Tras casi dos meses de confinamiento domiciliario, hemos visto ya múltiples imágenes de animales salvajes invadiendo espacios urbanos, por definición reservados a los humanos y a las especies con las que convivimos en cercanía. Pero en esa suerte de recuperación del espacio natural, consecuencia de nuestra ausencia en las calles -cada vez más relajada, y que no no nos pese-, quizás pasamos por alto la evidencia imparable del normal desarrollo del mundo vegetal, hoy ajeno a la corta y poda y libre de expandirse en cualquier rincón.
Es natural, claro, pero la cosa se complica cuando el rincón resulta ser un lugar tan emblemático como la Plaza de España, donde matojos y hierbajos crecen sin control poniendo en riesgo el rico patrimonio cerámico que la adorna, como atestigua este vídeo y la correspondiente galería gráfica de nuestro compañero fotoperiodista José Ángel García.
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