El Arzobispado de Sevilla hará todo lo posible para que Los Terceros no se cierre. No se quiere trabajar bajo el síndrome del Salvador. Ni mucho menos del de Santa Catalina, que aún sigue clausurada al culto. Las relaciones entre la autoridad eclesiástica y la hermandad de la Sagrada Cena, que goza de la cesión del templo por decreto de Bueno Monreal desde junio de 1977, son "modélicas", según se asegura. El acuerdo es iniciar una restauración por fases, de tal forma que la primera de ellas abarque la restauración de la gran cúpula, donde se concentran los "daños más graves", según fuentes eclesiásticas consultadas por este periódico. El entendimiento entre ambas partes es tan fluido que el Arzobispado tiene decidido avalar el crédito bancario que habrá de pedir la hermandad para sufragar la primera fase.

La hermandad tampoco descarta otras vías de financiación o de medidas para conseguir fondos. Los Terceros es un templo muy conocido en la ciudad, donde han hecho su primera comunión miles de sevillanos de muy distintas generaciones. Esto supone que podría iniciarse algún tipo de cuestación popular al estilo de las que se llevaron a cabo con ocasión de la restauración del Salvador, que sí tuvo que ser cerrado. Tras la primera fase, se irá "poco a poco", pero ya sin la presión de un cierre. La alarma por Los Terceros emerge cuando el Arzobispado hace lo posible por desbloquear el tramo final de la restauración de Santa Catalina.

Junto a estas líneas se reproducen las portadas de los estudios de ingeniería y arquitectónicos que forman parte del dossier que el Arzobispado y la Hermandad de la Sagrada Cena manejan desde hace meses con toda discreción al objeto de hallar una solución que impida la clausura de un templo monumental.