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La Giralda, sin camiones

  • Arranca la peatonalización de la calle Mateos Gago con las críticas de repartidores y taxistas y una inspección de Urbanismo a los veladores

Macetones, nuevas señales y hasta un vídeo. El Ayuntamiento no ha querido que la nueva configuración de Mateos Gago pasara desapercibida. La eliminación de la carga y descarga de esta céntrica vía -que entró en vigor ayer- supone el primer paso de una reurbanización que pretende hacer más accesible una calle en la que abundaban hasta ahora camiones, carros de reparto, taxis y, sobre todo, veladores, en los que ayer actuó la Inspección de la Gerencia de Urbanismo, una operación que se saldó con la retirada de 17 elementos.

El cambio en Mateos Gago cogió con el pie cambiado a muchos. Los primeros, los repartidores. La nueva normativa municipal restringe las labores de carga y descarga. Sólo se podrán estacionar los vehículos encargados de esta tarea los lunes, miércoles y viernes, de 07:00 a 11:00, y en una zona muy determinada, la acera contraria al colegio San Isidoro, en el tramo comprendido entre las calles Rodrigo Caro y Mesón del Moro. Sin embargo, ayer, cuando el reloj pasaba de la una de la tarde, aún había muchos encargados de distribuir la mercancía cruzando una y otra vez esta calle con el objetivo de encontrar una plaza libre en el espacio destinado a ello.

"Eso es de locos". Con esta frase resumía un repartidor la mañana que llevaba. "He dado ya tres vueltas y hasta ahora no he podido aparcar", aseguraba sin percartarse de que a esa hora, supuestamente, no podía hacerlo. En ese momento otros dos distribuidores intentaban, sin éxito, encontrar un hueco donde estacionar. "Entiendo que esto se haga por el turismo, que es nuestra principal fuente de negocio, pero también deben entender que los turistas vienen a comer y beber a los bares y que los negocios necesitan que les surtan, a ver cómo lo arreglamos", lamentaba. Otro repartidor, con una carretilla, venía de los Jardines de Murillo. A esta zona han llevado el punto de carga y descarga más amplio. "Hoy sólo he tenido que traer dos cajas. He tardado casi 10 minutos. Para quienes tengan que repatir barriles de cerveza es imposible hacerlo así", señalaba.

Dos viandantes pasean por la calle Mateos Gago, con la Giralda al fondo.

No sólo los responsables de la carga y descarga han sido afectados con el cambio en Mateos Gago. Los taxistas también han visto alterados sus hábitos. La parada en esta céntrica calle se ha desplazado a Alemanes, justo delante del Hotel Eme. Uno de los taxistas alertaba de la modificación: "Hemos pasado de 10 plazas a tres. Aquí estamos, sin sombra alguna y justo delante de los veladores. La gente come con el olor a gasoil de nuestros coches", refería.

La descripción de este profesional no pudo ser más gráfica. Totalmente literal. Unos escasos centímetros separaban los tubos de escape de los vehículos de las mesas donde los turistas, a hora bien temprana, degustaban los platos elaborados en los negocios de la zona. En el otro tramo de Alemanes había ya dos taxis esperando a ocupar la franja reservada. "Al final, nos iremos de aquí. Así es imposible trabajar", lamentaba uno de ellos.

La inspección se saldó con la retirada de elementos en 17 establecimientos

Mateos Gago presentaba un adelanto de lo que será la configuración definitiva cuando se reurbanice la calle y se construya una plataforma única, sin diferencia de alturas entre acera y calzada. Macetones con árboles de tuya delimitaban el espacio reservado antes para los camiones distribuidores y los taxis. Esta franja la usaban ayer los peatones, quienes también transitaban por la zona más cercana a las fachadas. El pasillo situado entre los naranjos quedó reservado para los múltiples y diversos veladores que jalonan las calles. El universo de las terrazas.

El Ayuntamiento aún no ha anunciado ninguna reducción de mesas y sillas en esta vía, una operación que sí ha efectuado en la Plaza de la Campana, la Avenida o la calle San Fernando. Esta falta de precisión sobre la eliminación de veladores ha provocado diversas críticas, a las que ayer hizo frente el gobierno de Espadas enviando dos inspectores de la Gerencia de Urbanismo a la zona. Los funcionarios lo analizaron todo. Desde el mobiliario de restauración a los anuncios colocados en la vía pública. Lo hicieron, además, a la hora en la que a los bares comenzaba a llegar una gran afluencia de clientes. Exigían que les mostrasen la licencia de veladores. Examinada, instaban a retirar todo aquello que excedía del permiso. Cara de circunstancias en los camareros que tuvieron que guardar sillas y barras de apoyo en el momento de mayor actividad. En tal situación se vieron 17 negocios.

Pero lo cierto es que por Mateos Gago ayer hubo tráfico. Bastante. De taxis, servicios municipales y vecinos. El suficiente para que el peatón no pudiera usar con total libertad la calzada. Eso sí, la vista de la Giralda quedó libre de camiones.

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