Así son las ideas para reformar la basílica del Gran Poder
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La hermandad se decanta por las propuestas de Alt-Q-Arquitectura, que plantea dotar al templo de una segunda piel de madera, y la de José Ramón Sierra, que pone todo el foco en el Señor y el diálogo con los fieles
Dos ideas muy diferentes: una que recubriría el templo con una gran piel de madera y otra que potencia sobremanera al Señor y se centra en aspectos más funcionales. El jurado conformado por la Hermandad del Gran Poder para el concurso de la reforma ornamental y ambiental de la basílica eligió en la noche del martes como ganadores ex aequo las propuestas presentadas por Alt-Q-Arquitectura y el arquitecto José Ramón Sierra. Dos conceptos muy diferentes que fueron presentados en la tarde de ayer en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur. La corporación abre ahora un proceso de reflexión y diálogo con los autores de las propuestas para que desemboque en la materialización de un proyecto, aunque no hay ningún plazo marcado para su ejecución. En cualquier caso, los hermanos tendrán que refrendar la actuación en un cabildo.
El hermano mayor, Félix Ríos, explicó que la hermandad inició hace dos años este proceso y convocó este concurso restringido para obtener ideas: "Nosotros sólo les dimos las claves, los aspectos que queríamos mejorar. Hay que dejar claro que lo presentado no son proyectos de ejecución". En esta línea, Román Fernández-Baca, director del IAPH, en nombre de todo el jurado expuso que las dos propuestas elegidas son "tremendamente respetuosas con el edificio" y que de ese diálogo que se inicia ahora se mejorarán las propuestas.
La idea desarrollada por Alt-Q-Arquitectura supone una ruptura total con la imagen actual que presenta la basílica. Este estudio propone un profundo cambio el interior del templo, con una intervención en la que, sin producirse actuaciones de demolición en la fábrica del edificio, se crea una segunda piel: una gran cúpula de madera, que participa de la tradición de la carpintería de lo blanco y de referencias contemporáneas que, junto a la iluminación, buscan potenciar la dimensión del espacio como ámbito devocional. En su concepto, los arquitectos hacen referencia a la cúpula del Salón de Embajadores del Alcázar y otras más contemporáneas como la Casa de Cristal de Bruno Taut para la Exposición del Werkbund en Colonia de 1914.
Este estudio propone la madera como único material "evocador de la cruz con la que carga el Señor del Gran Poder". Todo ello queda materializado, además de en esta nueva cúpula, en el nuevo sistema de cancel, suelo y retablo. Se utilizarían tres tipos de madera y los bancos serían extensibles para ofrecer diversas configuraciones según los diferentes cultos. También plantean la posibilidad de mantener el retablo actual. "Queríamos recuperar el tiempo estableciendo un estrato más. De ahí la potencia de la intervención. Era una propuesta tremendamente arriesgada", indicó Francisco Márquez.
Respecto a la segunda idea premiada, la de José Ramón Sierra, destaca la "apuesta por una sobria lectura del espacio de la basílica cuya inspiración parte de la esencia del proyecto original". El arquitecto se centra en potenciar sus valores a través de un diseño que abarca los aspectos funcionales (acústica, accesibilidad) y formales (el cuidado diseño de la cornisa, la profunda transformación de presbiterio, el muro del altar y el camarín), en los que el lenguaje contemporáneo muestra su dimensión más contenida, siempre en la búsqueda de reforzar, aún más, como foco fundamental al que se dirigen todas las miradas, la presencia del Señor en la cercanía hacia sus devotos".
Sierra expuso que había sido uno de los trabajos más difíciles a los que se había enfrentado: "He querido poner el énfasis en el Señor. Lo importante es que está ahí". Su propuesta es de una arquitectura que "casi se disuelve" con un tratamiento de color. El principal cambio es la eliminación del retablo y el camarín actual, incluido los mármoles. El Señor estaría situado en una posición más baja y abierta para buscar a los fieles y en el espacio curvo interior del nuevo camarín se propone una pintura de un paisaje urbano de Sevilla de una artista sevillana, presumiblemente Carmen Laffón.
Para mejorar las condiciones acústicas se aplicará una lámina de Baswaphon en los casetones de la cúpula, se mantienen los altos zócalos de mármol en los paramentos verticales, pero se elimina la cornisa negra y se crea un cancel para "sectorizar" el interior y el exterior. La construcción del nuevo camarín afectaría a espacios inferiores, por lo que se propone la reordenación de la zona adyacente derecha, de este modo se crea un nuevo acceso al columbario y surge una nueva capilla.
De las dos propuestas ganadoras el jurado ha valorado, según informó la hermandad, que sus conceptos, aun siendo muy diferentes respecto al grado de intervención sobre el templo, "han entendido el valor patrimonial de éste". Ambas propuestas realizan una lectura en la que se preservan o se potencian valores materiales del propio inmueble y de las imágenes, e inmateriales concernientes a la emoción, a la devoción o a la liturgia.
La hermandad quiso destacar también las demás propuestas presentadas por su gran nivel.
De la presentada por Jacinto Pérez Elliot se reconoce la voluntad de abordar integralmente -aun estando fuera de lo demandado por el concurso- la ordenación del conjunto de las dependencias que circundan la basílica para hacer posible un profundo cambio en el ámbito central. Se propone una convivencia entre lenguajes materiales y estéticos a priori muy diferentes.
Sobre las ideas desarrolladas por Rubiño García Márquez Arquitectos, se ensalza el complejo programa simbólico propuesto, con una comprensión actualizada y profunda del barroco y de los elementos litúrgicos y devocionales, sin renunciar a un lenguaje del tiempo presente, tanto en lo que hace referencia al cuidadoso diseño de los diferentes elementos como en la cultura material que hace converger en la propuesta la tradición artesana y nuevas formas de producción.
De la propuesta de ideas presentada por José Luis Daroca Bruño destaca la hermandad el deseo de realizar una intervención en la que mediante actuaciones muy concretas se mantienen las líneas generales de la basílica tal y como es percibida en la actualidad: así deben ser contemplados el nuevo material del zócalo y los cambios en la escala del alzado, las mejoras en la iluminación o la actuación en el óculo central de la cúpula y el templete exterior, que buscan la mayor fidelidad a los modelos que inspiraron la obra.
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