Sorpresa y crisis en uno de los gremios más importantes de una ciudad, que vive en buena medida del turismo y el sector servicios. La asociación provincial de la hostelería de Sevilla y su provincia se ha quedado sin nuevo  presidente. Las últimas elecciones tuvieron un resultado claro: Álvaro Peregil comenzaría a ejercer como representante del gremio a partir del primero de enero de 2023. Pero el popular tabernero, con negocios de éxito en la calle Mateos Gago y en la Plaza Ponce de León, ha decidido dar un paso atrás de manera irreversible y ni siquiera tomará posesión del cargo. De esta crisis en la cúpula del gremio ha sido informado puntualmente el propio alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz. 

La patronal tendrá ahora que convocar elecciones a la mayor brevedad. No se descarta una nueva asamblea para este mismo mes. Se barajan varios nombres como alternativa, pero ninguno en firme de momento. Entre ellos suena el de Alfonso Maceda, un veterano del sector. La junta directiva continúa, pues, siendo la misma, con Antonio Luque al frente hasta final de mes, quien cuenta con dos vicepresidentes: Pedro Robles y Miguel Ángel Jurado. 

Los problemas derivados de la pos-pandemia sumados a un turismo masificado centrarán la agenda del nuevo presidente de los hosteleros sevillanos, tanto de la capital como de la provincia. Nada en los bares es igual después del coronavirus, que ha modificado los hábitos ciudadanos y que ha transformado las características del negocio en muchos casos. 

El paro simbólico del pasado noviembre.

Una de las últimas acciones convocadas por el gremio en defensa de sus intereses se produjo el pasado noviembre. Los hosteleros de Sevilla pararon la actividad durante cinco minutos y leyeron un manifiesto en la Plaza de la Alfalfa para protestar por la asfixia económica que sufre el sector, que se enfrenta a un alza en los precios de suministros y víveres que hace muy complicada la supervivencia de los negocios. Así lo ha expuesto la patronal, que lleva meses alertando de esta situación compleja, que se suma a la ya sufrida durante la pandemia del Covid. 

Bares y restaurantes son otro de los ámbitos económicos en los que la inflación se deja notar. Cierto es que la clientela se ha mantenido los últimos meses (especialmente tras el verano), pero, según explican, ha logrado a base de reducir el margen de beneficios.