanas

Desde los barrios hasta el centro, la ciudad se convierte en escenario único y trascendental para comprender el carácter de los cortejos

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El Gran Poder discurre por el Postigo en su regreso a San Lorenzo / Juan Carlos Vázquez

Durante estos siete días, la Ciudad en sí, en mayúsculas, se convierte en un factor trascendental y más que necesario para profundizar y conocer el carácter de la fiesta en todas sus manifestaciones.

La impronta milenaria de sus calles, su propia fisonomía, la geografía cultural y monumental y la diferenciación arquitectónica la convierten en un espacio donde las procesiones se ajustan a la perfección y parecen hechas a su medida y a su propio tiempo.

Y es que en la Semana Santa las calles cobran vida propia y casi ánimo propio. La Plaza del Salvador no es la misma bajo el sol del Domingo de Ramos cuando sale la Borriquita que cuando asoma por Álvarez Quintero la Cruz de Guía de la Soledad.

Tampoco lo es el puente de Triana cayendo la tarde en el palio de la Estrella que cuando el Nazareno regresa en la noche del Viernes Santo… Las calles adquieren el carácter de las cofradías y viceversa. Compartimos algunos enclaves recomendables para disfrutar de la Semana Santa en su máxima expresión.

La Amargura enfila la calle Feria / Víctor Rodríguez

Los barrios. Siempre será la primera opción por la autenticidad que atesoran. Muchas cofradías alcanzan el centro de la ciudad desde sus barrios, que se convierten en protagonistas cuando salen sus respectivas cofradías.

Alejados de restricciones y aforamientos, en los barrios se respira el carácter más popular y desacomplejado de las cofradías, que se liberan de inhibiciones. El Tiro de Línea con el Cautivo, el Cerro con su Virgen de los Dolores, San Bernardo con su cofradía o Triana con todas sus hermandades se convierten en epicentros obligatorios para disfrutar, en plenitud, de las hermandades.

El Cautivo por las calles del barrio una mañana de Lunes Santo / José Ángel García

Cuesta del Rosario

Nos adentramos ya en el Casco Histórico de la ciudad, donde se desarrollan todas las procesiones y recalan la mayoría de iglesias y cofradías.

Un lugar muy celebrado y demandado para ver cofradías es la Cuesta del Rosario, que recibe esa particular denominación a pesar de su casi imperceptible pendiente. Por ella pasan numerosas cofradías tanto a la ida como a la vuelta. Por nombrar algunas: San Pablo, San Benito, la Sed, la Exaltación, la Macarena o San Isidoro, cuya sede canónica se encuentra en las “alturas” de esta cuesta de amplio predicamento cofradiero.

Cuesta del Bacalao

Si conseguimos esquivar las vallas y los aforamientos (para ello debemos irnos con tiempo, porque el acceso se antoja más que complejo) la calle Argote de Molina es otro punto fundamental para disfrutar de las cofradías, que la toman como inicio de sus recorridos de regreso.

La Cena o la Amargura, Santa Marta, el Cerro este año como novedad, los Panaderos, Pasión o la Trinidad se encuentran entre los cortejos que suben esta cuesta denominada así por la escultura de un bacalao que, tradicionalmente, preside una de las esquinas de la calle.

La Alfalfa

De incuestionable sabor cofradiero, y aunque ha perdido cierta naturalidad, la Alfalfa siempre ha sido un punto por el que han transcurrido cofradías de todo estilo y condición, sobre todo, las que provienen del este de la ciudad y de su centro: San Benito, San Esteban, San Bernardo… Y otras que se han incorporado recientemente, como el Carmen, El Sol o el Beso de Judas. Además, las cofradías suelen recrearse (las que vienen de regreso, sobre todo) y desarrollan toda su personalidad.

El Puente de Triana

Frontera, nexo de unión, símbolo, icono… El puente de Isabel II, popularmente conocido como de Triana, es el paso obligado para las cofradías que vienen desde el viejo arrabal. Ya solo por su carácter fotogénico y por los planos que ofrece bien merece acercarse a ver todas las cofradías de Triana por este enclave.

Además, déjense sorprender por las levantás de los pasos, que convierten la leyenda en realidad: el puente tiembla cuando pasan sus hermandades… Especialmente sugerente es el discurrir del Cachorro en la tarde del Viernes Santo.

El misterio de la Estrella busca el puente de Triana / Juan Carlos Vázquez

La Plaza del Salvador

La segunda iglesia más grande de la ciudad y su emblemática fachada sirven como telón de fondo y escenario propicio para contemplar las cofradías. Más allá de las hermandades de Pasión o el Amor, una respetable nómina de cofradías pasan por delante de esta iglesia: Las Penas y Vera Cruz, la Candelaria, la Lanzada o los Negritos encuadran sus pasos en las barrocas líneas de este inmenso templo.

La calle Feria

Aunque por ella no transcurren demasiadas cofradías, es de las pocas arterias del casco antiguo que han conservado cierta independencia y autonomía identitaria.

Es una auténtica fiesta el Jueves Santo con Montesión; el Domingo de Ramos se viste de gala con la Amargura y en Resurrección de luz con la Aurora; contemporaneidad con el Carmen y sobriedad con los Javieres.

Y qué decir del Viernes por la mañana con la Virgen de la Esperanza…

El Postigo

Otro entorno que, a pesar de su escasa distancia con la Catedral, conserva su carácter fronterizo y su cometido de separación geográfica respecto a antiguos barrios como la Cestería, la Pajería o el actual Paseo de Colón.

Por el Postigo del Aceite transcurren numerosas cofradías que, en sus caminos de ida o de vuelta, lo emplean como una vía útil para sus estaciones de penitencia. La Paz, el Cerro o Santa Genoveva (cofradías del sur de la ciudad) pasan por sus aceitosos muros, así como el Gran Poder, la Quinta Angustia o el Calvario en sus respectivos regresos.

Aunque ha perdido encanto con los aforamientos, siempre ha sido un espacio ideal para esperar, sobre todo, a las cofradías de Triana.

El Cachorro pasa por la calle Castilla / Juan Carlos Muñoz

El Museo

No es un lugar especialmente transitado por cofradías, pero siempre ha preservado un sabor cofradiero especial. Más allá del imprescindible regreso de la cofradía del Museo, por sus calles aledañas transcurre el Gran Poder o el Calvario, y este año a buen seguro el Buen Fin.

También cerca pasa las Penas y las Siete Palabras, por lo que el eje Museo-San Vicente es perfecto para alejarnos del bullicio en pleno centro de la ciudad.

Encarnación-Doña María Coronel

Concluimos la relación de lugares recomendados con la más que cofrade Plaza de la Encarnación, que ha conseguido encajar su evolución y transformación urbanística con la celebración de la fiesta.

Por esta céntrica plaza discurren numerosas cofradías procedentes de distintas zonas de la ciudad: la Cena, la Redención, la Exaltación, la Hiniesta, Montesión, la Amargura…

Su entorno también es buena opción para disfrutar de las cofradías, desde la Plaza de San Pedro hasta doña María Coronel o la zona de San Andrés y San Martín.

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