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Obituario

Muere Alberto García Camarasa, un hombre clave en la reforestación de la Expo92

  • "Era uno de los técnicos más reconocidos en el mundo de la jardinería", destaca de él su amigo José Elías

  • "Era una persona excepcional, de gran profesionalidad y conocimiento técnico y muy familiar, con un concepto de la familia amplio que nos englobaba a todos los que trabajábamos con él, explica su amigo Ricardo Librero, que lo tuvo de jefe

Alberto García Camarasa, en el colegio de Ingenieros Agrícolas de Andalucía.

Alberto García Camarasa, en el colegio de Ingenieros Agrícolas de Andalucía. / M.G.

Alberto García Camarasa, un ingeniero técnico agrícola catalán comprometido con los árboles y los jardines que llegó a Sevilla para la Exposición Universal de 1992, de la que fue director del Programa de Forestación y Jardinería, ha fallecido este viernes por la pandemia del coronavirus. Superaba los 70 años de edad.

Fue también codiseñador del Parque José Celestino Mutis, en el barrio de Nuestra Señora de la Oliva, donde ha dejado una huella profunda y la activa Asociación de Amigos de los Jardines de la Oliva le organizó un homenaje hace cuatro años. 

Camarasa, padre de cinco hijos, vino a Sevilla en 1987 con su mujer de la mano de su gran amigo José Elías, que fue adjunto a la Jefatura de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla desde 1956 hasta su jubilación. Trabajaba en el Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat, donde era jefe de Parques y Jardines.  

"Su trabajo durante el período de la Expo92 tuvo gran repercusión a nivel nacional e internacional", cuenta su amigo José Elías

Elías destaca de él que era "uno de los técnicos más reconocidos en el mundo de la jardinería. Técnico muy respetado y considerado por los profesionales de la jardinería municipal. Participó activamente como miembro destacado de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, en numerosos congresos, ponencias y jornadas técnicas. Su trabajo durante el período de la Expo92 tuvo gran repercusión a nivel nacional e internacional". Una vez finalizada la Exposición en el año 1992 pasó a formar parte de la Empresa Pública del Suelo de la Junta de Andalucía donde permaneció hasta el final de su vida laboral, añade Elías.

Ricardo Librero, amigo también de García Camarasa, quien fue además su jefe, recuerda que vino de Hospitalet a Sevilla para hacerse cargo de las obras de plantaciones de la Isla de la Cartuja y terminó quedándose en nuestra ciudad.

Fue codiseñador del Parque Celestino Mutis de Sevilla y contribuyó a la iniciativa del Ayuntamiento de Espartinas para la creación de Flora Urbana

"Fue una persona excepcional, de gran profesionalidad y conocimiento técnico que amaba su profesión. Bajo su responsabilidad se crearon los viveros de producción y aclimatamiento de la Expo, que llegaron a contar con 50 Hectáreas, permitiendo la provisión de plantas para la forestación del recinto de la Exposición y se dirigieron las obras de plantaciones de todos los proyectos del recinto", explica Librero.

"Suyos fueron además los primeros diseños, como los taludes de la actual avenida de Carlos III, el espacio de las caracolas (hoy Gerencia de Urbanismo) o los pasos subterráneos vegetados que aún siguen perviviendo en la Isla de la Cartuja. Con un equipo escuálido en sus comienzos, con tres direcciones viveros, obras y conservación e infraestructura de riego, terminó, gracias a su empeño en contar bajo sus órdenes con 26 técnicos al finalizar la Expo".

"Era una persona honrada y muy familiar, con un concepto de la familia amplio que nos englobaba a todos los que trabajábamos con él", relata Ricardo Librero de Camarasa

Librero relata el gran legado de Camarasa. "Hasta nuestra Exposición Universal, la jardinería había sido elemento acompañante de las muestras anteriores. El paisajismo no se había tratado como un elemento sustancial sino de acompañamiento a la arquitectura y el urbanismo. Sevilla introdujo un cambio en ese aspecto y la consolidación de ello, sin duda se debió al carácter de Alberto y su defensa a ultranza de la calidad en el trato al arbolado. Su amabilidad no estaba reñida con su vehemencia en la defensa de sus otros hijos, las plantas. Disfrutaba con ellas, sufría con ellas y defendía su parcela como nadie".

Y destaca también su valía personal. "Era una persona honrada y muy familiar, con un concepto de la familia amplio que nos englobaba a todos los que trabajábamos con él. Sentía lo que le ocurría al de al lado, sufría cuando alguno le llevábamos la contraria, pero apreciaba la crítica y al día siguiente venía a reconocerte que tenías razón o argumentarte para que cambiaras de opinión, no paraba hasta que hubiera acuerdo en las decisiones. Necesitaba el consenso y ello hizo que el equipo que reunió funcionara".

Fue un defensor a ultranza de la calidad en el trato al arbolado, añade Librero

"Sin él, sin su defensa de sus plantaciones y de las pérgolas de la Expo, seguramente la idea de una Expo Verde hubiera terminado engullida por la vorágine de la necesidad de espacios comerciales, cuando la Expo empezó a verse como una oportunidad, pero supo defender cada metro de zona verde en todas las instancias".

Librero explica que, tras la Exposición, unió su futuro profesional a la defensa del Vivero de la Expo y la reutilización de las Pérgolas, primero en Puertos del Estado, donde contribuyó a su reutilización para sombrear varios espacios portuarios, como Algeciras, en Sevilla pueden verse aún frente a la Estación de Renfe. Luego pasó a la Empresa Pública del Suelo de Andalucía, donde el vivero de la Expo, terminó siendo parte de las infraestructuras del Parque del Alamillo.

Tras la Exposición, unió su futuro profesional a la defensa del Vivero de la Expo y la reutilización de las Pérgolas

En medio muchas iniciativas llevan su sello, el Parque Celestino Mutis de Sevilla o su contribución a la iniciativa del Ayuntamiento de Espartinas para la creación de Flora Urbana que durante años fue una referencia en el árido paisaje de la defensa de la horticultura y el paisajismo en nuestra tierra.

"El Alzheimer le alcanzó en sus últimos años y destruyó su portentosa memoria. Hoy se va con el silencio que impone este virus, pero Sevilla no puede, no debe, olvidar a este catalán que como D. José Elias, supieron dar lo mejor de si para mejorar nuestra ciudad. D.E.P. Alberto".

El 27 de abril de 2013, la Plataforma Ciudadana por los Parques, los Jardines y el Paisaje de Sevilla le rindió un homenaje por su innovadora labor en la Jardinería sevillana.

Trabajó varios años en Bolivia, estudiando la vegetación del Altiplano. En La Paz participó en la fundación de la Escuela de Jardinería.

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