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Las modistas de Baracaldo

  • el tiempo entre costuras· Los vestidos los estrenaron las hijas de Concha, sevillana de Baracaldo, y volvieron a estrenarlos sus nietas · Llegó con 4 años a Sevilla. Se casó con Juan Carlos Aguilar, nazareno de San Esteban y cuatro años diputado del PSA · El Domingo de Ramos es una fiesta en su casa. Vienen Paula de Madrid y Juan desde Valladolid, donde es traductor de alemán

LAS dos fotos tienen 42 años de diferencia, pero los vestidos son los mismos. Una (izquierda) está hecha el Corpus de 1968. La otra, a la sombra de San Luis de los Franceses, el Viernes de Dolores de 2010. A la izquierda aparecen Paula (1963) y Sofía Aguilar Sánchez (1964).

En la foto de la derecha, con los mismos vestidos de su tía Paula y de su madre, están Sofía (2003) y Ana Molina Aguilar (2005). Entre ambas, símbolo del paso del tiempo, arbotante entre las fotos y testimonio de esta historia, Sofía, la hermana pequeña de Paula, madre de las niñas del siglo XXI.

La historia se inicia realmente una Semana Santa de Sevilla de finales de los años cincuenta. Concha Sánchez empieza a salir con un joven estudiante de Derecho llamado Juan Carlos Aguilar, que era nazareno de San Esteban. Un simple paseo de enamorados se convirtió en una heterodoxia. Concha, igual que se hermana Carmen, había nacido en Baracaldo, hijas de un asturiano, José Sánchez, que se colocó en los Altos Hornos, y de una baracaldesa, Avelina Ábalos Barrutia.

El trabajador de Altos Hornos combatió en el bando perdedor y al término de la guerra civil buscó su particular tierra prometida. Con un amigo asturiano, con la mujer y dos niñas pequeñas llegó a Sevilla, donde montó en Tabladilla una fábrica de maragarina, técnicamente de hidrogenación de aceites. Avelina, muy vasca, de ascendencia guipuzcoana, dejó su familia allí. Incluida su hermana Amalia, que se había casado con Mauricio, un cargo importante de Altos Hornos "que ganaba mucho dinero, iba a los toros".

Amalia y Mauricio no tenían hijos, con lo que convertían en una fiesta la llegada cada verano de las sobrinas sevillanas. Una alegría que mitigó las iniciales suspicacias familiares. "Mis primos del PNV no vieron con buenos ojos que me casara con un sevillano". Tía Amalia vino de visita a Sevilla con un regalo muy especial. "Unos vestiditos", recuerda Concha, su sobrina, la abuela de Sofía y Ana, "que habían hecho unas modistas muy famosas de Baracaldo, las de Obregón les decían".

Los vestidos los estrenaron sus hijas. En 1967 nació Juan, el varón. Curiosamente, al cabo de los años, Juan Carlos Aguilar, el novio sevillano que propició este mestizaje, conoció a los correligionarios de los primos del PNV. Sustituyó en el Congreso de los Diputados en 1979 en los escaños del PSA a Luis Uruñuela cuando éste decidió dedicarse en exclusiva a la alcaldía de Sevilla. El abuelo de las niñas que viven junto a San Luis padeció la noche del 23-F, antesala de la primavera del pregón de Alfredo Flores.

Los vestidos que les regaló la tía Amalia los han estrenado dos generaciones en Domingo de Ramos. Un día muy especial en esta familia. Sofía Aguilar es la única que vive en Sevilla. Se casó con Antonio Molina Flores, profesor de Estética, granadino de Orce, que prepara la casa con incienso de Omán que le trajo su amigo Juan Carlos Marset. Ninguna primavera falla la glicinia, planta que de palitroque estalla en realismo mágico. El perro Tango mueve la cola de euforia familiar.

"A partir del Viernes de Dolores empiezan a llegar los emigrantes", bromea Sofía, que retransmitió la Semana Santa en Radio América con una cuadrilla de lujo: José Antonio Garmendia, Amós Rodríguez Rey, Juan de Aizpuru y Manolo Perales.

"Tuve guardados los trajes durante cuarenta años por si tenía una nieta y vinieron dos", dice Concha Sánchez. Su hija Paula estudió Físicas, se casó con un economista de Sestao -tradición familiar- y viene cada Semana Santa desde Madrid con Mikel, su hijo. Juan trabaja en Valladolid como traductor de alemán. Desde la rigurosa Semana Santa castellana, el hermano de Paula y Sofía llega con sus hijos Juan y Marco.

Hoy toda la familia come en casa de Antonio y Sofía, donde quedaron en depósito los vestidos por ser las únicas nietas. Ven pasar la Hiniesta por el Pumarejo. "Mi hermana y yo dejamos a los maridos con los niños y nos vamos en busca de la Estrella. Después procuramos ver de regreso a la Hiniesta y la Amargura".

Juan Carlos Aguilar, uno de los cinco diputados de aquel grupo parlamentario (con Alejandro Rojas-Marcos, Emilio Rubiales, Miguel Ángel Arredonda y Emilio Pérez Ruiz, que iba a presentar su renuncia al escaño en el pleno del 23-F), salió de nazareno en San Esteban. Es de la hermandad de gloria de la Luz. Tiene un sobrino costalero de San Bernardo.

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