Rotunda. Así podríamos calificar a la Virgen de la Estrella, que ya se encuentra preparada para el traslado a Santa Ana que tendrá lugar en la tarde de este mismo sábado. La cofradía trianera celebra no solo el primer cuarto de siglo de la coronación canónica de la dolorosa, sino que también conmemora el 350 aniversario de la fusión de las dos primitivas cofradías: la de las Penas y la de la Estrella. 

La portentosa Virgen de la Estrella con el manto blanco

Por tal motivo, las imágenes titulares, que no pudieron salir por la lluvia el Domingo de Ramos, regresan a las calles de Triana en andas para presidir una función solemne en la parroquia de Santa Ana. El Señor de las Penas porta las potencias de oro de Juan Borrero (2000), sin soga y sin corona de espinas. Pero sí ha llamado poderosamente la atención la presentación de la Virgen, que luce radiante... Más si cabe. 

En concreto, la Estrella porta el manto blanco de la Esperanza de la Trinidad, pieza que gentilmente ha cedido la corporación del Sábado Santo para que lo luzca la dolorosa de la calle San Jacinto, sobre todo al encontrarnos inmersos en pleno tiempo pascual. Remata el conjunto la toca de sobremanto y la corona de la coronación, conformando una estampa exquisita tras las labores de Leandro González. 

El manto

Hasta hace unas décadas, la Esperanza de la Trinidad era conocida como "la Esperanza blanca", puesto que el palio (Elena Caro, 1944-1945) y el manto eran de color blanco hasta que el soporte pasó a ser verde en los años 80. De este modo, en el año 2006, la cofradía trinitaria encargó a Fernández y Enríquez, en 2006, la ejecución del actual manto blanco, y para el que se recuperaron algunas piezas antiguas. El diseño original era de Braulio Ruiz Sánchez y realizado por Dolores Olivera y Mercedes Plasencia.