La Feria cumple 175 años

tribuna de opinión

Diseñada y solicitada un año antes, la primera Feria de Abril de la ciudad se celebró entre los días 18 y el 20 de abril del año 1847

La Feria cumple 175 años
Santiago Sánchez Traver

20 de abril 2022 - 06:50

Aunque no ha tenido celebración pública oficial alguna, ni recuerdo por mínimo que fuera, la Feria de Abril de Sevilla cumple estos días 175 años, que no es poco. Tras dos años de parón obligado por la pandemia, parece que volverá con todo su esplendor y con las ganas acumuladas de los sevillanos por disfrutarla.

La cosa comienza porque el bilbaíno José María Ybarra Gutiérrez de Caviedes, joven concejal de 30 años, después alcalde de la ciudad entre 1875 y 1877, y Narciso Bonaplata, también concejal y barcelonés de 38 años, deciden solicitar al Pleno municipal el “recuperar las Ferias” para las que existía un permiso Real de Alfonso X desde 1254, seis años después de que su padre Fernando III reconquistara la ciudad hispalense.

El Pleno lo aprueba el 18 de septiembre de 1846 y se envía la solicitud a la Reina Isabel II, que como las cosas de palacio van despacio, no envía su aprobación por Real Decreto hasta el 5 de marzo del año siguiente, apenas a mes y medio de la pretendida celebración ferial. En principio se pensó del 19 al 21 de abril, pero después es modificada la fecha en un día, del 18 al 20 del mes, para ir por detrás de la más antigua, la de Mairena del Alcor y no pisar en un día a la de Carmona.

Y se escoge el Prado de San Sebastián, con cierto recelo y “yuyu” generalizado, pues allí había un cementerio público desde las epidemias de peste de los primeros años del siglo y la gente hablaba de leyendas y apariciones por la zona. Y donde, además, 75 años antes se había quemado a la última víctima de la Inquisición Española en la extensión de pradera adyacente a la Fábrica de Tabacos, donde se prepara el montaje de todo el operativo necesario: cercas de ganado, tiendas de productos, tenderetes para los tratos y zona de expansión o divertimiento.

En ese mes todo es carrera para llegar a tiempo a la inauguración del evento festivo. Existe la creencia de que en los primeros años era sólo una cita comercial en forma de feria de ganado, que lo era, pero no exclusivamente. Los archivos municipales revelan, sin embargo, que esa primera Feria de Abril contó con 19 casetas. Y también recogen que, ya al año siguiente de 1848, los encargados de organizar la venta de ganado se dirigieron al municipio para pedirle una mayor presencia de agentes de la autoridad porque “los sevillanos y sevillanas, con sus cantes y bailes, dificultaban la realización de los tratos”.

Item más, los grabados, como el de Ridauvets, y pinturas de la época como la de Andrés Cortés (1852), Cabral Aguado-Bejarano (1855) y Domínguez Bécquer, aclaran aún más esta cuestión. Y no digamos ya las fotografías, algo posteriores, del francés Lucien Levy. En todas las imágenes se aprecia cómo la feria de ganado se sitúa en la parte inferior, en lo que hoy puede ser la Plaza de España, y en la zona más próxima a la Fábrica de Tabacos y la Puerta de San Fernando están asentadas las casetas de diversión, delante de las cuales se ven circular numerosos caballeros y enganches de la época, en lo que ya era el primitivo paseo de caballos.

Queda dicho que el festejo comenzó el domingo 18 de abril –el domingo de Resurrección fue ese año el 4 de abril– y acabó el martes 20 de abril, se supone que con mucha pena de aquellos primeros feriantes sevillanos. Y en esos tres días no hubo toros en la plaza de la Real Maestranza. Centrada la ciudad en la novedad que suponía esta celebración, la primera corrida de Feria de Sevilla se adelantó a la víspera, el 17 de abril. Y el cartel anunciaba “seis ejemplares de la ganadería de Taviel de Andrade y dos de Francisco Arjona, para los diestros Juan Lucas Blanco de Sevilla y Manuel Díaz de Cádiz”. Este último más conocido como “Lavi”.

