Sevilla

Alfonso Castro desgrana su idea de ciudad en su último acto como decano de Derecho

Alfonso Castro durante su conferencia en la Academia del Notariado de Sevilla

Alfonso Castro durante su conferencia en la Academia del Notariado de Sevilla / José Ángel García

Alfonso Castro Sáenz, decano saliente de Derecho ofreció en la Academia Sevillana del Notariado su particular despedida del cargo en Sevilla. Una conferencia donde mostró su concepto de la ciudad desde el derecho, la literatura y el arte. El acto fue presentado por Francisco Aranguren, notario y presidente de la institución. Castro recordó que, a pesar de que la ciudad es "un invento muy reciente", urbe y hombre "son dos realidades casi inescindibles en nuestra concepción moderna".

De este modo, explico que la literatura bíblica es "profundamente antiurbana: el ideólogo y constructor de la primera ciudad -Henoc- fue nada menos que Caín y las referencias a las ciudades -Babel, Sodoma y Gomorra- tienden a ser negativas". Una visión que contrapone a la cultura griega , sobre todo, la romana, “donde la ciudad es todo”, sobre todo con "la idea superior de que la ciudad eran sus ciudadanos". Una idea, que según Castro "fue la heredada por Europa, atada a la figura del comerciante y el profesor, el munícipe y el artesano, pero sobre todo al jurista y el creador artístico".

A lo largo de su discurso, Castro alegó que con la expansión de las ciudades que comenzó en el XIX y que ha evolucionado con "el fenómeno actual de las megaurbes de decenas de millones de habitantes" que está relacionado con “la alienación, la no pertenencia y el aislamiento por lo que se está poniendo en riesgo la ciudad del hombre en el sentido más digno y humano -humanístico- del término".

Castro propuso su propio decálogo de cómo debía ser la ciudad desde su visión de "jurista e historiador". Entre sus propuestas está "una cierta superioridad de lo comunitario sobre lo individual, un lugar en el que quepan "la soledad y el anonimato y la realización del proyecto personal donde además de seguridad frente a la incertidumbre del bosque o del campo".

A todo esto, suma la importancia de "preservar la memoria porque es clave para la identidad" y "una iconografía vital poderosamente engarzante, con figuras y actividades reconocibles y aglutinantes". Aboga el todavía decano de Derecho por que las ciudades tengan un tamaño ni excesivamente pequeño ni extremadamente grande. Como decía Robert E. Park, la ciudad “es un estado mental”. Pero Castro va más allá y pide para la ciudad "un imaginario físico vertebrador poderoso y compartido" y un ámbito "del encuentro”. En definitiva, "una ciudad del derecho que garantice el derecho a la ciudad", expresión acuñada por Lefebvre o Harvey, pero que cabe llevar de lo económico incluso a lo espiritual. "Porque lo contrario de la ciudad no es un pueblo. Lo contrario a la ciudad es un parque de atracciones o una sucesión de almacenes, hoteles y fábricas", afirmó.

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