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La Cabalgata de Reyes

  • Justicia. La Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia dedicó una doble sesión necrológica a Manuel Clavero y Enrique Barrero, que fueron miembros de dicha institución

La Cabalgata de Reyes

La Cabalgata de Reyes

Una soleá en la Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia. "Hace tres meses que te fuiste y mis ojos se están quedando ciegos de no verte". Guadalupe Clavero recordó así a su padre en la doble sesión necrológica que dicha institución dedicó a Manuel Clavero Arévalo y a Enrique Barrero González. La intervención de Concha Barrero, magistrada y catedrática de Derecho Administrativo, hija del que fuera presidente del Ateneo de Sevilla entre 1999 y 2010, le dio al acto una emoción adicional que no le restó solemnidad.

Fue el primer acto de la Academia bajo la presidencia de Francisco López Menudo. Los académicos recordados, Manuel Clavero (1926-2021) y Enrique Barrero (1935-2020), murieron en las dos primaveras marcadas por la pandemia, lo que impidió homenajearlos como se merecían. "Es un deber moral", dijo López Menudo en el caso de su maestro Clavero Arévalo.

Emotivo el retrato que de sus padres hicieron Guadalupe Clavero y Concepción Barrero

Vidas que se cruzaron. En su mandato al frente del Ateneo, Enrique Barrero nombró a Manuel Clavero, Manuel Olivencia y Manuel Losada Villasante ateneístas de honor. Si uno encarnó el sueño de una Andalucía en pie de igualdad, "para que los andaluces no fuéramos españoles de segunda", en palabras de Guadalupe Clavero, el otro participó en la "arquitectura normativa de la Junta de Andalucía". Clavero fue rey Gaspar en la Cabalgata de 1977, la de las primeras elecciones democráticas convocadas por Adolfo Suárez, el alumno que lo nombró ministro; Barrero fue rey Melchor en la de 1981.

"Don Manuel nació para ser líder", dijo López Menudo. En la Universidad, en la política, en los medios de comunicación. Lo situó como el más joven de una generación, la de la RAP (Revista de Administración Pública), un proyecto que nace en 1950 en la playa de Llanes con Clavero y otros juristas como Fernando Garrido, José Luis Villar Palasí o Eduardo García de Enterría.

"Al final fui compañero de mi maestro", dijo Alfonso Pérez Moreno. Su profesor se cruzó un día con él por la calle Sierpes y le dijo que le había dado matrícula de honor. Las gestiones de Juan Antonio Carrillo Salcedo permitieron que pudiera ejercer la cátedra de Derecho Administrativo con su maestro. "He podido crecer admirando a alguien". Guadalupe Clavero, como en el caso de Concha Barrero, tenían al maestro en casa. Con su apuesta política "tuvo que asumir muchos riesgos y sufrir muchos desprecios, pero como jugador de tenis dominaba el fair play".

López Menudo enmendó la plana a Bécquer y a Cernuda. En la Academia de Legislación y Jurisprudencia no habita el olvido. La Cabalgata de Reyes Magos pasó el jueves simbólicamente y por derecho por la calle San Miguel. A López Menudo le precedió al frente de la Academia Antonio Moreno Andrade, que hizo un emotivo retrato de Enrique Barrero, a quien conoció cuando éste llevaba la asesoría jurídica del Ayuntamiento, que ocupó durante 45 años. Hablaban de justicia, de política, del Betis. Su tesis doctoral la hizo sobre Ángel Martín del Burgo, a quien relevó en la sala de lo Contencioso Administrativo Santiago Martínez Vares, un niño de los Escolapios de Santander que evocó al niño de los Escolapios de Sevilla. "Lo comparo con una figura del Renacimiento. Todo le interesaba". Intereses sobre los que se extendió su hija Concha. Padre de dos juristas y dos magistradas, prole a la que, como luego haría con sus nietos, les contaba que "de joven había ido a Rusia en bicicleta y se comunicaba con las gaviotas".

Clavero era, en palabras de su hija Guadalupe, un caballero, "un señor de sí mismo, como se decía en la antigua Roma". Un jurista cuya obra "sigue siendo imprescindible", en palabras de su discípulo y amigo Pérez Moreno y más en estos tiempos de "crisis de contenidos y fundamentos". López Menudo lo recordó, reciente su dimisión como ministro de Cultura en 1980. Le preguntó si tenía añoranza de la política. "¿Cree usted que puedo sentir añoranza de nada siendo catedrático de la Universidad de Sevilla?".

En la calle San Miguel se glosó la figura gigantesca de dos servidores de lo público. Uno, Barrero, que siempre recordaba a sus hijos los tres principios de Ulpiano: "Vivir honestamente, no dañar al otro, dar a cada uno lo suyo". Otro, Clavero, cuya vida, en palabras de su hija Guadalupe, la movían "su pasión por la justicia y un coraje cívico". Más cruces de caminos. Concha Barrero forma parte del Instituto Clavero Arévalo que dirige el catedrático Emilio Guichot. En la sala había dos académicos que han pregonado la Semana Santa de Sevilla: Antonio Moreno Andrade y Alfredo Flores, que fue alumno de Clavero en la Universidad de Salamanca. Al acto asistió el sucesor de Barrero en el Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero.

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