Anticuarios: La reconversión tras la debacle
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La bajada de los precios y la llegada del 'vintage' condicionan un sector que gozó de una alta demanda con el auge inmobiliario.
El 60% de los negocios cerraron con la crisis.
Siempre fueron un lujo al alcance de pocos. Con la burbuja inmobiliaria se convirtieron en un capricho demandado por muchos sevillanos. Luego, con la crisis, se dejaron en el olvido. Los anticuarios sevillanos salen ahora a flote tras un trienio negro que ha provocado el cierre de numerosos negocios en la capital. Una resurrección que obliga a reconvertir el sector y asumir una disminución en el margen de beneficios como únicas vías para incrementar las ventas.
Síntoma de esta recuperación -aún muy leve- es la XXIX edición de la Feria de Antigüedades que se celebra este fin de semana en el Muelle de las Delicias (su entrada, por dos euros, se destina a la ONG Nuevo Futuro). Comenzó ayer y se prolongará hasta el domingo. Se retoma, así, una cita que quedó interrumpida en 2008, el último año de su celebración. Estallaba entonces la crisis y con ella se venían abajo las generosas ventas en las tiendas de antigüedades. Así lo recuerda Antonio Morales, uno de los propietarios de Antigüedades Lola Ortega, negocio emblemático situado en la Plaza del Cabildo. Este anticuario recuerda cómo hace una década los precios se encontraban "bastante inflados" debido a la alta demanda para estos artículos. Aquellas cifras se han reducido casi un 50%. "Si antes un cuadro costumbrista, con cierta longevidad, podría venderse por 5.000 euros, ahora se hace por poco menos de la mitad", refiere Morales. Esta rebaja se hace a costa del propietario del negocio, que está dispuesto a disminuir el margen de beneficios con tal de mantener las ventas. "Y ello pese a que el coste por el que se adquieren los artículos sigue alto", añade este profesional.
La llegada de la crisis supuso un descalabro en el sector. Entre 12 y 15 anticuarios echaron el cierre, especialmente en 2012, 2013 y 2014, los años "más negros" para dicha actividad. "En Sevilla capital quedan actualmente unos 20, algunos se perdieron, pero también otros han empezado", añade Morales.
En esta época también se produjo un fenómeno habitual en situaciones de debacle económica: familias acomodadas vendieron sus bienes muebles para lograr liquidez. Morales asevera que a su negocio han llegado algunos sevillanos a los que la crisis les había dejado con pocos recursos. "Han venido ofreciendo algunas piezas sueltas, pero no ha sido una gran avalancha, como muchos piensan", explica.
Los efectos de la crisis se han notado también en los nuevos segmentos que se han abierto paso en el sector, especialmente en los muebles, que, según este especialista, se han "depreciado" mucho. Aquí es donde han tenido cabida los artículos vintage. "Muchos sevillanos han venido para que le compráramos muebles de los años 50, 60 y 70. En mi negocio se adquiere un género con más antigüedad, pero ha habido anticuarios que sí se han especializado en este estilo, que empieza a consolidarse como género en ciertas tiendas", destaca Morales, quien explica que son piezas que antes de la crisis estaban en desuso y que, por la falta de recursos económicos, han pasado "de lo funcional a lo decorativo". Este cambio ha provocado que el mueble isabelino y alfonsino quede muy atrás en la demanda.
A todo esto hay que añadir el efecto de las firmas internacionales que han acercado el diseño a las clases medias, que parecía reservado para las más pudientes. "A Ikea se han apuntado hasta las clases altas", incide Morales, quien reconoce que la multinacional sueca ha "democratizado" la decoración. "Antes, quien no podía permitirse comprar un mueble en un anticuario, acudía a un carpintero para que le hiciera uno de calidad. Ahora va directamente a este negocio de Castilleja de la Cuesta o a otros tantos similares que han surgido los últimos años", añade este especialista.
Pese a todo, las ventas repuntan. Muy levemente, pero lo hacen. "Al menos no hay retroceso", añade este anticuario, que destaca que el de las antigüedades "siempre ha sido un mercado irregular". "Puedes llevarte 10 días sin que entre nadie en la tienda", abunda.
Los negocios que han podido resistir lo han hecho gracias a los amantes del coleccionismo que, pese a reducir su volumen de gasto, se han mantenido "fieles". Dentro de este apartado existe una gran variedad: desde la cerámica a las monedas, pasando por la estampa, la litografía y el grabado. Algunos de estos artículos no son excesivamente caros, lo que permite que su adquisición haya sido más regular durante la crisis.
Ignacio Camacho es el coordinador de la Feria de Antigüedades que se celebra estos días en el Muelle de las Delicias. También es el propietario de la tienda Vara de Rey. Asegura que el 60% de los anticuarios de Sevilla han cerrado los últimos años. La asociación andaluza que representa a este colectivo la integran actualmente 60 profesionales. La que existía en Sevilla se encuentra ahora en stand by, a la espera de reunir a más comerciantes.
Camacho subraya que la debacle económica provocó la llegada de una nueva generación de anticuarios que vende por las redes sociales y en los mercadillos, aunque el volumen de sus artículos no llega al de un comerciante con bastantes años de experiencia.
Coincide con Morales en la bajada tan acusada que han sufrido los precios en las ventas, especialmente los del mueble, donde dicho desplome llega al 80%. "Los que más salida tienen son los vintage, que antes nadie quería y ahora se han revalorizado". La pintura también ha sufrido un gran "bajón". "Sólo se mueve como método de inversión y con autores de renombre", apostilla.
En este punto ha de tenerse en cuenta que los anticuarios andaluces son "generalistas". "Abarcamos una gran variedad: desde el cuadro costumbrista a la escultura, el encaje, la joyería y las piezas de coleccionismo", señala Morales. Por contra, en otras zonas de España los comerciantes de antigüedades suelen estar más especializados en una línea de venta.
Respecto a lo que más se demanda en Sevilla -al margen de las piezas de coleccionismo- la escultura ocupa un apartado especial. Según Morales, "se puede encontrar a buen precio en comparación con la que se vende en Italia o Francia". También goza de gran reclamo la pintura, especialmente la costumbrista, que logra recuperarse tras los años de crisis. Y un género con gran salida en la capital andaluza es el textil: tanto el mantón de manila, como la mantilla y el encaje. Éstas dos últimas se reclaman para vestimenta personal (paseo de enganches o corridas de toros) y para un fin religioso. Aquí tiene especial cabida el atavío de las imágenes marianas con piezas de punto de aguja, duquesa y de Bruselas.
Camacho, por su parte, pone de relieve los factores que constituyen una competencia desleal para el sector. Entre ellos, se encuentran "la incultura a la hora de valorar las buenas piezas, la venta de falsificaciones, la cantidad de intermediarios que encarecen los artículos y el Estado". En este último punto subraya el tipo de IVA que hay que pagar, a lo que Morales suma "la falta de ayuda" por parte de las administraciones públicas a los anticuarios. "Sí las ofrecen para los artesanos, pero no a nosotros, que vendemos obras de arte que de no ser por el colectivo no se conservarían", explica el responsable de Antigüedades Lola Ortega, quien asegura que estas ayudas contribuirían a abaratar los precios de los artículos y que éstos llegaran a la clase media.
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