Lo militar y lo funcional: la evolución de los uniformes en las bandas de Semana Santa en Sevilla

La identidad de un colectivo, independientemente de sus fines o sus actividades, se constituye en base a una serie de símbolos, códigos o mensajes que, de manera pública, se exhiben o expresan en según qué situaciones. Pero sin género de dudas, lo visual, lo que percibimos ocularmente, desempeña asimismo una función de identificación clave para crear un estilo o una marca que ayuda al ojo ajeno a diferenciar y comprender esos manifestaciones.

El pasado sábado, la Agrupación Musical de la Redención estrenó su nueva uniformidad en un concierto ofrecido en la iglesia de Santiago. Con motivo de su cuadragésimo quinto aniversario, esta formación ha renovado su estética y modifica tanto el diseño como las tonalidades de su anterior vestimenta. Bajo el trazo de Paquili, la banda ha optado por la simplificación de las líneas y la condensación conceptual, a través de la inclusión de la corbata y la eliminación de hombreras, cinturones o botonaduras.

En estos últimos años hemos asistido, en mayor o menor medida, a una serie de cambios en la uniformidad de nuestras bandas, en todos sus estilos y géneros, pero especialmente en las formaciones de cristo: cornetas y tambores y agrupaciones musicales. Es este un fenómeno que no solo atañe a Sevilla, sino que también se ha expandido a otros puntos de Andalucía y España. Sin embargo, echando un vistazo a los últimos tiempos, observamos una ligera tendencia a la “desmilitarización” de los uniformes, pero sin perder en ningún caso los guiños históricos a la propia raíz de nuestras bandas: su vinculación con lo marcial.

De por sí, tanto las bandas de cornetas como las agrupaciones musicales abrigan un origen puramente militar: las primeras siguen el estilo de la Policía Armada y las segundas beben de la propia Guardia Civil. Aunque ya desde finales del XIX hallamos noticias de formaciones musicales compuestas por cornetas (instrumento eminentemente militar) y tambores, no es hasta principios del siglo siguiente cuando dichas formaciones (pertenecientes a cuarteles o regimientos) comienzan a acompañar musicalmente, en procesión, a nuestras imágenes. Décadas más tardes, ya alcanzando el ecuador del siglo XX, nacen las primeras formaciones “civiles”, dirigidas por músicos de experiencia militar que proporcionaban a sus componentes uniformes que procedían de las distintas intendencias.

Desde entonces, y hasta nuestros días, las formaciones musicales han mantenido estrechos vínculos “visuales” con el Ejército y su espíritu militar. Por ejemplo, la banda de la Centuria -que precisamente actualizó y modernizó su uniforme en 2018 pero sin perder su sello- inspira su vestimenta en el uniforme de gran gala del Ejército de Tierra español, debido a la relación de la hermandad con la Jefatura de la Fuerza Terrestre en la Plaza de España. Antes de la pandemia, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes suprimió el emblemático color rojo de su anterior uniforme para adaptarlo a un estilo de líneas más sencillas, pero sin obviar su vinculación con la Guardia Civil y su uniforme de etiqueta. Una muestra de esta “desmilitarización” es, en el caso de esta última formación, la eliminación del célebre tricornio.

Otro caso similar es el de la banda de las Tres Caídas, que aún mantiene en su uniforme la más que justificada relación con la Armada Española y la rama marina del Ejército, tanto en su uniforme habitual como en el de la Madrugada, a través del uso de guerreras blancas con palas portadivisas. Asimismo, la Agrupación de la Encarnación luce un uniforme basado en el oficial de gala del Regimiento de Artillería de mediados del S. XIX, de ahí el uso de los “penachos” azules a semejanza de los artilleros que acompañan a los titulares de San Bernardo en la tarde del Miércoles Santo. Qué decir de la banda del Sol, cuyo traje actual -estrenado el año pasado- sigue las líneas de su original, basado en el uniforme de Gran Gala del Regimiento de Caballería Sagunto VII.

No obstante, es preciso mencionar a la banda de Las Cigarreras, que hace ya casi quince años apostó por la simplificación de sus uniformes y la reducción de prendas relacionadas con cualquier simbología marcial. Diseñados por Juan Vara, aquellos nuevos uniformes, que lucen hoy día, presentan un corte mucho más moderno, funcional y, por qué no, cómodo para el músico, que rompen con todas las formas y complementos militares. Esta iniciativa causó mella y otras formaciones, como el Nazareno de Huelva, que inspiró su actual uniformidad en este diseño cigarrero, rematado con el célebre fajín morado.

En las bandas "de palio"

Caso relativamente distinto es el de las bandas de música que, aunque también heredan de algún modo la estética militar (ejemplo paradigmático es Soria 9) la mayoría de ellas optan por el clásico traje de chaqueta, más funcional y unitario para el desempeño de su labor. Tejera, La Oliva (que en sus inicios incluso llegó a vestir el uniforme de Ingenieros), La Puebla... Un mismo patrón con la salvedad de los colores, por ejemplo, en las corbatas. Una uniformidad distinta es la del Carmen de Salteras, que sigue empleando la chaqueta abotonada.

Otro ejemplo revelador es el de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, una de las bandas civiles más antiguas de todo el mundo, puesto que nace en el seno del Asilo de Mendicidad de San Fernando para ofrecer enseñanzas y alternativas profesionales a mendigos y pobres que buscaban caridad pública. A día de hoy siguen vistiendo su traje de chaqueta con corbata roja.

Por arrojar un último ejemplo, es curiosa esta reseña en prensa que nos facilita José Manuel Castroviejo, fechada el 1 de mayo de 1896, y en la que se informa que "se han dado las órdenes oportunas para que los individuos de la banda de música de Camas supriman en los uniformes que usan la faja y los vivos del pantalón, imitación de los que usa el cuerpo de Estado mayor del ejército".

La Semana Santa y su universo, como siempre, hija de su tiempo, sin perder de vista el pasado pero atendiendo a su presente.