"La Esperanza ha llevado el consuelo de la Madre y la ternura de Dios al Polígono Sur"
La Catedral de Sevilla ha acogido la misa pontifical de la misión evangelizadora de la Esperanza de Triana y del 75 aniversario del dogma de la Asunción
Itinerario y horario del regreso extraordinario de la Esperanza de Triana
La Catedral de Sevilla es este sábado el escenario de una jornada marcada por el gozo y la esperanza, con la celebración de la clausura de la Misión de la Esperanza de Triana. Esta mañana, solemnidad de Todos los Santos, se ha celebrado la misa pontifical presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses. Y por la tarde, a partir de las 16:00, tendrá lugar la procesión de gloria triunfal de regreso a Triana.
Este 1 de noviembre no sólo ha celebrado la culminación de la misión, sino que también se ha conmemorado el 75 aniversario de la proclamación del dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María. Este dogma fue proclamado solemnemente por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. En la liturgia, donde el cielo y la tierra se abrazaron, se ha dado gracias por los "frutos abundantes" de la misión, que se ha desarrollado durante el mes de octubre.
Monseñor Saiz Meneses ha enfocado su homilía en la vocación universal a la santidad, recordando que no es un ideal inalcanzable, sino una invitación a vivir en Cristo. Ha hecho una referencia a la "multitud inmensa de santos" y a "los santos de la puerta de al lado", una expresión utilizada por el Papa Francisco, quienes siguieron el Evangelio en lo ordinario y escondido.
La mirada se ha dirigido a la Virgen María, Reina de todos los Santos. Al celebrar el 75 aniversario de la Asunción, el prelado ha indicado que en Ella se contempla el triunfo de Cristo y "la victoria de la vida sobre la muerte", además del destino glorioso que espera a la humanidad redimida.
La Misión en el Polígono Sur: fe viva y consolación
El arzobispo ha destacado que la presencia de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana en la Catedral conmovía a los presentes. Durante la Misión, la imagen recorrió calles, templos, plazas, colegios, residencias y hogares, "llevando el consuelo de la Madre y la ternura de Dios".
La Misión, cuyo lema resonó como “un camino de esperanza”, se ha desarrollado en los barrios del Polígono Sur, una zona "tan herida por la pobreza y la exclusión". Estos barrios se transformaron en un "cenáculo de fe viva", donde se estrechó la comunión entre parroquias y hermandades.
Monseñor Saiz Meneses ha resaltado que la Misión ha recordado la llamada de la Iglesia a salir al encuentro de los hombres y mujeres donde viven, sufren y esperan. Citando al Papa Francisco, ha afirmado que se ha visto una Iglesia misionera y esperanzada, que el pontífice prefiere "accidentada, herida y manchada por salir a la calle" antes que "enferma por encerrarse en sí misma".
Gratitud y llamada a la transformación
El arzobispo ha expresado su gratitud a todos los que ha hecho posible este tiempo de gracia: párrocos, comunidades religiosas, voluntarios, catequistas y, especialmente, a la Hermandad de la Esperanza de Triana. Esta hermandad mostró su generosidad al llevar a su Virgen "más allá del arrabal, hasta los confines de la ciudad", haciendo visible el amor de Dios a los pobres.
Saiz Meneses ha recordado que la esperanza cristiana no es un sentimiento difuso, sino una persona: Cristo resucitado. En la advocación de la Esperanza, se refleja la virtud teologal que sostiene la vida del cristiano.
Finalmente, el arzobispo ha enfatizado que celebrar la Asunción y Todos los Santos impulsa a un mayor compromiso con la realidad. La esperanza cristiana "no es evasión, sino energía para transformar el mundo". Por último, encomendó la vida de la diócesis a María, Reina de Todos los Santos y Madre de la Esperanza, el prelado ha pedido que los frutos de la Misión permanezcan y se multipliquen, para que Sevilla sea una ciudad de fe viva, caridad activa y esperanza firme.
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