El catedrático de Física Teórica y Profesor Emérito de la Universidad de Sevilla Luis Felipe Rull ha fallecido en Sevilla de un infarto fulminante.

Nacido en Almería, en 1949, e hijo de un funcionario del Servicio Nacional del Trigo, su infancia transcurrió en diversos puntos Andalucía hasta que recaló en Sevilla para estudiar el Bachillerato y la carrera universitaria. Esto, junto a sus veranos repartidos entre Pegalájar (Jaén) e Islantilla, y la condición ursaonense de su mujer, la también catedrática María Asunción Muñoz, le hacía decir con su habitual sentido del humor que era “más andaluz que el río Guadalquivir”.

Científico de primera línea, Luis F. Rull también destacó por su compromiso político y social, siempre desde una indomable independencia intelectual que le hizo transitar por distintas iniciativas. Militante del Partido Comunista de España en sus años de juventud, abandonó esta formación en 1982 por importantes discrepancias con el secretario general de la misma, Santiago Carrillo. Este desencuentro no evitó que, cuando Julio Anguita lanzó Izquierda Unida, se sumase a la misma gracias a su relación con Luis Carlos Rejón, líder de IU en Andalucía. Más tarde, demostrando su libertad de criterio y carácter, formaría parte de la plataforma ‘Andaluces por el Cambio’, montada por el entonces líder del PP andaluz, Javier Arenas, cuando era aspirante a presidir la Junta, iniciativa que también abandonaría tras alguna polémica.

Una de las grandes pasiones de Luis F. Rull fue la política universitaria. Siempre fue muy crítico con la universidad española, a la que acusaba de endogámica y rutinaria, así como de ser un ecosistema muy poco propicio para la investigación. Siempre soñó con que Andalucía fuese un lugar atractivo para los investigadores internacionales. Cuando se estaba formando el actual gobierno andaluz, el consejero de Transformación económica, Industria, Conocimiento y Universidades, Rogelio Velasco, lo llamó para que fuese secretario de Investigación y Universidades, pero sin que se explicasen muy bien las razones se le marginó a última hora. Fue uno de los últimos sinsabores de este catedrático enamorado de los números primos.

Luis F. Rull se consideraba un “físico en progreso”, y “creía en una universidad universal, global y abierta”. Además, afirmaba que “el conocimiento debe estar permanentemente interconectado”.

Estaba casado con la catedrática de Farmacia María Asunción Muñoz y era padre de dos hijos, Patricia y Luis. Se le solía ver pasear, abuelo orgulloso, por el barrio del Porvenir.