El Palquillo

Para el recuerdo: el emocionante encuentro entre San Gonzalo y la Redención en el Santo Entierro Grande 2023

Era la primera vez que la Redención participaba en un Santo Entierro Grande

Ni queriendo sale mejor. Es una frase -sentencia más bien- con la que solemos calificar o resumir alguna circunstancia o instante inesperado de nuestra vida que, de manera natural, se desarrolla de un modo inmejorable. Suele ocurrir en el mundo de las cofradías que, cuando los astros se alinean y todas las fuerzas convergen, se materializan episodios absolutamente incontestables. Y por más que se haya previsto o preparado, todo sobre el papel se sostiene. Después aparece la voluntad, la entrega y la inspiración. 

Nos costará años reponernos del Sábado Santo de 2023, una jornada que con el tiempo digeriremos y almacenaremos de manera reposada. En estos días todo se nos regresa a modo de chispazo, de fogonazo breve y tibio. ¿De verdad estuvimos allí? ¿Todo aquello sucedió? ¿No fue fruto de la ensoñación y de los más profundos deseos cofradieros? Efectivamente, todo cuanto pasó y ha quedado registrado es cierto. 

Cuando los pasos invitados al Santo Entierro Grande se despidieron de la Catedral y trazaron sus respectivos recorridos de regreso a los templos, la expectación cobró papel protagonista. ¡Tres, cuatro y hasta cinco pasos seguidos de diferentes personalidades, historias y espacios temporales! La Plaza del Triunfo -que aquella tarde resultó diminuta- fue testigo de uno de esos instantes que salieron porque sí, porque estas cosas emanan de una genética imparable cuando nos ponemos de acuerdo. El Señor de la Redención regresaba por el lado del paño del Alcázar, en busca de los Jardines de Murillo. Y el misterio de San Gonzalo hacía lo propio por Fray Ceferino antes de alcanzar el Postigo. Sin embargo, el paso de la calle Santiago, en paralelo con el del Tardón, empezó poco a poco a girar hacia su derecha para asombro de los presentes. Su Agrupación Musical interpretaba Réquiem, en memoria del malogrado Bienvenido Puelles, mientras que el Soberano Poder, a escasos metros, caminaba "en silencio". 

En los rostros tan solo había lugar para unas sonrisas motivadas directamente por la incredulidad y, por qué no, la felicidad. Somos inconformistas por naturaleza, pero es que no hace falta más. La Semana Santa contemporánea, la del siglo XXI, la de Lastrucci y Bru, la de los juveniles nazarenos, frente a frente. De los Montpensier a la eclosión de la fiesta. El uno cautivo y quedo, el otro esperando las sogas y los palos. Aquel lejos de Getsemaní, este otro apartando con la mirada el cáliz de su destino. En el centro, Sevilla y todo el universo cofradiero. Historia del ayer para la historia del hoy. Suficiente para que unos segundos se conviertan en oro en el reloj finito de nuestra vida. Podrán decir que estuvieron allí. 

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