El paso de palio de la Semana Santa de Sevilla que ya se levanta en su iglesia

Indicios, señales, signos... Independientemente del término, lo cierto y verdad es que la Semana Santa se hace poco a poco, en silencio, sin estridencias y sin alardes. Esa es su magia particular, su carácter imprevisible y sorpresivo. Una noche de ensayos, un Vía Crucis que este año especialmente conmueve, una Función una mañana de domingo, el olor de la plata en las priostías y de la tinta en los sellos de las papeletas... Y, por supuesto, el asombro incontenible y la sonrisa inesperada que provoca un paso de palio, ya montado, en cualquier iglesia.

Cuánta emoción, cuánto nervio irreprimible no habrán sentido los cofrades que, de manera casual, han entrado estos días en Santa Cruz y han comprobado que, en una de sus naves, ya se levanta el paso de palio de la dolorosa de Eslava Rubio, probablemente (que nos corrijan si no es así) el primero de toda la Semana Santa sevillana. Aunque aún falta algo más de un mes para el Martes Santo, treinta días se escapan volando -ya llevamos una semana de Cuaresma- y en ocasiones se prefiere preparar todo con detenimiento y pausa. Y además es una oportunidad magnífica para que los más pequeños se curtan en estas labores y conozcan de primera mano las partes del paso, el trabajo de la priostía, cómo se funde la candelería, cuáles son los materiales... Pedagogía, compañerismo y hermandad para inculcar la miel de la Cuaresma y de la espera. Ya hay pasos de palios en Sevilla.

El de Santa Cruz

Por el momento, el palio de los Dolores es el primero en ser montado, a falta como es natural de infinidad de detalles, como las jarras o los respiraderos. Este paso fue diseñado, en estilo neorrenacentista, por Emilio García Armenta, y fue estrenado el Martes Santo de 1965. En el taller del autor antes referido se realizó toda la labor de orfebrería en metal plateado, a excepción de la candelería que sería posteriormente sustituida. La labor de bordado fue completamente realizada por Guillermo Carrasquilla. El techo de palio es de terciopelo color burdeos y se comenzó a bordar en 1.964 para ser definitivamente concluido en 1.966; neorrenacentista como todo el conjunto, fue bordado por Guillermo Carrasquilla, quien utilizó hilos de oro y de seda en color, que se alternan con piezas en metal dorado. Su gloria está constituida por un óvalo en cuyo centro se recoge una imagen de la Virgen semejante a la tradicional representación de una Inmaculada. Las caídas, realizadas por el mismo autor que el techo de palio, y también en terciopelo de color burdeos, penden de una breve crestería sostenida sobre doce varales que acaban en remate superando el espacio del conjunto.

La Semana Santa, poco a poco, va tomando cuerpo y forma.