La música, por propia naturaleza y desde su misma concepción, es un género inabarcable, heterogéneo y tremendamente diverso. Permite multitud de registros e infinidad de estilos, independientemente de su origen y su composición. La música procesional (entendida como tal en el momento que pierde su carácter marcial y fúnebre con la llegada de La Estrella Sublime) no se aleja de estos parámetros y siempre ha experimentado continuos cambios: la inclusión de nuevos instrumentos, las melodías acordes a un tiempo y a una época e incluso la respuesta a una serie de cánones más o menos comerciales en nuestros días. 

El palio de la Estrella, acompañada por la Oliva, cruza el puente de Triana

Entre los inmensos y mayúsculos compositores que han compuesto obras maestras para la Semana Santa encontramos nombres como los de Ricardo Dorado, Gámez Laserna, Pedro Morales o Pedro Braña. Presencia mayoritariamente masculina, aunque hay ciertas referencias que apuntan a nombres femeninos que también compusieron marchas procesionales (asunto que trataremos en posteriores entradas).

La Oliva de Salteras en una fotografía de hace décadas

La centenaria banda de la Oliva de Salteras designó como nueva directora, el pasado mes de diciembre, a Irene Gómez Calado, perteneciente a una estirpe de músicos, que vino a sustituir precisamente a otra mujer: la jienense Amadora Mercado. En su visita a PTV Sevilla, Gómez Calado habló del ambicioso proceso de selección que la banda desarrolla antes de elegir directora. Llegó, incluso, a dirigir a la banda en la calle, como prueba definitiva antes de tomar una decisión por parte de la junta directiva.

Un currículum intachable

Irene se declara cofrade, pero ante todo, música. Fue la asistente española más joven en trabajar en La Scala de Milán (epicentro de la ópera mundial) y ha estudiado en La Sorbona parisina, más allá de haber dirigido en Nueva York y otros tantos puntos del globo. La marcha que más le inspira, Jesús de las Penas. Uno de sus objetivos, llevar la banda al extranjero y crecer en la composición y en la riqueza melódica a través del intercambio de culturas y pareceres. ¿No es universal nuestra fiesta? ¿No lo ha sido siempre? Acierta la Oliva de Salteras. Un paso renovador para nuestra música procesional. Y lo dará una mujer, tan presentes y siempre necesarias en el día a día de la Semana Santa.