La Canina: El paso alegórico que simboliza la victoria sobre la muerte

Este emblemático misterio de la Semana Santa sevillana muestra a la Muerte como esqueleto y proclama con 'Mors mortem superavit' la victoria de Cristo sobre ella

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La Canina. Hermandad del Santo Entierro
La Canina. Hermandad del Santo Entierro / José Angel García

Sevilla, 19 de abril 2025 - 09:55

La hermandad del Santo Entierro de Sevilla cuenta uno de los pasos más emblemáticos y simbólicos de la Semana Santa.

"La Canina", como se conoce popularmente en la capital hispalense, constituye un extraordinario conjunto alegórico que representa la victoria de Cristo sobre la muerte, mostrando un esqueleto con guadaña sobre la bola del mundo, junto a una serpiente que porta la manzana del pecado original.

"Cristo desterró con su Muerte nuestra muerte"

El significado teológico de este paso queda plasmado en la leyenda latina que lo acompaña: "Mors mortem superavit" (Cristo desterró con su Muerte nuestra muerte).

Se trta de un mensaje, que lejos de transmitir un contenido macabro, proclama precisamente lo contrario: la esperanza cristiana fundamentada en la Resurrección del Señor, que según la tradición católica redimió al mundo, perdonó el pecado y venció al demonio.

La composición actual del misterio se remonta al 20 de marzo de 1693, S.XVII, obra del escultor Antonio Cardoso de Quirós.

Sin embargo, su origen está vinculado al antiguo Sermón del Descendimiento que la cofradía celebraba a las 15:00 horas cada Viernes Santo en su sede primitiva de la Puerta Real, tal como recoge el historiador y procurador José Bermejo en sus escritos sobre las hermandades sevillanas, y tal como rezan los documentos que conserva la hermandad.

Historia y evolución del misterio

Durante la ceremonia del Descendimiento, cuatro capellanes de la parroquia de la Magdalena desclavaban desde lo alto a un crucificado de brazos articulados que, tras ser convertido en yacente y amortajado, era colocado en unas andas procesionales.

El cortejo penitencial comenzaba entonces encabezado por "un paso con una cruz grande y varios jeroglíficos", que con el tiempo se estandarizó en la composición que conocemos actualmente.

Antes de 1693, la iconografía de este paso variaba considerablemente, dependiendo de la creatividad del artista encargado del montaje y disposición de los elementos simbólicos cada año.

La fijación definitiva del conjunto por Cardoso de Quirós permitió consolidar este peculiar misterio que continúa procesionando por las calles sevillanas, como testimonio de una tradición centenaria cargada de simbolismo teológico que trasciende la mera representación de la muerte.

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