El Ayuntamiento se deshace de la cubierta de la Davis una década después
La estructura se queda en el Estadio de la Cartuja, que gana en polivalencia en su etapa de reactivación
El acuerdo permite a las arcas municipales dejar de pagar el almacén y recuperar 6.000 euros
Parece el mejor de los tratos posibles, pues un mes antes de la pandemia Lipasam estaba estudiando si había alguna posibilidad de lograr algún ingreso por este “residuo”, como fue calificado por el gobierno municipal después de dos subastas fallidas. La cubierta de la Copa Davis estaba prevista que fuese a parar a la basura, pero nueve meses después el Ayuntamiento de Sevilla ha encontrado una solución para un legado de un millón de euros, factura que ha engordado en unos de 120.000 euros en la década que ha permanecido guardada en un almacén del Estadio de la Cartuja, donde permanecerá ahora.
El gran desembolso para las arcas públicas se argumentó con la idea de que la instalación sería reutilizable, pero esta opción nunca se produjo y la estructura, después del torneo, quedó almacenada. Zoido concluyó su etapa sin encontrar una salida para la cubierta después de varios pares y nones y Juan Espadas, que nada más aterrizar en el cargo dictaminó que la solución era su venta como chatarra, ha tardado casi seis años en colocar esta herencia.
Según el acuerdo de la Delegación Municipal de Patrimonio que se verá hoy en la Junta de Gobierno Local, la cubierta será cedida al Estadio de la Cartuja por un periodo de cinco años. El Ayuntamiento ya no tendrá que abonar el alquiler del local donde se guardan los hierros, que se ha ido prorrogando, pues el último expiró a primeros de año. Y, además, cobrará 6.000 euros por dicha cesión de cinco años, una cifra que permite recuperar algo de dinero.
El Ayuntamiento, en cualquier caso, podría requerir la cubierta al estadio si la necesitara, algo bastante improbable, pues su colocación en otras instalaciones deportivas sería inviable. Este impedimento técnico ha dificultado de hecho darle una salida en todo este tiempo. Según los informes realizados en su día por el Instituto Municipal de Deportes (IMD), el coste de reutilizarla, por ejemplo en el Parque de los Príncipes o desguazarla para repartir el material en otros centros deportivos de la ciudad, como apuntó en un primer momento el gobierno de Zoido, era igual o superior al de comprar una nueva.
La cubierta se adquirió pensando en su uso en el Estadio de la Cartuja y, según fuentes municipales, allí sí es más factible su uso. De hecho, la cesión se produce en una etapa en la que la Junta de Andalucía está apostando por dar vida al coliseo de la Cartuja, relanzar esta instalación de lujo que agoniza sin uso. Así, según han confirmado fuentes de la Consejería de Deportes, la cubierta de la Davis aportará en estos momentos al Estadio polivalencia para organizar actividades y eventos con regularidad en este recinto, que es justo lo que persigue el plan de reactivación puesto en marcha por el consejero Javier Imbroda.
En este sentido, para la Cartuja, poder disponer de la cubierta permitirá optar a determinados eventos con una determinada configuración. Esto es, acoger por ejemplo eventos cercanos a los deportes en sala, que exigen recintos cerrados o semicerrados, tipo Copa Davis o la Copa Masters que se juega en Londres.
De hecho ayer jueves el consejero de Deportes visitó el Estadio de la Cartuja, donde el próximo martes se enfrentarán las selecciones masculinas de fútbol de España y Alemania y donde aprovechó para anunciar que la Junta de Andalucía está trabajando con otras administraciones para que el estadio tenga “una programación estable, desde las vertientes deportiva y cultural”, y no se limite a organizar actividades de forma esporádica.
La cubierta de la Davis, construida por la empresa Lanik, tenía 3.200 metros cuadrados de extensión, con un peso aproximado de 100 toneladas y se elevó 20 metros sobre el nivel de la cancha de juego. La citada estructura, realizada a base de barras tubulares de acero, estaba revestida con un aislante para impedir el ruido en el caso de que lloviese en el momento del partido.
Doble gasto, dos subastas desiertas y otros despropósitos
La historia de esta cubierta para la Copa Davis, la segunda que adquirió el Ayuntamiento de Sevilla, está plagada de despropósitos. En 2004 se compró una similar para la final del mismo torneo, ésta quedó almacenada en un solar municipal y, por un descuido, acabó en una chatarrería de Palmete cuyo dueño se hizo cargo de la limpieza del terreno. Más que un robo, fue una lamentable negligencia del gobierno de coalición PSOE-IU.
El alcalde Juan Ignacio Zoido se empeñó en comprar otra para la cita de 2011 y en convencer a todos de que la inversión, de casi un millón de euros, se rentabilizaría en poco tiempo. No tardó mucho en trascender que la cubierta adquirida no estaba diseñada para un nuevo uso en otra ubicación. Pero el alcalde del PP siguió adelante pidiendo presupuestos y buscando ubicaciones. Se perdió el tiempo y cuando Juan Espadas lo relevó en la Alcaldía encontró en el cajón un plan de reutilización que demostraba que lo más rentable era, sin duda, deshacerse cuanto antes de un patrimonio oxidado que costaba dinero cada día a las arcas municipales por su almacenamiento. Y su decisión fue clara y sonó entonces escandalosa: lo mejor era venderla como chatarra, pero el equipo de Espadas fue renovando el contrato con el almacén año tras año engordando la factura.
En mayo de 2019 el gobierno local decidió vender la cubierta y preparó un pliego para su subasta pública. El precio de salida rondaba los 135.000 euros. Se estimó entonces que seis meses sobrarían para colocar lo que es un gran marrón administrativo, pues el Ayuntamiento no podía regalar literalmente la estructura, lo que hubiera sido más fácil. Quedó desierta. Y en octubre volvió a convocarse una segunda que corrió la misma suerte, pese a que se rebajó el precio. El pasado febrero, el Ayuntamiento se planteó gestionar como “residuo” la estructura.
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