Angulas: Del Guadalquivir a China

medio ambiente | la junta estudia prorrogar la prohibición otros diez años

La prohibición de la pesca del alevín de la anguila en el río deriva en un tráfico ilícito que consiste en llevar ejemplares vivos hasta Asia.

Barcas de pescadores a las orillas del río.
Del Guadalquivir a China / Antonio Pizarro
Fernando Pérez Ávila

02 de abril 2017 - 07:18

"Si no hay angulas, ¿de dónde han salido las que han cogido que llevaban a China? ¿Han llovido del cielo? Si las han trincado es porque habrá, ¿no?". La pregunta, digna del mismísimo Pero Grullo, se la plantea Antonio Domínguez, un veterano pescador de Isla Mayor, en una pequeña terraza del bar Las Malvinas. "Obviamente hay angulas en el Guadalquivir, claro que hay", se responde a sí mismo. Cuando habla de las angulas intervenidas camino de China se refiere a la operación Abaia, una investigación de la Guardia Civil de principios de marzo en la que fue desmantelada la mayor organización dedicada al contrabando de esta especie en Europa. El balance de la operación: 17 detenidos y el decomiso de siete toneladas de angulas. "Puede hacer la cuenta. En un kilo puede haber aproximadamente unas 3.000 angulas. Estamos hablando de millones de ellas", insiste el pescador.

La pesca de la angula es actualmente ilegal en Andalucía. La Junta impuso una prohibición por un periodo de diez años que entró en vigor a finales del año 2010. Lo hizo basándose en unos estudios sobre la población de angulas en el Guadalquivir, que alertan del peligro crítico de extinción de la especie.

Fuente: Guardia Civil. Gráfico: Dpto. Infografía
Fuente: Guardia Civil. Gráfico: Dpto. Infografía

Los pescadores locales restan credibilidad a tales estudios y lo hacen con una prueba más que concluyente: "¿De dónde han salido las siete toneladas entonces?". Los anguleros aseguran que simplemente el estudio se hizo en un año en el que no había angulas. "No siempre las hay. Hay años que llegan millones y otros que se van para otras zonas, para Marruecos, para Portugal..."

Los anguleros pueden sacar entre 200 y 300 euros por kilo de angula

La angula es el alevín de la anguila europea. Es una especie migratoria que llega a los ríos procedentes del mar en las primeras fases de desarrollo. Una vez se encuentra en aguas continentales, multiplica enormemente su tamaño durante varios años, en los que tiende a ascender hasta las cabeceras de los ríos. Luego desciende hasta sus desembocaduras y escapa al mar. Ya en la fase adulta, las anguilas emigran hasta el Mar de los Sargazos, donde se aparean, reproducen y mueren, concluyendo el ciclo de una generación. Este ciclo puede durar una década o a veces dos y tres, de ahí la prohibición impuesta en Andalucía, que podría prorrogarse por otros diez años más.

Sin embargo, en el Guadalquivir hay barcos anguleros. Algunos parecen abandonados y a la deriva. Son unas plataformas destartaladas con unas redes que son como un colador finísimo en las que quedan atrapados los alevines. También otros peces. Éste es otro de los argumentos de los ecologistas en contra de la pesca de la angula. No hay nadie en los barcos ni en kilómetros a la redonda. Pero si uno se aproxima lo suficiente podrá comprobar que las redes están en buen estado. Es imposible que lleven a la intemperie desde el año 2010 y que no se hayan deteriorado lo más mínimo. En la orilla hay varias barcas que se usan para llegar hasta las plataformas anguleras.

La angula se pesca de noche, de manera furtiva. Es el primer eslabón de un negocio millonario que consiste en llevar los alevines vivos a China para que allí sean cebados y engordados hasta convertirse en anguilas adultas, cuya carne es muy apreciada en el país asiático. La red desmantelada en la operación Abaia obtenía unos beneficios brutos de siete millones de euros al año.

En el centro del entramado desmantelado por la Guardia Civil estaba la empresa Roset, con sede en Deltebre (Tarragona). Hasta aquí llegaban angulas del Guadalquivir, pero también de Valencia, donde la pesca no está prohibida pero sí hay un cupo anual de ejemplares. Desde esta empresa se enviaban cada año unas siete toneladas de angulas a Hong Kong. Las transferencias de dinero desde China hasta España se hacían mediante el hawala, un sistema informal de transferencias internacionales. La Guardia Civil detuvo en España a ocho personas, entre ellas los propietarios de la empresa de Tarragona y dos intermediarios que le compraban las angulas a los pescadores de la provincia de Sevilla. Los otros nueve arrestados cayeron en Grecia, adonde las angulas llegaban en camiones acondicionados con piscinas para mantener los alevines con vida. Los camiones partían de Barcelona en ferry hasta Italia, país que atravesaban para volver a embarcar y viajar hasta Atenas, desde donde se preparaban los envíos hasta Hong Kong. Los compradores chinos pagaban hasta 7.000 euros por kilo de anguila adulta.

El pescador, como siempre, es el que menos gana. Aún así, puede obtener entre 200 y 300 euros por un kilo de angulas en función del momento de la temporada en el que se pesque. Eso, en un contexto de prohibición y casi miseria, es un verdadero maná, pero quien lo hace se expone a multas desorbitadas. "Si te cogen con una buena cantidad, mejor que te pegues un tiro", bromea el viejo pescador, que se queja de que a los jóvenes no se les dan oportunidades. "Los obligan a ser furtivos, a pescar ilegalmente", se queja. Municipios como Isla Mayor, Coria, La Puebla y Alcalá del Río tienen una gran tradición angulera. Los pescadores piden que se levante la prohibición y que se imponga una veda o cupo anual, como hay en Valencia, que les permita pescar algunos meses del año. "No sólo podríamos comer todos, sino que serviría para luchar contra las mafias", dicen. No deja de ser llamativo que la mayoría de los restaurantes de estos pueblos tengan angulas en su carta. Es algo completamente legal. Lo único que está prohibido es la pesca.

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