Ladrones de arte, los herederos de Erik el Belga

La sustracción de la Inmaculada de Aznalcóllar, recuperada varios años después, tiene precedentes en Sevilla

Dos hermanos robaron decenas de obras de la Diputación entre 2006 y 2013

Un voluntario del monasterio de San Clemente sustrajo bienes del convento en 2016

La larga lista de robos a cofradías de Sevilla

La Guardia Civil recupera la talla de una Virgen robada en Aznalcóllar en 2016

Una fotografía que un vecino de Aznalcóllar vio de la Virgen de la Inmaculada de su pueblo en las redes sociales fue el origen de la última investigación de la Guardia Civil contra el robo de obras de arte. El vecino identificó la Virgen de su pueblo en una fotografía que se había utilizado para conmemorar el día de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. La Virgen de Aznalcóllar, sin embargo, llevaba casi seis años en paradero desconocido. Había sido sustraída de la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación en el año 2016, y desde entonces estaba perdida. El vecino se lo dijo al párroco, y éste lo puso en conocimiento de la Guardia Civil.

La Inmaculada de Aznalcóllar.
La Inmaculada de Aznalcóllar. / DGGC

Del caso se hizo cargo la Unidad Central Operativa (UCO), que localizó la obra en Santa Cruz de Tenerife. Los investigadores pudieron reconstruir el viaje que había hecho la imagen, que había sido comprada en 2017 por una pareja que residía en Tenerife a un anticuario de Sevilla. Los compradores actuaron de buena fe, y al ser informados de que la Virgen procedía de un robo, se la entregaron a la Guardia Civil. La obra, perteneciente a la escuela sevillana del siglo XVII, regresó en avión a Sevilla y por carretera hasta su pueblo.

La Guardia Civil mantiene la investigación abierta para tratar de conocer de qué manera llegó la Virgen al anticuario, y sobre todo, quién o quiénes fueron los autores del robo. Todavía con la identidad desconocida, son los herederos de Erik el Belga, el famoso delincuente que saqueó iglesias, conventos y monasterios de toda España en los años setenta y ochenta del siglo pasado.

El restaurador y su hermano

Aunque no son frecuentes, en Sevilla ha habido varios casos de robos de obras de arte bastante sonados en los últimos años. El más sonado fue el que terminó con la condena a un año de cárcel para un empleado de mantenimiento de la Diputación Provincial y su hermano, restaurador, por robar decenas de obras de arte sacro. Los dos hermanos, Manuel Eloy R. A. y Juan Javier R. A., sustrajeron imágenes, piezas de orfebrería, mantos y joyas que se almacenaban en la Casa de la Provincia.

El primero de los hermanos tenía libre acceso al sótano de este edificio. Entre enero de 2006 y julio de 2013, ambos hermanos se "fueron llevando piezas de imaginería, orfebrería, muebles y textiles bordados de gran valor histórico, catalogados como obras de arte por la propia Diputación", apunta la sentencia del juzgado de lo Penal 3 de Sevilla, después de que los dos acusados aceptaron un año de cárcel y la devolución de 20.018 euros a la Diputación.

Las obras de arte de la Diputación Provincial, que fueron recuperadas por la Policía.
Las obras de arte de la Diputación Provincial, que fueron recuperadas por la Policía. / Juan Carlos Muñoz

En julio de 2013, la Policía encontró en el taller de restauraciones de Juan Javier R. A., situado en el barrio de la Juncal, "gran cantidad de los objetos sustraídos", entre ellos imágenes policromadas, tallas de vírgenes, mantos y trajes. El restaurador vendía los objetos a personas del mundo de la imaginería. Se pudieron constatar tres ventas de este tipo, aunque no se acreditó que los compradores conocieran la lícita procedencia de los objetos.

La sentencia destacaba que eran de especial valor artístico entre las piezas recuperadas una dalmática, cinco trajes de Niño Jesús y un manto de una Virgen por el interés de sus bordados. Otros 37 objetos catalogados por la Diputación no se pudieron recuperar, entre ellos 16 piezas textiles, una escultura de la Inmaculada del siglo XVIII, cuatro del Niño Jesús, ostensorios, coronas de la Virgen, relicarios y dos cuadros anónimos del siglo XVII.

El restaurador también sustrajo en 2010 un capillo viático de raso blanco bordado en plata, que cogió de la sacristía de la iglesia de la O, en la calle Castilla. De la misma manera, cogió dos sacaras y una corona de pedrería rematada con una cruz de la iglesia de Santa María de Écija. Todos estos objetos fueron recuperados por el Grupo de Robos de la Policía en el taller del acusado, así como un capillo viático del que se apoderó aprovechando que era vestidor de otra virgen.

También vendió una dalmática procedente de la Casa de la Provincia por 1.200 euros y regaló a ese comprador una imagen de un Niño Jesús, "de ilícito origen por cuanto lo cogió de una capilla de un pueblo de Portugal".

