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Atraco a punta de pistola y a cara descubierta en una panadería de Sevilla Este

  • Un delincuente armado obligó a la empleada a tumbarse en el suelo y a entregarle el dinero de la caja

  • No llevaba ni siquiera la mascarilla obligatoria para ocultar su rostro

Control de la Policía Nacional en Sevilla Este durante el estado de alarma.

Control de la Policía Nacional en Sevilla Este durante el estado de alarma. / Juan Carlos Vázquez

Un delincuente irrumpió el pasado martes armado con un arma de fuego en una panadería de Sevilla Este. Allí obligó a la empleada a que le abriera la caja registradora y le entregara el dinero que había en el interior. Después, el delincuente conminó a la trabajadora a que se tumbara en el suelo y le robó el teléfono móvil que tenía, para que no pudiera llamar a la Policía y el delincuente tuviera así unos minutos de margen para escapar.

Una vez perpetrado el robo, se dio a la fuga en un vehículo que pudo ser identificado por algunos testigos y que está siendo investigado por la Policía Nacional. El Grupo de Atracos se ha hecho cargo de la investigación del asunto. Esta unidad es la que investiga todos los robos e incidentes con armas de fuego que ocurren en Sevilla. En este caso, el delincuente llevaba el arma oculta por un trapo o camiseta, que la víctima del robo no fue capaz de determinar. Se desconoce, por tanto, si utilizó un arma de fuego o real o se trata de una simulada.

Lo sorprendente de este atraco es que el autor de los hechos irrumpió en el establecimiento a cara descubierta. No llevaba ni siquiera la mascarilla obligatoria, que ha servido a otros delincuentes para ocultar sus rostros a la hora de cometer un delito. Tampoco llevaba ninguna otra prenda de disfraz típica de los atracadores, como suelen ser pasamontañas, gorras o bragas de motoristas que cubran parcial o totalmente el rostro.

A este atracador le importaba poco que lo pudieran identificar, pues no sólo actuó a cara descubierta, sino que también lo hizo a plena luz del día. El robo se produjo sobre las nueve de la mañana, con el establecimiento abierto al público. En el momento del atraco no había ninguna persona en el interior del local, más allá de la empleada a la que amenazó y obligó a tumbarse en el suelo, y a la que robó el teléfono móvil. La mujer tenía un segundo teléfono desde el que llamó a su jefa justo después del robo, lo que hizo que una patrulla de la Policía Nacional acudiera al establecimiento en apenas unos minutos.

La Policía estableció un cerco sobre la zona para tratar de localizar al atracador, sin que hasta el momento haya sido detenido. La Policía Científica realizó una inspección de la panadería para tratar de encontrar alguna huella dactilar o vestigio biológico que ayude a identificar al sospechoso.

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