El agresor del Gran Poder, Luis Carbajo Ordóñez, fue trasladado ayer en ambulancia desde el Virgen Macarena hasta el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva donde será sometido a examen médico en la Unidad de Psiquiatría. En principio esta área hospitalaria está concebida para estancias cortas y medias de pacientes, que no superan alrededor de un mes de ingreso, para personas que sufren enfermedades mentales. Una vez que reciba el alta, Luis Carbajo Ordóñez recibirá tratamiento en unidades de día de Psiquiatría.

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha resuelto, por su parte, suspenderlo en sus funciones como funcionario de prisiones de manera cautelar y provisional. Según informaron a Europa Press fuentes de Instituciones Penitenciarias, esta decisión ha sido adoptada ante la "agresividad" y la "falta de control" que demostró Luis Carbajo en el ataque que perpetró contra el Nazareno en la basílica de San Lorenzo, arrancando de cuajo un brazo al Gran Poder, al término de una misa. Instituciones Penitenciarias considera que, en estas circunstancias, este funcionario puede suponer un "riesgo" para los internos y trabajadores.

Hasta la fecha, el implicado ha desempeñado sus funciones en el centro penitenciario de Huelva con normalidad, según explicaron las mismas fuentes. Nunca había tenido problemas con los reos, ni bajas de larga duración, aunque sí había mantenido conflictos con el director de la prisión, según fuentes consultadas. Y en el último año su comportamiento se había enrarecido.

El Juzgado de Instrucción número 10 de Sevilla decretó el pasado martes la puesta en libertad con cargos. El médico forense que atendió al agresor en los juzgados tramitó la solicitud para que fuera observado en el Hospital Virgen Macarena y que fuera sometido a un análisis psiquiátrico. Declaraciones tales como "lo hice porque soy Jesucristo" hacen sospechar que Luis Carbajo sufre algún tipo de trastorno mental no diagnosticado.

El detenido pasó a disposición judicial a primera hora del pasado martes y, durante su declaración ante la juez de guardia, dijo que "es el representante del espíritu de Jesús", por lo que "ni él ni Jesús necesitan ninguna representación en madera muerta", según apuntaron las fuentes. De igual modo, este hombre aseguró "que es consciente" del valor artístico de la imagen del Cristo del Gran Poder, fechada en 1620, obra del imaginero Juan de Mesa.

Fuentes del caso mostraron ayer su extrañeza por el hecho de que el supuesto trastorno no haya dado la cara hasta ahora. El funcionario, que tiene 37 años, no había presentado hasta el pasado domingo un comportamiento anómalo, en su seno familiar, en el último año. La trayectoria de este funcionario comenzó hace más de ocho años en varias cárceles españolas, antes de recibir el puesto en Huelva. Cuando atacó al Gran Poder el pasado domingo al término de la misa dominical, a la que asistió, este hombre insistió en que era el hijo de Dios.