El Grupo Giralda de la Policía Local

El declive de la Policía turística

  • El Ayuntamiento mantiene bajo mínimos al Grupo Giralda, la unidad especializada en la protección del turismo

  • Sólo queda una patrulla por turno que suele estar en punto fijo

Un agente patrulla por la zona monumental de la ciudad.

Un agente patrulla por la zona monumental de la ciudad. / Belén Vargas

Dos policías de uniforme en la puerta del Alcázar. A esto y poco más se reduce el despliegue del Grupo Giralda en la actualidad. La unidad de la Policía Local de Sevilla especializada en la protección del turismo y el comercio del centro de la ciudad vive quizás sus horas más bajas en sus veinte años de historia. Ni siquiera conservará su nombre, que será sustituido en el nuevo organigrama del cuerpo (la Relación de Puestos de Trabajo que pretende implantar el gobierno local) por el de Policía Turístíca.

El grupo fue fundado en 1998. La alcaldesa, Soledad Becerril, ya tenía en mente la creación de una unidad policial que luchara contra los carteristas, trileros, estafadores, pedigüeños, vendedores ambulantes, adivinas y demás ralea que poblaba entonces el barrio de Santa Cruz. Los asesinatos de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz aceleraron la creación del Grupo Giralda.

Turistas juegan al fútbol en la Plaza del Triunfo. Turistas juegan al fútbol en la Plaza del Triunfo.

Turistas juegan al fútbol en la Plaza del Triunfo. / Juan Carlos Muñoz

Aquello supuso una revolución en la lucha contra esta delincuencia de bajo perfil, gente que no cometían grandes robos ni delitos de sangre pero que eran especialmente molestos para vecinos y turistas. Los policías del Grupo Giralda iban de paisano y llevaban consigo teléfonos móviles cuyos números tenían tanto los vecinos y comerciantes de la zona como los guías turísticos que trabajaban en la zona monumental.

De esta forma, los ciudadanos se ahorraban el trámite de llamar a la sala del 092 (después a la del 112) para tener que informar de un delito y podían hablar directamente con un agente al que conocían porque lo trataban a diario. El sistema obtuvo un gran éxito y el centro se limpió de estos pequeños delincuentes, hasta el punto de que las estadísticas de criminalidad del distrito quedaron reducidas al mínimo.

Pero desde hace unos años el grupo está en claro declive. Ya con Juan Ignacio Zoido se les devolvió el uniforme, lo que supuso una merma a la capacidad de respuesta de una unidad que se basaba en la facilidad de sus agentes para camuflarse entre los grupos de turistas o entre los clientes de los comercios. Con la llegada de Juan Espadas a la Alcaldía, los agentes basan su trabajo en colocarse en un punto fijo en el Alcázar, del que apenas pueden moverse.

Una patrulla por turno

El Grupo Giralda está compuesto en la actualidad por 19 policías locales, de los que tres se encuentran en situación de baja prolongada. Quedan 16, de los que cada día hay cuatro de descanso por turno. Cada día se montan tres turnos con cuatro agentes cada uno. En la práctica, la mayoría de los días, el servicio se reduce a sólo una patrulla por turno. Quedan una de mañana, otra de tarde y una última en un turno de refuerzo que se prolonga hasta las primeras horas de la madrugada.

Los dos primeros turnos salen de uniforme, mientras que el último lo hace de paisano. “Los delincuentes han visto un panorama ideal para actuar. Los policías que ven de uniforme, de plantón en la puerta del Alcázar, son los mismos que ayer los perseguían vestidos de paisano”, explican fuentes de la Policía Local. Las mismas fuentes lamentan que la zona monumental se ha convertido en un lugar en el que conviven sin orden ni concierto “coches de caballos, triciclos, segways y muchas personas a pie acosando a los turistas, ofreciéndoles publicidad y entradas para todo tipo de actividades, guías no autorizados moviendo a cientos de personas de un sitio a otro, gitanas ofreciendo la buenaventura y engañando, guitarristas en los veladores, pedigüeños...”

Este es el paisaje que se encuentran los visitantes a la ciudad que Lonely Planet designó como la mejor del mundo para viajar en este año 2018, y que el Consejo Mundial de Viajes y Turismo ha elegido para celebrar su cumbre patronal en 2019. “Estos eventos han traído y traerán a muchos turistas, pero la proporción de delincuentes también aumenta ante esta llamada turística. Es algo que parece que la delegación de Seguridad del Ayuntamiento parece no haber captado. Carteristas, timadores y estafadores campan a sus anchas”, añaden.

Los agentes que se colocan en la puerta del Alcázar lo hacen, en teoría, como punto fijo en el servicio preventivo contra el terrorismo. Esto les obliga a dejar de atender las funciones que antes hacían, que abarca desde la simple vigilancia hasta el control de los apartamentos turísticos o la inspección de los coches de caballos, así como cualquier imprevisto que surja en hoteles, restaurantes, bares o entrada a monumentos.

Llamadas sin atender

Cada día se dejan de atender entre 15 y 20 llamadas a los dos teléfonos móviles que tiene el grupo, uno de los cuales está para la zona monumental y el otro para el entorno comercial de Sierpes, Tetuán y Campana. “La situación es caótica y desalentadora”, explican las fuentes, que aseguran que todo ha ido a peor desde la llegada a la Delegación de Seguridad del concejal Juan Carlos Cabrera. “Creemos que su intención es la de disolver la unidad, pero eso tiene un coste político. Por ello, ha optado por cambiarle el nombre y dejar que muera por inanición”, señalan unos policías que aseguran que su moral se ha “dinamitado” en los últimos tiempos.

Los agentes responsabilizan también al superintendente de los servicios operativos, Gabriel Nevado, que es quien ha ordenado a los componentes del Grupo Giralda que presten servicio de uniforme, “montando los puntos fijos asignados con un patrullero rotulado con distintivos policiales”: Sin embargo, también ordena que no se dejen de atender las llamadas que entran en los dos móviles del Grupo, lo que inevitablemente obliga a desmontar el servicio antiterrorista en punto fijo, para el que además no disponen de material adecuado como armas largas o escudos balísticos.

Algunos miembros de la unidad han elevado quejas tanto al delegado de Movilidad y Seguridad, Juan Carlos Cabrera, como al director general de Emergencias, Rafael Pérez, que han optado por mantener “las cosas como están”. “Es indignante que los usuarios llamen por teléfono solicitando presencia policial y se les diga que no los podemos atender, que llamen al 092 o al 112”.

“Si algo tiene este grupo es su respuesta inmediata y atención telefónica personalizada. Son 20 años en los que ha dado tiempo a conocer bien a muchos vecinos y comerciantes, con los que hay una estrecha relación”. Tanto que en ocasiones la asistencia se ha solicitado vía WhatsApp, al no poder hablar en ese momento. Las fuentes consultadas por este periódico apuntan que el superintendente ha manifestado en varias ocasiones que este grupo ejercer funciones que son más propias de la Policía Nacional . No deja de ser cierto, pero entonces, ¿por qué los agentes municipales montan controles antiterroristas?

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