Recuerdo

El regreso por Molviedro del misterio de Montserrat en el Santo Entierro Grande 2023

Suena "Refúgiame" para el misterio de la Conversión en Doña Guiomar

Es el misterio de Montserrat uno de los conjuntos imprescindibles de la Semana Santa sevillana por una serie de factores. Por supuesto, ocupa un lugar esencial su narrativa teológica, su iconografía, su pasaje bíblico en sí como un antes y después durante la Pasión, el trance definitivo en que Jesús promete al Buen Ladrón la consecución del paraíso. Por descontado, su estética heredada del romanticismo más plástico y funcional, símbolo de una cofradía que resurge del ostracismo más crítico y asume su propio tiempo para perpetuarse. E, indudablemente, su categoría artística: la personalidad de su paso, la disposición de las imágenes, un crucificado portentoso. 

Y cuando todo parecía casi intachable, la hermandad recupera fugazmente para la tarde-noche del 8 de abril una impronta -más bien un detalle- que conocieron numerosas generaciones de cofrades y que formó parte casi intrínseca de su imaginería. Hoy, unas jarras ocupan el espacio que en tiempo correspondió a ese juego de ángeles que, con acreditadas atribuciones, se deben a la gubia del maestro Pedro Roldán. En 1944 marcharon a Cabra, a su Semana Santa, donde por fortuna aún cumplen aún su función procesional. Pero el pasado Sábado Santo, entre unas flores exquisitas, por entre unos atributos que complementan el mensaje, cientos de cofrades pudieron contemplar una estampa cargada de significado y que elevaba, más si cabe, la capacidad de transmisión de este paso. A pesar de la intervención de Reyes Cano en 1900, preservan esa finura en las facciones, en la policromía, en los gestos. 

Fue una de las estampas de la jornada. Poco más de doce horas le bastó a la priostía -como a otras tantas- para legarnos unas instantáneas que no encuentran opacidad en nuestra memoria, que no se diluyen ni apagan. En este vídeo del compañero Nacho Sánchez observamos la poderosa zancada del misterio de Montserrat, que hunde su envergadura en una calle Doña Guiomar cada vez más y más estrecha. Suena la Presentación al Pueblo -otro binomio que no se olvidará- interpretando Refúgiame. Semana Santa congelada en un tiempo que, por unos segundos, tuvimos la suerte de vivir. De revivir en la memoria de la fiesta. 

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