Fernando III, un rey ‘hijo’ de sus abuelos
Nació en Zamora, fue coronado en Valladolid y se casó dos veces en Burgos
Su abuelo perdió en Alarcos con el califa que hizo la Giralda y ganó en Las Navas de Tolosa
Fernando III, 'el Tirano', y el 775 aniversario de la conquista cristiana de Sevilla
775 aniversario de la reconquista de Sevilla por San Fernando
Fernando III (1201-1252) es hijopolítico de sus abuelos. Le pusieron Fernando por su abuelo paterno, Fernando II de León, casado con Urraca de Portugal. Y bautizó Alfonso al mayor de sus diez hijos de su primera esposa (con la segunda tuvo otros cinco) como tributo a su abuelo materno, Alfonso VIII, y a su padre, Alfonso IX de León. El primero fue el héroe de la batalla de las Navas de Tolosa (1212) aunque tres lustros antes, en 1195, fue derrotado en la batalla de Alarcos por Yaqub, el gran califa almohade que ordena la construcción de la mezquita aljama de Sevilla y del alminar que ha dado la vuelta al mundo gracias a la gala de los Grammy Latinos.
Desde 1217 es rey de Castilla. Desde 1230, de Castilla y León, reinos que se habían separado en 1157 con la muerte de Alfonso VII el Emperador. Nació en Zamora, en Peleas de Arriba, cerca del monasterio de Valparaíso; fue proclamado rey en Valladolid y se casó dos veces en Burgos. Más castellano imposible. Más sevillano tampoco. Internacional en sus compromisos matrimoniales. Las dos esposas se las buscó doña Berenguela, personaje crucial que tiene una calle en Sevilla cerca de la Puerta Osario. En 1219 se casa con una princesa alemana, Beatriz de Suabia, unida a los linajes imperiales de Alemania y Bizancio. Fue rey estando soltero, casado, viudo y nuevamente casado en 1237 con la francesa Juana de Ponthieu.
Con su libro Fernando III el Santo. El rey que marcó el destino de España, Manuel González Jiménez (Carmona, 1940) obtuvo en 2006 el premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías. El libro es un compendio de novelas reales protagonizadas por un rey “afortunado en la guerra y en la paz”. Los papas estaban muy atentos a las bodas dinásticas. La primera boda de su padre, Alfonso IX de León, con Teresa de Portugal, fue anulada por el papa Celestino III aduciendo motivos de consanguinidad. Igual ocurrió con la segunda, la del rey leonés con doña Berenguela, esta vez invalidada por el papa Inocencio III.
Precedido por tres mujeres, Leonor, que muere muy pronto, Constanza, que se meterá a monja en las Huelgas de Burgos, y Berenguela, que se casará con el emperador de Constantinopla, Fernando es el primer hijo varón de Alfonso IX y doña Berenguela. Para que llegara al trono tuvieron que darse una serie de circunstancias: la muerte de su tío Enrique I (tres años más joven que él), proclamado rey a la muerte de su abuelo Alfonso VIII y que murió de forma accidental poco antes de cumplir los trece años. Doña Berenguela renunciará al trono en beneficio de su hijo Fernando, que es coronado con 16 años recién cumplidos.
Hay muchos Fernandos alrededor de Fernando III. Un Fernando hijo del primer matrimonio de su padre con la portuguesa cuya prematura muerte allanó el camino para sus aspiraciones. Uno de los tíos del futuro monarca será el infante Fernando, que había jurado como heredero al trono y moriría “en la flor de la juventud”, según González Jiménez. Fernando III tuvo un hijo Fernando con Beatriz de Suabia y otro Fernando con Juana de Ponthieu. El primero muere en 1248, el mismo año de la conquista de Sevilla. El futuro Alfonso X el Sabio es el primogénito. Hoy, además del aniversario de la conquista de la ciudad (se cumplen 775 años), lo es también del nacimiento del rey que escribió las Cantigas, glosó las virtudes de su padre y ordenó ejecutar a su hermano Fadrique en 1277. El infante recordado en el nombre de una torre de Sevilla. Dos de los hijos de Fernando III fueron arzobispos: Sancho, de Toledo, y Felipe llegó a ser elegido arzobispo de Sevilla, pero abandonó la carrera eclesiástica en 1257 para casarse con la princesa Cristina de Noruega, de la que existe una estatua en el monasterio burgalés de Covarrubias.
