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Sevilla

¿Por qué Espadas retrasa su salida de la Alcaldía de Sevilla?

  • Su actuación refleja un empeño en manejar sus tiempos ya incomprensible

  • Espadas reivindica su rol y su libertad para marcar el relevo 

Espadas comparece en Sevilla Este sin dar detalles del futuro del gobierno municipal.

Espadas comparece en Sevilla Este sin dar detalles del futuro del gobierno municipal. / Antonio Pizarro

El anuncio del no anuncio. En esta frase se podría resumir la última hora en la hoja de ruta que marca la carrera de Juan Espadas hacia la presidencia de la Junta de Andalucía. Hoy mantiene que no se le entendió. O no supo explicarse, porque hace exactamente once días, el domingo 7 de noviembre, el socialista apuntó, al finalizar el congreso en el que ha renovado al PSOE andaluz, que a la vuelta del fin de semana (la semana que viene apuntó concretamente) anunciaría sus pasos y diría en qué fecha tiene previsto salir del Ayuntamiento de Sevilla. Sin expirar  el plazo dado, cuatro días después apuntó ante los micrófonos que “en los próximos días” esperaba tener resuelto el asunto que se entiende que es la fecha de su marcha y el nombre de su sucesor.

Por eso parecía que este miércoles haría el esperado anuncio, sobre todo porque había una convocatoria para la prensa en Sevilla Este, en la que estaría acompañado por el delegado Antonio Muñoz, el elegido a falta de una señal pública, y la delegada Adela Castaño, que, además, es la portavoz del grupo municipal del PSOE. Ambos ediles tenían justificada su presencia en el acto, al tratarse de la colocación de la primera piedra de un centro cívico, un proyecto que atañe a las delegaciones que dirigen. Pero el momento brindaba también esa oportunidad, aunque quizás no fuera la mejor forma de realizar un anuncio de ese calado.

Éste también ha sido objeto del debate interno en los últimos días. ¿Debe convocar el alcalde en el Consistorio o de una manera más informal fuera de la Plaza Nueva?  Depende de la institucionalidad que tenga el anuncio. Quizás dar a conocer la hoja de ruta de Espadas, sin entrar en fechas ni en la cuestión del relevo municipal, es un argumento que tiene que ver más con su vida personal y de partido, con su estrategia orgánica, su futuro en otra institución y el proceso de regeneración del PSOE. Y entonces el escenario, con el sucesor a su lado y el gobierno entero presentes, sería inadecuado.

Este miércoles Espadas habló, a preguntas de los periodistas, para apuntar el siguiente paso, previo a cualquier anuncio y que está sin resolver: la aprobación de las cuentas municipales para 2022. Eso es algo que ya se conocía y formaba parte de su agenda particular, pero ayer se esgrimió como argumento de peso para justificar los retrasos citados: cualquier anuncio sobre el futuro sería una interferencia en la negociación que la condicionaría porque marcaría el límite del PSOE y cargaría de fuerza al grupo con el que se pretende llegar al acuerdo para apretar al máximo sabiendo que los plazos se agotan y que el alcalde necesita sí o sí dejar las cuentas aprobadas al sucesor. Una prórroga sería un lastre importante para quien tome el timón y apure el poco más de un año que queda de mandato.

Por tanto, la intención de Espadas es desvincular cualquier decisión política y electoral de este proceso y, como prueba, se ha agarrado a las declaraciones filtradas de Juan Marín a cuenta del presupuesto de la Junta de Andalucía. Un episodio que le sirve para hacer política contra el Gobierno de la Junta y, de paso, para reafirmar su seriedad y compromiso con la institución y la ciudad, alejando de cualquier consideración personal o de partido un tema que no es baladí: las cuentas de Sevilla. Y también para mantenerse firme y ser él, como siempre ha presumido, quien marque los tiempos y dibuje un plan que a día de hoy sigue estando sólo en su cabeza.

Esto precisamente es lo que ha provocado incertidumbre en su equipo y tensiones que, más o menos interesadas, han ido alimentando especulaciones y generando una ansiedad colectiva en su gobierno que pudo cortar en seco en su momento, pero que no lo hizo y que ahora amenaza con desbordarlo todo, obligando al alcalde a recordar que es él quien sigue estando en su cargo y tomando decisiones.

La izquierda calla por interés y sorprende que el PP no explote esta inestabilidad a su favor

Este jueves se inicia la operación que permitirá la colocación de Espadas en el Senado, paso que le ofrece ya la cobertura institucional y salarial necesaria para seguir funcionando fuera de la Plaza Nueva. Pero lo cierto es que el momento de contar cómo va a influir el plan del secretario general de los socialistas andaluces y candidato a la Junta de Andalucía en la esfera municipal no ha llegado. Y está claro que anunciar un anuncio ha sido un error que está, además, dilatando decisiones que se supone que tiene más que tomadas y crispando y tensando hasta los extremos el ambiente municipal. También poniendo en una situación cada vez más embarazosa a Antonio Muñoz, presentado ya en muchos círculos como “alcalde in pectore” o “casi alcalde de Sevilla” sin que Espadas haya pronunciado su nombre al respecto. Una gestión de los tiempos a los que Espadas se aferra y que pocos aciertan a entender a estas alturas porque no benefician ni a él mismo y su carrera, ni al sucesor ni a la ciudad.

Ciudadanos sí ha alzado  la voz exigiendo a Espadas que despeje el camino; la izquierda se reserva porque sigue inmersa en la negociación del presupuesto y le interesa que el momento se alargue; y el PP, misteriosamente, calla y evita sacar tajada política de esta inestabilidad cada vez mayor.

Para que Muñoz sea alcalde tienen aún que celebrarse dos plenos más el de investidura

A pesar del silencio de Espadas, parece que ya admite que su presencia en el Ayuntamiento  resta  más que suma y que la fecha tope sería diciembre. Aunque se apunta que la salida podría producirse algo antes de lo previsto, a mediados de mes. Para ello es necesario que cierre la negociación de las cuentas, pues antes de que Muñoz sea investido alcalde tendrán que celebrarse tres plenos extraordinarios, el de presupuestos, el de cese del alcalde y el que permitirá el nombramiento del sucesor. Y, aunque no hay plazos establecidos para ello, la operación requiere de unas tres semanas.

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