El voluntario de San Clemente

En noviembre de 2016 fue detenido un voluntario que colaboraba con el Monasterio de San Clemente por el robo de numerosas obras de arte de este convento. Se trataba de un hombre que realizaba tareas de mantenimiento en el edificio. No cobraba, al menos no en dinero. Pero sí robaba obras de arte de valor incalculable que luego vendió en tiendas de antigüedades por unos cientos de euros. Entre ellas, destacaba un Niño Jesús hecho en plomo sobre un molde de Martínez Montañés.

Pero no fue esta figura la que hizo a las monjas sospechar de que alguien les estaba robando su patrimonio. Fue una Inmaculada de unos 40 centímetros de altura, que alguien había robado y sustituido por otra pieza. La abadesa se dio cuenta del cambiazo el 24 de enero de 2016. Convocó una reunión con todas las hermanas e hicieron un recuento. Allí se dieron cuenta de que faltaban, además de la Inmaculada, una multitud de figuras y cuadros de gran valor, algunas de ellas de los siglos XVII y XVIII, así como varias casullas bordadas en oro.

Obras robadas en el Monasterio de San Clemente.
Obras robadas en el Monasterio de San Clemente. / Antonio Pizarro

La Policía centró la investigación en el reducido círculo de personas que habían accedido al convento en los últimos años. Al ser de clausura, apenas había personas ajenas a las monjas que pudieran entrar. Ninguna estancia del monasterio había sido forzada o presentaba signos de ello. Al mismo tiempo, se analizaron todas las operaciones de compra y venta de arte sacro que se habían hecho en los anticuarios de Sevilla en los meses anteriores. Los investigadores hallaron piezas procedentes del convento almacenadas en cinco tiendas de antigüedades de la capital andaluza.

Las ventas habían sido hechas todas por la misma persona: Ricardo G. V., de 40 años y vecino de Alcalá de Guadaíra, donde residía con su madre. Este hombre tenía dos antecedentes, uno de ellos por un delito contra el patrimonio. Era, además, una de las personas que frecuentaban el monasterio como personal voluntario de mantenimiento desde hacía alrededor de dos años. Sustrajo las llaves que daban acceso a los lugares donde se encontraban las obras de arte, para posteriormente robarlas y venderlas. El ladrón aprovechaba los momentos de oración de las monjas para cometer los robos.

La Policía recuperó prácticamente todas las obras de arte sustraídas. Sólo faltaban un crucifijo de madera del siglo XVII y dos cuadros de San Luis Gonzaga. Entre las obras recuperadas había algunas que las monjas no se habían dado cuenta de que se las habían robado.

Otros casos conocidos

En los últimos años ha habido varios casos conocidos de robos de obras de arte en Sevilla. No todo han sido piezas sacras, aunque sí la mayoría, primero porque existen muchas más obras de este tipo que del resto y porque no siempre la vigilancia en los conventos y monasterios es la adecuada. En ellos hay un patrimonio de valor incalculable, pero que en ocasiones no está inventariado.

Distintos son los robos a cofradías, que también ha habido muchos en los últimos años. El más reciente fue el sufrido por la hermandad de la Sed en noviembre de 2020, que se sumó a una larga lista de casos en los que los más sonados fueron los sufridos por el Buen Fin, en 2005, y las Siete Palabras, en 2012. En agosto de 2015 también un robo importante en el convento del Santo Ángel.

El busto de Adriano.
El busto de Adriano. / DGGC

Otro tipo de piezas que se han sustraído en los últimos años son las procedentes de tiempos romanos. En julio de 2019, la Guardia Civil recuperó en Écija un busto de Adriano, del siglo II, que una familia estaba intentando vender por medio millón de euros. Los agentes localizaron la escultura enterrado en una nave dedicada a uso agrícola.

También ha habido robos a particulares, como el ocurrido en un piso del Porvenir en el año 2014. Un inquilino sustrajo dos cuadros (La Bordadora, de Ricardo López Cabrera, y Gitano, de Alfonso Grosso) y una pequeña escultura de San Antonio de Sebastián Santos y los vendió a un anticuario. La Policía recuperó las piezas.

Y si se remonta uno a más de una década atrás, se encuentra con robos como el de una litografía de Picasso, que cometió una banda que también sustrajo un cuadro del Arcángel San Miguel atribuido a la escuela de Zurbarán. Estos robos se cometieron entre 2005 y 2007 y la Policía logró desmantelar la organización dedicada a los mismos, uno de cuyos miembros disponía de un puesto de venta en el mercadillo del Jueves.

En Sevilla existe también una especial vigilancia sobre el Archivo de Indias, pues la mayoría de las empresas cazatesoros contratan a historiadores para que puedan investigar el paradero exacto de barcos hundidos cargados con oro, plata y monedas. Un ejemplo de estas prácticas fue la de la empresa norteamericana Odyssey, que expolió la fragata Mercedes, si bien el tesoro tuvo que ser devuelto a las autoridades españolas.

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