Inciso taurino: Juan Lucas Blanco, torero sevillano, era hijo del torero y liberal Manuel Lucas Blanco, ajusticiado sin perdón de la regente María Cristina, por la muerte accidental de un miliciano en una reyerta. Y Manuel Díaz Cantoral “Lavi”, torero gaditano, era hermano de Gabriela Díaz que, casada con “Chicuco” Ortega, fue la madre de la “señá” Gabriela, madre, a su vez, de los Gallo.

No eran toreros de primera línea, pues por entonces destacaban en fuerte competencia Curro Cúchares y El Chiclanero, ya casi retirado Paquiro. Pero estos dos estaban ajustados toda la temporada en la Corte y ese lunes 19 de abril, precisamente, toreaban en Madrid en la tercera corrida de la temporada, que hicieron completa. Cúchares también se ajustó en Madrid las dos temporadas siguientes y no toreó su primera Feria de Sevilla hasta 1850, en la 4ª de la historia. Que ese año tuvo tres corridas, pero todas fuera de los tres días de Feria, los días 17, 21, víspera y epílogo ferial, y 28 de abril, alternando en el cartel con Lucas Blanco y su hermano Manolo Arjona.

Lo curioso es que en la primera corrida de Feria de Sevilla, la de 1847, se lidiaran toros de Taviel de Andrade y dos de Francisco Arjona, o sea Cúchares, que fue el primer torero de la historia en convertirse en ganadero. El maestro de San Bernardo acababa de comprar al duque de Veragua vacas y sementales para hacer su propia ganadería. Y así le dijo al duque; “Ahora vera usté lo que es criar toros buenos”. Y el duque, con toda su experiencia, le dijo: “Desengáñate, Curro, que las guitarras nunca las ha hecho los tocadores”. Y tenía razón, la carrera de ganadero la abandonó poco después vendiendo su parte.

Volviendo a la cuestión ferial, la limitación a los tres días fijados por licencia Real provocó en las primeras décadas curiosas circunstancias, como el hecho de que se celebrara la Feria en plena Semana Santa. Así la 2ª Feria de la historia, la de 1848, fue desde el Lunes al Miércoles Santo, la de 1851 tocaba entre el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección y se retrasó un día su inicio para evitar la coincidencia en día religioso tan señalado. Y así sucedió algunas veces más en las décadas siguientes, retrasando o adelantando un día o dos la celebración para evitar Jueves y Viernes Santo. Hasta que en 1886 se decidió retrasarla a los días 28, 29 y 30 de abril y repetir este proceso en los años en que la Luna de Parasceve cayera más tarde.

Hubo también, como en la actualidad las hay respecto al sector turístico, concesiones a los empresarios, por entonces ganaderos y feriantes. Como la de 1870 en que llovió tanto que el Ayuntamiento decidió prorrogar la Feria dos días más para compensar a los comerciantes, circunstancia meteorológica que se repitió con idéntica solución en 1883.

En 1860 ya se contabilizaban 119 casetas y un total de 237 puestos feriales entre tiendas, chozas y tenderetes, con lo que la Feria de la diversión se imponía así a la comercial de ganado. Y allí en el Prado de San Sebastián la feria duró, ampliada primero a cuatro días, después a cinco en 1914 y finalmente a seis, hasta 1972, un total de 126 años, con la excepción de 1937 por la Guerra Civil. La “nueva” Feria, la de Los Remedios, tiene una historia más corta, de cincuenta años en el nuevo recinto, 48 ediciones con la excepcionalidad por la pandemia de los dos años recientemente pasados.

Y así empezó la Feria hace 175 años, en que se contabilizaron veinticinco mil visitantes...después vino la iluminación del Real, luego los farolillos, la Pasarela, y finalmente las portadas...y así sigue. Viva la Feria.

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