Los viernes del Cautivo: la verdad del Tiro de Línea en la Cuaresma de Sevilla
Cientos de vecinos de diferente condición acuden cada viernes a citarse con el Cautivo
El día 24 de marzo saldrá en Vía Crucis recorriendo las calles del barrio
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Estamos de acuerdo en que no hay nada que se iguale a una mañana de Lunes Santo en el barrio del Tiro de Línea, pero sí hay ciertos días, ciertas horas, que se le parecen. Nada se iguala a una casapuerta por la que se abren capas en los bajos de los zaguanes, o manos infantiles que dibujan zigzagueos en la mecida de los faldones, o persianas que se cierran hasta bien entrada la madrugada cuando pasa la una del mediodía...
Todo ello alcanza cotas de autenticidad siempre sorprendentes, pero en cada viernes del mes de marzo todo se concentra en el cara a cara, en la verdad más absoluta, en la crudeza de los problemas reales, los que permanecen en el aire de la casa y en los desvelos de las noches. Y decimos problemas con todas sus letras Es parecido a la muerte: el Cautivo a todos nos iguala, pero detrás contamos con la verdadera presencia de un todo mejor y eterno. Nos convierte en lo mismo.
En este vídeo, realizado por Jurista Cofrade, observamos las infinitas y particulares realidades de todo un barrio que, en su Cristo, refleja su identidad, vuelca sus preocupaciones y considera faro, espejo, asidero, sangre. Como cada viernes, numerosos vecinos se citan con Jesús Cautivo, que en su más absoluta divinidad, se despoja de su condición celestial y se convierte en Alguien comprensivo, que escucha ciertamente, cuya carne late bajo el terciopelo y en las palmas de sus manos parece latir el pulso ahogado de la soga. En su más sincero Abandono, sin más Discípulo que el aire y la ciudad, a su alrededor se concentra lo inimaginable, lo que no se dice pero se piensa, lo que se deposita en el pecho y en sus ojos del color del cáñamo y el jengibre.
Faltan tres lunes, tres, para que todos estos viernes se reúnan en una sola tarde, en un mediodía donde la vida misma duele, porque todo lo que es verdad hiere y duele. Aquí no caben idealismos, imposturas o cartones. Lo dijo el poeta: quien lo probó, lo sabe.
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