Estampas

La Virgen del Rocío, como en 1960, con la corona de la Caridad del Baratillo para su besamanos

Sesenta y tres años después, la Virgen del Rocío con la corona de la Caridad

Sesenta y tres años después, la Virgen del Rocío con la corona de la Caridad / Hermandad

Si estos días se asoman por la calle Santiago viajarán en el tiempo casi sesenta y cinco años. La Virgen del Rocío, plena y radiante sobre el mármol remozado de su templo, nos ofrece una imagen singular, una recreación en color de lo que fueron los inicios siempre complejos de una cofradía.

La dolorosa de Castillo porta sobre sus sienes, con motivo del besamanos por la festividad del día de la Inmaculada, la corona de la Virgen de la Caridad del Baratillo, una iniciativa enmarcada en el proyecto El camino hacia la Coronación. La estampa pretende ofrecer un guiño histórico, puesto que se recupera una instantánea del año 1960, cuando la dolorosa del Lunes Santo lució esta presea cedida por la corporación del Arenal. Dicha corona es una de las que posee la imagen de Fernández-Andés, y que suele lucir en su día a día en su altar de la capilla de la Piedad. Ya la Virgen del Rocío portó, este pasado mes de noviembre, una corona de camarín cedida por Las Penas de San Vicente, obra que asimismo lució la imagen entre 1955 y 1956 tras su bendición. 

La Virgen del Rocío está en besamanos durante todo este fin de semana tras la celebración de la función este pasado día 8. La imagen preside el presbiterio de la iglesia de Santiago y, a sus espaldas, se levanta un altar efímero erigido en honor a la Inmaculada Concepción. Este altar lo remata una imagen de San Fernando, presente con motivo del 775 aniversario de la Reconquista. Como curiosidad, la Redención es la única cofradía de penitencia que incluye al Santo Rey entre sus titulares. 

La Virgen del Rocío, en su besamanos La Virgen del Rocío, en su besamanos

La Virgen del Rocío, en su besamanos / Hermandad

Por su parte, el Señor, que ocupa como es habitual la Capilla Sacramental, luce la túnica verde lisa y el mantolín bordado en plata recientemente bendecidos, y que han sido donados por un grupo de hermanos. La confección del bordado corresponde al taller del malagueño Joaquín Salcedo. 

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