Obituario

Muere Fernando Baquero, alma de la Redención

  • Su figura fue clave en el devenir de la hermandad junto al grupo de cofrades liderado por el canónigo Hernández Bastos

  • Ocupó varios cargos en la corporación, hasta ser hermano mayor a finales de los 80

  • Muere el prioste Manuel Palomino

Fernando Baquero, en una foto realizada en 2017 para la serie de cuaresma 'La voz de la experiencia'.

Fernando Baquero, en una foto realizada en 2017 para la serie de cuaresma 'La voz de la experiencia'. / Juan Carlos Vázquez

"Se ha ido un señor". Con estas palabras expresa Angelita Yruela el dolor por la pérdida de Fernando Baquero (Sevilla, 1934-2023), que ha fallecido este viernes a los 88 años de edad. Su nombre queda ya grabado con letras de oro en la historia de la Hermandad de la Redención, de la que fue hermano mayor y honorario. Muchos de sus miembros lo consideran "responsable" -junto al canónigo Eugenio Hernández Bastos y el círculo de cofrades del que se rodeó- de lo que hoy es la corporación del Lunes santo y el nivel de pujanza que ha alcanzado. 

Hablar de Fernando Baquero es hacerlo de la Redención, o del Beso de Judas, como a él le gustaba llamar a la cofradía de sus amores y a la que tantos años de empeño y sacrificio dedicó. "Me gustan esas denominaciones porque somos hermandad de penitencia", refería cuando se le preguntaba por el nombre de la corporación. 

Baquero entró en la hermandad en sus inicios, cuando se fundó en Santa María la Blanca. A pocos metros, en la calle Doncellas, tenía su casa. Una baja de última hora en la junta gestora de don Eugenio Hernández Bastos (coadjutor del templo) provocó que ocupara el cargo de secretario. A partir de ahí se fraguó una relación con la Redención que ha mantenido hasta el final de su vida.

De la Misericordia a Santiago

En un reportaje que le dedicó Diario de Sevilla en la cuaresma de 2017 recordaba la gran expectación que causó en la ciudad la elección del misterio, el del beso y traición de Judas a Jesús, un pasaje aún no representado en la Semana Santa sevillana. Don Eugenio se puso al frente de este cometido y logró sacarlo adelante con la ayuda de un nutrido grupo de jóvenes.

También resultó decisiva la implicación de Baquero en la búsqueda de una sede canónica definitiva para la hermandad. Tras Santa María la Blanca, la corporación se trasladó a la iglesia de la Misericordia, de donde efectuaría la primera estación de  penitencia con el misterio en 1959. Aquel año sólo salieron 82 nazarenos. Este gran cofrade se fijó en Santiago, que en aquellos años estaba completamente abandonada. Al poco tiempo, acabó siendo el templo donde la Redención empezó a escribir la etapa más fructífera de su historia. No paró de crecer. 

De igual modo, fue clave su implicación para que la Virgen del Rocío saliera en su airoso paso de palio. Angelita Yruela recuerda los nombres de los cofrades que, junto al canónigo Hernández Bastos ("el cura que vino de Hervás"), lograron forjar el devenir de la hermandad. "Baquero formaba parte del grupo de los tres Manueles: Bautista, Mazuelos e Yruela, mi hermano, del que era inseparable", refiere Angelita. 

Un continuo interés por aprender

Más de 60 años de amistad son los que unían a la saetera con Baquero. "Estuve en su boda y en la comunión de sus hijos y nietos", recuerda emocionada. Este reconocido cofrade -que había cumplido 75 años de hermano en el Baratillo- deja viuda, tres hijos y cinco nietos. "Fue un hombre ejemplar como hijo, marido y padre". Y un sevillano con un interés permanente por ampliar sus conocimientos, una cualidad que no frenó la edad. De hecho, como señala Angelita, al poco de jubilarse se matriculó en la Universidad de Sevilla para estudiar Historia, especialidad de la que llegó a doctorarse. 

"Fue un gran benefactor de la hermandad. Cuando no había dinero, se inventaba una rifa. También organizó la primera exaltación a la saeta. La Redención le debe muchísimo", refiere Angelita. 

El recuerdo del actual hermano mayor

También el actual hermano mayor de la Redención, Manuel Cuvillo, tiene palabras de elogio al recordar a Baquero. "Bondad, humildad, amor por su hermandad y sus titulares. Siempre al servicio de la misma". "Era la única persona que ostentaba el tíulo de hermano de honor", subraya Cuvillo, quien destaca la unión que tenía su familia con la de Baquero: "Yo lo quería como un tito. Veraneábamos juntos. Siempre tenía su alarma para sacarnos a todos los niños del agua y tomar la tapita de las dos de la tarde en la playa". "Es y será el eterno hermano mayor de nuestra Hermandad del Rocío", apostillla.

Baquero fue hermano mayor de la Redención entre finales de los 80 y principios de los 90. Le sucedió en el cargo su teniente, Manuel Yruela, quien falleció en abril de 2013. Dos nombres de grandes cofrades, herederos directos de don Eugenio, quienes sentaron las bases de la pujanza que vive ahora el Beso de Judas, una de las cofradías que más ha crecido en número de nazarenos en las últimas décadas. 

El funeral por el eterno descanso de Fernando Baquero se celebrará este sábado, a las 9:30, en la capilla del tanatorio de la SE-30.

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