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Pablo y Peter, vidas paralelas

  • Encuentros en la calle Peris Mencheta. Los dos son galeristas, esperaron a la muerte de Franco para llegar a Sevilla y han acogido lo mejor de la vanguardia

Pablo del Barco, Carmela Gálvez y Peter Mair en el bar Quilombo de la Alameda.

Pablo del Barco, Carmela Gálvez y Peter Mair en el bar Quilombo de la Alameda. / victoria hidalgo

Son vidas paralelas que el jueves pasado, con Jueves en la calle Feria, se juntaron en el Quilombo, un bar de la calle Peris Mencheta, convocados por la magia mediadora de Carmela Gálvez, amiga de ambos. Los dos son galeristas, los dos hijos de la posguerra, Pablo del Barco de la posguerra española (nació en Burgos en 1943) y Peter Mair de la posguerra mundial, la de la Segunda Guerra (nació en el Tirol austriaco en 1947). Los dos son antifranquistas. Peter Mair, viajero impenitente, no quiso venir a España mientras existiera la dictadura de Franco. En su caso, fue la muerte política del dictador la que propició su llegada, definitiva a partir de 1985. En el caso de Pablo del Barco, fue la muerte política de Franco, su última aparición en el balcón de la Plaza de Oriente el 1 de octubre de 1975 tras los fusilamientos de septiembre, aquel plebiscito satánico, lo que le llevó a hacer las maletas y marcharse autoexiliado a Brasil, donde una bruja de Río de Janeiro adivinó la muerte del general ferrolano. El mismo que había proclamado el final de la guerra y la llamada Victoria desde un balcón de Burgos muy próximo a la casa en la que había nacido Pablo del Barco.

Pablo del Barco y Peter Meir. Pedro y Pablo, como los Picapiedra. El Cristo de Burgos que ejerce paisanaje con Pablo sale cada Miércoles Santo de la iglesia de San Pedro. El galerista, poeta, novelista y traductor burgalés, pionero de la poesía gráfica o de la pintura escrita, ha puesto a la venta su galería y ha decidido volverse a Burgos. Ánima es la Taberna Galería que Peter Mair abrió en la calle Miguel Cid, uno de los cuatro escoltas de la estatua de la Inmaculada Concepción. A dos pasos sale el Buen Fin de la iglesia de San Antonio, pero el tirolés es más de la Soledad de San Lorenzo. Pablo nunca ha expuesto en la galería de Peter, "no soy mucho de exponer en bares", pero sí ha frecuentado sus tertulias filosóficas, regadas con vino caliente.

Peter fue intérprete de Polster cuando llegó; Pablo se acuerda de Juanito en el Burgos

Sus inquietudes completan el mapa-mundi. Por afinidad filosófica, Peter Mair siempre prefirió las escapadas a Asia. En enero suele hacer un viaje a ese continente, el último ha tocado en Birmania (Myanmar, que suena a miarma). En la India dejó de fumar y en Bangla Desh conoció las privaciones. Pablo del Barco ha preferido el continente americano: siguió el curso del Amazonas, se emocionó en el lago Titicaca, ha conocido y traducido a los poetas brasileños y fue a Guatemala a dar una conferencia sobre Antonio Machado, que nació en el palacio de Dueñas, a dos pasos de la galería que ha puesto en venta.

Las posguerras de Pablo y de Peter las mantienen contra el paso del tiempo. Carmela Gálvez, su amiga, les ha facilitado una consulta con su hijo, el doctor Francisco Carreño, especialista en Fisiología del Deporte y Nutrición Celular Activa, con una cartera de clientes en Nueva York que daría para comprar la mitad de los países que visita Peter Mair. Pablo dice que tiene una lesión "de futbolista". Su padre suministraba los uniformes del Burgos, el equipo de su localidad, que acaba de mantener su categoría en Segunda B a costa del Linares. "Me acuerdo muy bien de Juanito", el futbolista malagueño que jugó en El Plantío y después lo haría en el Madrid, el Málaga, Los Boliches y la selección española. Tres años después que Peter Mair llegó a Sevilla desde el Torino, como máximo goleador europeo, Anton Polster. Peter ya era sevillista. "Menos mal que no fichó por el Betis, me habría complicado la vida". Fue su amigo, anfitrión e intérprete, con lo que también ejerció el oficio de Pablo del Barco. Polster entrena a un equipo de la 2ª B austriaca, un Burgos o un Alcoyano centroeuropeo.

A Peter Mair le trajo a Sevilla el Tirol. "Allí descubrí el sur de Italia. Yo quería otra cosa, cerca de África, menos Europa". Pablo del Barco ha puesto el cartel de Se vende en su galería, pero la mudanza le coge trabajando. Va a exponer en Segovia una muestra titulada Cuando la musa ataca. Peter nunca estuvo en Burgos, pero sí en Nepal, de donde procede la nuera de Carmela; Pablo nunca estuvo en Viena, expuso cerca de la frontera alemana.

Un austriaco y un burgalés brasileiro. Una metáfora de aquel testigo de la decadencia de Europa, Stefan Zweig, que nació en Viena y se quitó la vida en Brasil dejando algunas de las mejores biografías del siglo XX.

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