La lluvia hizo acto de presencia en la jornada del Miércoles Santo en Sevilla, dejando a dos cofradías en sus templos. De las siete hermandades restantes que tenían previsto realizar su salida, sólo una, las Siete Palabras, se quedó sin concluir su estación de penitencia al templo mayor de Sevilla a causa de la lluvia.

La Hermandad del Carmen fue la primera en llegar a la carrera oficial, haciéndolo con una notable celeridad. Una vez llegó a la Santa Iglesia Catedral, su junta de gobierno decidió quedarse hasta conocer nuevas previsiones meteorológicas. Cinco horas y media más tarde regresaron a su templo de Omnium Sanctorum por el recorrido más corto. El paso de Nuestro Padre Jesús de la Paz iba acompañado por la Agrupación Musical Virgen de los Reyes; y el palio de Nuestra Señora del Carmen por la banda Municipal de Aznalcóllar. Los hermanos Gallego son capataces de la cofradía.

Las hermandades de la Sed y San Bernardo fueron las siguientes en hacer su paso por la carrera oficial. Éstas no se esperaron en la Santa Iglesia Catedral, y decidieron continuar sus caminos, haciendo modificaciones y abreviando sus tiempos para llegar lo antes posible a sus respectivos templos. Fueron sorprendidas por la lluvia cuando las cruces de guía ya estaban en las proximidades de sus parroquias. Inconmensurable labor de los costaleros de Ricardo Almansa en la Sed y de los hombres de Manuel y Carlos Villanueva en San Bernardo.

La Hermandad del Buen Fin tuvo que refugiarse en la Anunciación cuando se disponía a regresar al Convento de San Antonio de Padua. Sones de la Centuria Romana para el Cristo del Buen Fin, obra de Sebastián Rodríguez; y de la banda de las Nieves de Olivares tras el palio de Nuestra Señora de la Palma, obra de autor desconocido. Los Ariza al martillo.

La Lanzada se partía en dos. El palio tuvo que regresar sobre sus pasos hacia la Catedral cuando se dirigía a la Cuesta del Bacalao, y el misterio de la Sagrada Lanzada se refugió en el Salvador. Ismael Vargas Crespo, que no pudo concluir su labor al frente por una indisposición, es el capataz titular de esta cofradía. Un deleite escuchar a las dos bandas que acompañan a esta Hermandad. En su entrada en la Plaza de la Campana sonaron las marchas La Sentencia de Cristo, La Lanzada y Otra vez lo vi pasar por parte de la banda del Santísimo Cristo de las Tres Caídas de Triana; y Quién te vio y no te recuerda y Virgen del Buen Fin por parte de la banda de música de María Santísima de la Victoria.

Con paraguas abiertos pasaba por la Campana la Hermandad del Baratillo, siendo Rafael Díaz Talaverón el capataz general de la cofradía. Soledad de San Pablo sonó para el paso de la Piedad, por parte de la Banda del Sol, en el inicio de la carrera oficial, y Siempre la Esperanza por parte de la Filarmónica del Carmen de Salteras cuando la Virgen de la Caridad en su Soledad se adentraba en la calle Sierpes, levantando aplausos con su andar alegre, característico de este palio que viene desde la calle Adriano. La Dolorosa lucía nueva saya donada por el torero José Antonio Morante de la Puebla.

A esta altura de la jornada se confirmaba la noticia de que ni el Cristo de Burgos ni los Panaderos harían estación de penitencia. Mientras, la Hermandad de las Siete Palabras se dirigía con sus tres pasos en la calle hacia la carrera oficial. Sólo el paso del Nazareno de la Divina Misericordia consiguió alcanzar el pasillo central de la Plaza de la Campana, teniendo que retroceder sobre sus pasos al arreciar la lluvia. Definitivamente se rompía el Miércoles Santo.