Hay otro Fernando menos conocido del que el biógrafo del rey da cuenta en el capítulo titulado La crisis dinástica del califato almohade. Más que la derrota de Las Navas de Tolosa, explica el historiador, lo que de verdad va a debilitar al califato serán sus disputas internas, también domésticas y consanguíneas como las bodas de los reyes cristianos. Muhammad al-Bayyasi, gobernador de Sevilla, es desplazado de esta plaza, se hace fuerte en Baeza y abandera una revuelta por un Al-Andalus independiente de Marruecos, del ordeno y mando de Marrakech. Para ello se hace aliado de Fernando III cuando éste inicia las campañas andaluzas. El pacto que suscriben tiene el mismo nombre que la batalla que ganó su abuelo: el de Las Navas de Tolosa.
Baeza está en manos cristianas y Úbeda, a escasos kilómetros, permanece fiel a la autoridad almohade. Una serie de campañas que se inician en Quesada (Jaén), episodio que estudió Juan Eslava Galán en un texto publicado en los Cuadernos de Estudios Medievales en 1984, tres años antes de ganar el Planeta y salir del anonimato. El hijo del Baezano, como llaman las crónicas al almohade tránsfuga, se llamaba Muhammad Abdelmón, pero sería bautizado como Fernando al ser el rey su padrino. Después de la conquista de la ciudad, residirá en una zona residencias que todavía se conoce con el nombre de Casas del rey de Baeza.
El 31 de octubre de este año la princesa Leonor ha jurado la Constitución al cumplir los 18 años. Un día antes, el 30 de octubre, pero de 1214 muere la reina Leonor de Inglaterra, esposa de Alfonso VIII, que había fallecido el 6 del mismo mes en una aldea de Ávila. Leonor es un nombre-insignia de la dinastía fernandina. Es el nombre de su bisabuela (Leonor de Aquitania), de su abuela paterna, de su tía Leonor, en cuya boda con Jaime de Aragón estuvo presente, de una hermana y hasta de dos hijas, una Leonor con Beatriz de Suabia y otra con Juana de Ponthieu.
775 años de la conquista de Sevilla por Fernando III. El profesor González Jiménez da detalles de otras conmemoraciones. El séptimo centenario tuvo lugar en 1948, nueve años después del final de la guerra civil. El gol de Marcelino a los musulmanes. Con motivo de esa conmemoración, el Ayuntamiento convocó sendos concursos de monografías que ganaron Antonio Ballesteros Beretta y Julio González. El primero permanecía inédito cuando se publica esta biografía de Fernando III. A esa etapa pertenece también la obra de Ramón Carande Sevilla. Fortaleza y mercado. Los 750 años coinciden con una España bien diferente. 1998. Los reyes Juan Carlos y Sofía inauguraron un Congreso internacional con ponencias como Al-Andalus y el Magreb en la época de la conquista de Sevilla o La expansión castellano-leonesa. De las Navas a Sevilla.
El libro destaca el predicamento de doña Berenguela: le buscó las dos esposas a su hijo; medió en los conflictos entre Fernando III y su padre, Alfonso IX de León, que estuvieron de terminar en batalla campal; renunció a sus derechos al trono; llevó la logística de las campañas militares y fue decisiva para la reunificación de Castilla y León en 1230. La primera historia moderna de ese periodo, el que Menéndez Pidal llama el final de los cinco reinos, la realizó un historiador jesuita, Andrés Marcos Burriel, en 1752, por encargo de Fernando VI, “muy devoto de su santo patrón”, escribe González Jiménez. Sólo habrá otro rey con ese nombre, Fernando VII, el precedente más próximo de un gobernante que trate los asuntos de España en el extranjero. Al menos restableció la fiesta de los toros y abrió el Museo del Prado.
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