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Graduación en San Telmo

Los nuevos miembros del Ejecutivo socialista toman posesión en un acto que sirvió para homenajear la labor de los consejeros salientes

Rodrigo Sánchez Haro -segundo por la izquierda-, posa con Díaz y otros compañeros ayer en San Telmo. / Antonio Pizarro
Carlos Rocha

Sevilla, 10 de junio 2017 - 02:33

Junio es el mes de las graduaciones. Los universitarios, todavía en plenos exámenes, cambian las bibliotecas por los salones de actos. Se colocan sus mejores galas y, acompañados por sus familias, celebran que se acabó lo de hincar codos. La toma de posesión de un Gobierno es similar. Sale el consejero, promete su cargo y se lleva una ovación. Y en vez de una beca -la banda de tela de color que identifica a las distintas facultades- se lleva una cartera.

En el Palacio de San Telmo hay salón de actos, pero el Salón de los Espejos luce más. Allí se llevaron ayer los nuevos consejeros a sus allegados para celebrar el nombramiento. Los selfies y las fotos tradicionales se sucedieron en un acto festivo que tuvo incluso aplausos espontáneos, como los que se llevó el nuevo titular de Agricultura, Rodrigo Sánchez Haro, cuando se acercó a saludar a la cuota almeriense de invitados. No fue el único que se fue al terruño. Para la postal cordobesa, Rosa Aguilar, que se queda con Justicia, buscó a su paisana Marina Álvarez, consejera de Salud, y al presidente del Parlamento, Juan Pablo Durán.

Díaz avala el cambio de rumbo tras dos años dedicados a capear los "coletazos de la crisis"

En la foto cordobesa también se puso Susana Díaz, que en la versión sevillana fue sustituida por Verónica Pérez. Tampoco llegó a tiempo Antonio Ramírez de Arellano, pero quien no faltó fue María Jesús Montero, acompañada por Francisco Javier Fernández y los novatos Miguel Ángel Vázquez y Sonia Gaya, onubense, pero con carrera netamente sevillana. "Quien se mueve no sale en la foto", dijo Alfonso Guerra, pero la titular de Hacienda sabe moverse para salir en todas. Trece años de consejos de Gobierno y tres presidentes la avalan.

La puesta de largo del nuevo Ejecutivo andaluz tuvo mucho de graduación por las fotos de familia, los abrazos y las felicitaciones, pero también porque sirvió para marcar el final de una etapa. El "grandísimo equipo" del que Díaz se rodeó hace dos años tenía por misión gestionar "los últimos coletazos de la crisis" y puso "a las personas por delante de los criterios de austeridad", reconoció la presidenta en su discurso.

La jefa del Ejecutivo no dejó pasar la ocasión de homenajear a los cinco consejeros salientes. De Aquilino Alonso destacó su historial como profesional sanitario, obligado a bregar con una protesta social sin precedentes. A Adelaida de la Calle y a Emilio de Llera les agradeció la pausa en sus carreras profesionales para trabajar en lo público. Lo mismo hizo José Sánchez Maldonado, pero Díaz se centró en su "sacrificio" por poner "los cimientos" de las renovadas políticas de empleo, mientras que agradeció a Carmen Ortiz su trabajo silencioso en un sector como el de la agricultura, que presenta números "espectaculares".

Cinco que se licencian y otros cinco que se matricularon ayer. Seis si se incluye el traslado de expediente de Rosa Aguilar y siete con las competencias de Memoria Democrática que gana Manuel Jiménez Barrios. Tienen dos años para aprobar todas las asignaturas. La medida estrella del nuevo Gobierno de Susana Díaz consiste en premiar a los alumnos que sacan más de un cinco. Y el Palacio de San Telmo no está ni a cien metros del rectorado de la Universidad de Sevilla, de donde Díaz sacó a Ramírez de Arellano, quien se encargará de llevar a buen puerto esta iniciativa. Gaudeamus igitur, como se canta en todas las graduaciones.

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