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Sevilla

El Ayuntamiento se deshace de la cubierta de la Davis una década después

  • La estructura se queda en el Estadio de la Cartuja, que gana en polivalencia en su etapa de reactivación

  • El acuerdo permite a las arcas municipales dejar de pagar el almacén y recuperar 6.000 euros

Montaje de la cubierta para la final de la Davis de 2011 en el Estadio de la Cartuja.

Montaje de la cubierta para la final de la Davis de 2011 en el Estadio de la Cartuja.

Parece el mejor de los tratos posibles, pues un mes antes de la pandemia Lipasam estaba estudiando si había alguna posibilidad de lograr algún ingreso por este “residuo”, como fue calificado por el gobierno municipal después de dos subastas fallidas. La cubierta de la Copa Davis estaba prevista que fuese a parar a la basura, pero nueve meses después el Ayuntamiento de Sevilla ha encontrado una solución para un legado de un millón de euros, factura que ha engordado en unos de 120.000 euros en la década que ha permanecido guardada en un almacén del Estadio de la Cartuja, donde permanecerá ahora.

El gran desembolso para las arcas públicas se argumentó con la idea de que la instalación sería reutilizable, pero esta opción nunca se produjo y la estructura, después del torneo, quedó almacenada. Zoido concluyó su etapa sin encontrar una salida para la cubierta después de varios pares y nones y Juan Espadas, que nada más aterrizar en el cargo dictaminó que la solución era su venta como chatarra, ha tardado casi seis años en colocar esta herencia.

Según el acuerdo de la Delegación Municipal de Patrimonio que se verá hoy en la Junta de Gobierno Local, la cubierta será cedida al Estadio de la Cartuja por un periodo de cinco años. El Ayuntamiento ya no tendrá que abonar el alquiler del local donde se guardan los hierros, que se ha ido prorrogando, pues el último expiró a primeros de año. Y, además, cobrará 6.000 euros por dicha cesión de cinco años, una cifra que permite recuperar algo de dinero.

El Ayuntamiento, en cualquier caso, podría requerir la cubierta al estadio si la necesitara, algo bastante improbable, pues su colocación en otras instalaciones deportivas sería inviable. Este impedimento técnico ha dificultado de hecho darle una salida en todo este tiempo. Según los informes realizados en su día por el Instituto Municipal de Deportes (IMD), el coste de reutilizarla, por ejemplo en el Parque de los Príncipes o desguazarla para repartir el material en otros centros deportivos de la ciudad, como apuntó en un primer momento el gobierno de Zoido, era igual o superior al de comprar una nueva.

La cubierta se adquirió pensando en su uso en el Estadio de la Cartuja y, según fuentes municipales, allí sí es más factible su uso. De hecho, la cesión se produce en una etapa en la que la Junta de Andalucía está apostando por dar vida al coliseo de la Cartuja, relanzar esta instalación de lujo que agoniza sin uso. Así, según han confirmado fuentes de la Consejería de Deportes, la cubierta de la Davis aportará en estos momentos al Estadio polivalencia para organizar actividades y eventos con regularidad en este recinto, que es justo lo que persigue el plan de reactivación puesto en marcha por el consejero Javier Imbroda.

En este sentido, para la Cartuja, poder disponer de la cubierta permitirá optar a determinados eventos con una determinada configuración. Esto es, acoger por ejemplo eventos cercanos a los deportes en sala, que exigen recintos cerrados o semicerrados, tipo Copa Davis o la Copa Masters que se juega en Londres.

De hecho ayer jueves el consejero de Deportes visitó el Estadio de la Cartuja, donde el próximo martes se enfrentarán las selecciones masculinas de fútbol de España y Alemania y donde aprovechó para anunciar que la Junta de Andalucía está trabajando con otras administraciones para que el estadio tenga “una programación estable, desde las vertientes deportiva y cultural”, y no se limite a organizar actividades de forma esporádica.

La cubierta de la Davis, construida por la empresa Lanik, tenía 3.200 metros cuadrados de extensión, con un peso aproximado de 100 toneladas y se elevó  20 metros sobre el nivel de la cancha de juego. La citada estructura,  realizada a base de barras tubulares de acero, estaba revestida con un aislante para impedir el ruido en el caso de que lloviese en el momento del partido.

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