Patrimonio

Una joya cerámica. Más de 20 años tras un azulejo de la Divina Pastora

  • La hermandad de la Pastora de Santa Marina logra hacerse con un retablo cerámico que reproduce la pintura de Alonso Tovar

  • La restauración la lleva a cabo la especialista Isabel Parente

El azulejo de la Divina Pastora ha permanecido todos estos años en un chalé de Nervión.

El azulejo de la Divina Pastora ha permanecido todos estos años en un chalé de Nervión. / M. G.

Desde hace 23 años Andrés Martín, actual hermano mayor de la Pastora de Santa Marina, lleva detrás de un retablo cerámico que reproduce esta iconografía netamente sevillana. La obra se encuentra en una vivienda de Nervión, situada en la antigua calle Tomás Murube, que ha pasado a manos de nuevos propietarios.

El motivo de este interés no es otro que la pintura que protagoniza el importante azulejo, que ahora restaura la especialista Isabel Parente una vez que la corporación de gloria se ha hecho con él. Se trata de una reproducción del motivo central que preside el simpecado de 1732, regalo del duque de Osuna y pintado por Alonso Miguel de Tovar.

Durante más de dos décadas Andrés Martín estuvo pendiente del futuro de esta residencia, levantada en los albores de la Exposición Iberoamericana de 1929. “Los vecinos me comentaban que iba a venderse, por eso estaba atento a que, en el momento en que se produjera el traspaso, la hermandad lograra el retablo”, recuerda el hermano mayor de la primitiva Pastora.

Un trámite que ha tenido lugar hace pocas semanas, después de que acabara el estado de alarma. Fue entonces cuando la corporación llegó a un acuerdo para que el azulejo fuera de su propiedad y no sufriera daños durante los trabajos acometidos para ser levantado del lugar que ha ocupado desde hace casi un siglo.

Primer plano del retablo cerámico cuando aún estaba colocado en el chalé. Primer plano del retablo cerámico cuando aún estaba colocado en el chalé.

Primer plano del retablo cerámico cuando aún estaba colocado en el chalé. / M. G.

La hermandad recauda ahora fondos para sufragar su adquisición y restauración, que acomete la ceramista y especialista en conservación de este tipo de obras, Isabel Parente. El retablo no está catalogado. Ni posee firma de autor ni fecha de ejecución. Todo indica que fue colocado en la vivienda después de su construcción, pues al quitarse se ha descubierto el hueco de una ventana. Tiene un 1,15 metros de alto y 80 centrímetros de anchura. Está rematado con un medio punto superior. Se encuentra elaborado con óxidos y pigmentos naturales.

La hermandad de la calle Amparo decidirá más adelante el lugar de su exposición pública. Debe recordarse que esta corporación posee uno de los azulejos más antiguo dedicado a una imagen mariana, que representa a su titular y que, fechado en 1903, se encuentra ahora en el patio de su actual capilla, tras ser rescatado de su segura pérdida en la fachada lateral de Santa Marina.

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