Alergias: Un problema de salud al alza
salud | reacciones alimentarias
Las citas en la Unidad de Alergias Alimentarias del Macarena crecen un 20% en un año
Administrar de forma controlada el alimento es la única terapia eficaz
Las enfermedades alérgicas y, especialmente las reacciones a determinados alimentos, se han disparado en las últimas décadas. La Unidad de Alergia Alimentaria del Hospital Macarena, centro de referencia provincial y regional, ha visto aumentar sus citas un 20% en sólo un año: durante 2016 atendió a 306 consultas frente a las 255 registradas en 2015, y especialmente destacan los problemas alérgicos ocasionados por el huevo y la leche. Esta unidad, que se fundó en el hospital universitario en 2013 en respuesta al destacable aumento de los casos, recibe a pacientes de todas las áreas hospitalarias de Sevilla y de otros puntos de Andalucía (Cádiz, Huelva y Almería). El 60% de los pacientes atendidos en esta unidad del Macarena proceden de otras áreas.
"La unidad trabaja en colaboración con Pediatría, ya que la mayoría de nuestros pacientes son niños", explica Antonio Ramírez, responsable de la Unidad de Alergias Alimentarias en el Macarena. Los ocho años es la edad media de los pacientes que padecen alergias a la leche; mientras que la edad media de alérgicos al huevo en esta unidad son los nueve años.
"Las alergias alimentarias aumentan de manera considerable y existen varias causas. La teoría higienista hace referencia a las condiciones de vida de las sociedades avanzadas: el sistema inmunológico en las ciudades pierde estímulos -exposición a microorganismos- y desarrollan anticuerpos frente a sustancias que son inocuas para el organismo, como el polen o los alimentos. Las alergias no existen en países subdesarrollados; son enfermedades de países industrializados. Otra teoría es el aumento de la contaminación". El especialista reseña estudios que apuntan a los tóxicos presentes en la atmósfera: las partículas que desprenden los motores diésel, por ejemplo, modifican el polen, de modo que algunas especies terminan desencadenando reacciones alérgicas más agresivas. Los pesticidas y plaguicidas también inciden, por ejemplo, en la agresividad de los alérgenos de las frutas.
Según los estudios epidemiológicos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología, las sociedades regionales y la Española de Farmacia Familiar y Comunitaria, las consultas por alergia alimentaria han pasado de constituir el 3,6% en 1992; al 7,6% en 2005; y un 10,1% en 2015. En Andalucía casi se ha cuadruplicado la prevalencia de estos problemas en las dos últimas décadas, al pasar del 3,3% al 11,7% en 2015.
Los alimentos que más alergias generan son el huevo, la leche, los pescados y los frutos secos. Respecto a 2015 las pruebas de exposición controlada (proceso diagnóstico) con huevo han aumentado un 35,16%; y con frutos secos, un 30,3%. El segundo lugar lo ocupan la leche y los pescados, con un ligero aumento del 11,11% para el rimero de ellos y un ligero descenso del 14,29% para los segundos. En estos años también han aumentado las pruebas de exposición controlada con otros alimentos como frutas y cereales, que han crecido un 209%. Los datos parciales en el primer semestre de este año (193 pruebas) han igualado ya prácticamente a todas las realizadas en 2015, y se prevé que este 2017 terminará superando las 300. Para estas pruebas, la Unidad de Alergias Alimentarias se surte del equipo de Dietética y Cocina del Hospital Universitario, que son los encargados de elaborar y preparar los alimentos.
Los síntomas más frecuentes son cutáneos (eritemas, ronchas y edemas) y digestivos (vómitos, náuseas, dolor estomacal y diarrea). Las formas más severas de las alergias alimentarias desencadenan anafilaxia, una reacción sistémica que afecta a dos o más órganos; un cuadro clínico grave que puede comprometer la vida del paciente y que requiere tratamiento inmediato con adrenalina.
"Hasta los años 90 el único tratamiento frente a las alergias alimentarias consistía en evitar los alimentos que las generan, pero a finales del siglo XX comenzaron los primeros estudios de inmunoterapia y, a medida que han aportado buenos resultados, estas terapias se han ido extendiendo", explica el responsable de la unidad.
La inmunoterapia frente a las alergias alimentarias consiste en la administración controlada del alimento que la ocasiona hasta lograr que el organismo termine tolerándolo. Este tratamiento, que también es conocido como desinsibilización o inducción a la tolerancia, comienza con una prueba de provocación. "Con esta prueba se confirma que el paciente es alérgico y calculamos hasta qué dosis puede tolerar. Hay muchos grados, desde pacientes que no pueden entrar en contacto alguno con el alimento, hasta pacientes que pueden tolerar determinada dosis. El abanico es muy amplio", añade.
En el caso de la inmunoterapia frente a la alergia al huevo y a la leche, que se realiza en el Macarena, "durante la primera semana el paciente recibe una dosis por debajo de los niveles de reacción; y la cantidad va aumentando progresivamente en las siguientes semanas hasta que logra comer un huevo entero o tomar un vaso de leche", añade. Este proceso, en el caso del huevo, requiere entre siete y nueve semanas de inmunización; mientras que en el caso de la leche son unas once semanas de media. La tasa de éxito de este tratamiento es del 100% en las alergias al huevo y del 90% en el caso de la leche. Algunos casos requieren del apoyo de un fármaco que favorece la tolerancia al alimento.
Las alergias alimentarias, como el resto de alergias, son enfermedades del sistema inmunológico; mientras que las intolerancias alimenticias, como por ejemplo es la intolerancia al gluten o a la lactosa, son enfermedades digestivas. "No tienen nada que ver, aunque muchos las confunden", asevera el doctor Ramírez. "Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa es una enfermedad ocasionada por la ausencia de una enzima (lactasa) que conlleva que el paciente no pueda digerir la lactosa que contiene la leche; y en el caso de la intolerancia al gluten, el organismo genera unos anticuerpos que impiden digerirlo correctamente, lo que termina ocasionado daños a la mucosa digestiva. Este problema necesita tratamiento porque en algunos casos puede desencadenar un riesgo a sufrir cáncer del tubo digestivo", explica el especialista.
Un estudio desarrollado en EEUU y Reino Unido ha revelado recientemente datos que apuntan a la eficacia de la inmunoterapia para superar las alergias alimentarias. "En el estudio participaron dos grupos de niños de dos años con riesgo de sufrir alergia al cacahuete, un problema de salud de primer orden en EEUU. A un grupo se le administró cacahuate de manera progresiva y temprana, a los tres meses; mientras que al otro grupo no se les administró cacahuete hasta la edad establecida en los protocolos actuales, a los dos años", recuerda el doctor Ramírez.
Los resultados: los niños que ingirieron cacahuete a temprana edad no presentaron problemas alérgicos a este fruto seco; mientras que entre los niños que no probaron cacahuete hasta los dos años sí se registraron alergias. "Estos resultados viene a demostrar que la introducción del alimento de manera temprana favorece la tolerancia", concluye el especialista, al advertir que estos estudios pueden cambiar previsiblemente los protocolos que se siguen actualmente para la introducción de los alimentos en dieta durante la edad pediátrica.
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